Borrar
Movilización de la organización PETA, una de las más beligerantes con la comercialización de artículos de piel. R.C.

A dejarse la piel

Los Ángeles va camino de convertirse en la primera gran urbe que prohíbe la venta de prendas de peletería. Antes lo han hecho otras ciudades californianas entre el gozo de los conservacionistas y la furibunda oposición de la industria

irma cuesta

Jueves, 5 de septiembre 2019, 07:23

Comenta

Mucho antes de que la fiebre del oro regara California de aventureros decididos a probar fortuna, en el Oeste de Estados Unidos llevaban siglos ganándose la vida cazando animales salvajes y vendiendo sus pieles. Quizá sea por eso que a muchos les cuesta ahora entender que están a un paso de decirle adiós a una actividad que parecía grabada a fuego en el ADN de los descendientes de aquellos tramperos.

Hasta ahora, tres ciudades de California han prohibido el negocio de las pieles dentro de sus respectivas jurisdicciones. El enclave de West Hollywood, en el centro del condado de Los Ángeles; la ciudad de Berkeley, en la zona universitaria de la bahía de San Francisco; y la propia ciudad de San Francisco, que el pasado marzo se convirtió en la urbe más grande en adoptar la medida, ya han dado un paso al frente para alborozo de las organizaciones que llevan décadas situando el uso de pieles de animales al nivel de un crimen despiadado y para indignación de las empresas que siguen haciendo caja con ellas.

Ahora es Los Ángeles, la cuna del cine y uno de los epicentros mundiales de la moda, la que está a punto de subirse a ese tren que no parece tener retorno. El Ayuntamiento de la megalópolis aprobó a comienzo de año una norma que, aunque no entrará en vigor hasta 2021 y aún deberá superar algún que otro debate antes de que su alcalde, Erice Garcetti, la ratifique, tiene todos los visos de salir adelante. Solo un concejal, Greig Smith, rechazó la propuesta, que lleva tiempo ya sobre la mesa del salón de plenos. El edil discrepante ha alertado de las consecuencias de tomar una decisión de ese tipo. Asegura que la futura ley llevará a la ruina a un montón de negocios y alerta de que la ciudad no puede permitirse un desastre económico de esa envergadura.

Los datos

  • 35.800 millones de dólares mueve cada año el negocio de las pieles en Estados Unidos, donde más de un millón de personas trabajan directa o indirectamente para la industria, según ha declarado Keith Kaplan, portavoz de la patronal.

  • Voces a favor Los representantes del sector mantienen que las alternativas artificiales al pelo natural son productos basados en el petróleo y no biodegradables, por lo que causan mayor daño medioambiental.

Smith, según ha dejado claro a través de las páginas de 'Los Ángeles Times', es más partidario de una normativa que controle cualquier abuso que de una prohibición como la que se ha planteado. Nada que ver con lo que opinan el resto de los miembros del Gobierno municipal y, por supuesto, los defensores de los derechos de los animales, que se han hartado de calificar a la industria peletera de «bárbara e innecesaria».

Como es fácil imaginar, los empresarios del sector han puesto el grito en el cielo. Advierten de que la futura ley coarta el derecho a decidir de los ciudadanos y proponen que, en lugar de la prohibición pura y dura, se apruebe una norma que obligue a que las prendas de piel se pongan a la venta acompañadas de un certificado que acredite que se ha tratado de forma humanitaria a los animales utilizados en su confección.

También mantienen que es una estupidez acabar con sus negocios cuando los ciudadanos de Los Ángeles que deseen burlar la nueva legislación solo tienen que desplazarse unos kilómetros –por ejemplo, a la vecina y glamurosa Beverly Hills, otro municipio del condado de Los Ángeles en el que reside una galaxia de estrellas de Hollywood– para comprarse un abrigo de marta cibelina.

La norma que se cocina en Los Ángeles en su cruzada contra la comercialización de productos de pieles de animales tiene excepciones. Podrán seguir vendiéndose prendas usadas en tiendas de segunda mano, las de animales muertos preservados a través de taxidermia o que fueron capturados legalmente bajo una licencia de caza.

Una victoria moral

Lo que nadie discute es que la de Los Ángeles, cuando se materialice, será la mayor victoria de un movimiento que no deja de ganar adeptos y que cuenta entre sus seguidores con numerosos famosos, entre ellos Charlize Theron, Penélope Cruz o Cindy Crawford. Muchos de ellos han prestado su voz y su imagen para encabezar campañas de organizaciones como la Asociación por el Trato Ético a los Animales (PETA, por sus siglas en inglés), un colectivo que parece decidido a no descansar hasta que el país quede completamente libre de pieles.

De hecho, para los promotores de la futura ley, «erradicar esta crueldad innecesaria es una victoria moral». Son palabras del concejal angelino Paul Koretz, uno de los que han estado detrás de la propuesta, quien ha declarado que «la grandeza de un país se puede medir por la forma en que trata a los animales. No hay nada humanitario en criar a un animal y matarlo por una vanidad superflua». Como él, la mayoría de sus compañeros del Consistorio están convencidos de que se trata solo de un paso más hasta convertir cada rincón de Estados Unidos en un lugar libre de pieles. Atrás quedan los tiempos en los que las nutrias eran desolladas para obtener lo que se conocía como 'oro blando'.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla A dejarse la piel

A dejarse la piel