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Priyanka Yoshikawa, Miss Japón 2016.
Miss reivindicación

Miss reivindicación

Los concursos de belleza ya no son un desfile de caras bonitas. Ellas exigen sus derechos, como la joven mestiza recién coronada en Japón con una fuerte polémica

guillermo elejabeitia

Martes, 13 de septiembre 2016, 19:58

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Los japoneses parecen no estar acostumbrados a la diversidad racial. En un país donde el 98% de la población presenta los mismos rasgos, la elección para el título de Miss Japón de una candidata mestiza ha levantado una polémica de tintes xenófobos. «¿Acaso no hay una cara japonesa pura que pueda ganar?», clamaban los críticos en las redes sociales minutos después de que Priyanka Yoshikawa se alzara con la corona. La respuesta de la flamante reina de la belleza no se ha hecho esperar, enarbolando los derechos de las personas hafu como se denomina a los mestizos en la cultura japonesa en un país en el que la «pureza de raza» todavía es un valor en alza. «Sí, mi padre es indio y estoy orgullosa de lo indio que hay en mí, pero eso no significa que no sea japonesa», ha advertido.

De padre indio y madre nipona, Priyanka Yoshikawa está acostumbrada a que sus orígenes se conviertan en un problema. Nacida en Tokyo en 1994, pasó parte de su infancia en California y en la India. «Al volver todo el mundo me trataba como si fuera un germen, como si al rozarme estuvieran tocando un bicho, algo malo», recuerda la joven, que hasta ahora trabajaba como entrenadora de elefantes. Su primer minuto de gloria como Miss Japón lo está utilizando para denunciar la discriminación que sufren quienes son como ella. «Conozco a muchos hafu que sufren acoso. Hemos luchado para no tener que pasar por eso y duele ver que aún queda mucho por hacer. Espero poder cambiar la percepción de la gente. El número de personas mestizas no hará sino aumentar, es el momento de aceptarlo», han sido sus primeras declaraciones.

La noticia de su elección no habría pasado del consumo local de no ser por una polémica que, para más inri, no es nueva. El año pasado Japón ya tuvo una miss mestiza, en este caso de padre afroamericano. Las críticas contra Ariana Miyamoto fueron todavía más virulentas. «Con esa boca tan grande y esa cara tan vulgar, ¿se puede ser Miss Japón?», se preguntaban los internautas. Los comentarios no le sorprendieron, llevaba soportándolos desde que era niña: «En la escuela me tiraban basura, los demás niños no querían ni tocarme y se salían de la piscina cuando yo me zambullía», contó en las entrevistas posteriores al concurso.

Su testimonio sirvió para poner frente al espejo a la sociedad nipona, en la que la raza sigue siendo un argumento de peso en muchos aspectos. Aunque hayan nacido en el país, hablen el idioma y tengan pasaporte nacional, los hafu siguen siendo tratados como extranjeros. Denunciar esa situación era precisamente su objetivo al presentarse al certamen de belleza, empujada por la muerte de un amigo, también mestizo, que se suicidó a los veinte años incapaz de soportar la crisis de identidad que sufría tras años de acoso. Tras coronarse como reina de la belleza, apenas recibió atención de los medios de su país, pero Amira Miyamoto se convirtió en un referente a nivel internacional. «Por mucho que hiciera activismo sobre el racismo como persona, no me prestarían la misma atención que si lo hago como Miss», reconoció.

Si bien muchos concursos de este tipo están cayendo en la irrelevancia Miss España dejó de celebrarse en 2011 acuciado por las deudas y los escándalos en el seno de la organización, todavía consiguen acaparar titulares cuando se convierten en plataforma para la reivindicación.

Pasó en la última edición de Miss Mundo en Sanya, a la que la representante canadiense no fue invitada por sus críticas al régimen chino, anfitrión del certamen. Anastasia Lin, nacida en la provincia de Huan pero criada desde los 13 años en Toronto, en cuya universidad estudió Historia y Ciencias Políticas, aprovechó la clásica pregunta sobre cuáles eran las causas que apoyaba para arremeter contra la intolerancia religiosa en el gigante asiático.

Ella profesa el culto Falung Gong una mezcla de meditación, ejercicios de autocontrol y enseñanzas éticas, prohibido en China desde 1999, y desde su exilio canadiense se ha convertido en una activista por la libertad de culto. Inflexible con cualquier voz discordante en los medios de comunicación, el gobierno comunista no quiso arriesgarse a que la candidata utilizara el concurso como altavoz para sus quejas. Declaró a Lin persona non grata, le denegó la entrada al país y no cursó invitación a Canadá para Miss Mundo, desatando una polémica que tuvo un eco mucho mayor en la prensa mundial. Sin llegar a participar en el certamen, se convirtió en la aspirante más famosa.

Algo parecido le sucedió a Ángela Bustillo, Miss Cantabria en 2007, cuando la organización de Miss España le impidió participar porque era madre de un niño de tres años. La joven inicó una cruzada que halló eco incluso en el Gobierno central. El Instituto de la Mujer tachó de «inconstitucional» la cláusula que la había descalificado y exigió la devolución de la corona de Miss Cantabria, mientras la aludida acaparaba muchísimos más minutos de televisión que cualquiera de las demás candidatas.

Transgresión

Una pátina de transgresión consigue sacudir algo de caspa a unos concursos que luchan por adaptarse a los tiempos. Daniel Rodríguez es el Mister España que más atención mediática ha recibido desde Jorge Fernández, allá por 1999. ¿La razón? Que no ha tenido ningún problema en reconocer abiertamente que es homosexual. «Siempre he llevado mi orientación sexual con total naturalidad, no imaginaba la repercusión que iba a tener decir que soy gay», reconoce. En su caso tampoco faltaron las voces críticas que reclamaban que debía haberse presentado a Mister Gay. Pero él se mantiene firme: «Encuentro peyorativo que me encasillen, ante todo soy Daniel Rodríguez, no solo el primer Míster España que es gay».

Quizá para evitar problemas, Patricia Yurena no destapó su orientación sexual hasta después de pasar por los concursos de Miss España y Miss Universo. Solo unas semanas después de volver de Rusia con la banda de Primera Dama de Honor de la más guapa del cosmos, reveló con una foto en Instagram que salía con la dj Vanessa Klein. Asegura que «es patético que se me conozca por ser lesbiana y no por lo que he conseguido profesionalmente», pero eso no le ha impedido hacer bandera de la visibilidad lésbica posando desnuda en Interviú en la semana del Orgullo Gay.

Como símbolo de reconciliación se alzó también Tailin Abu Hanna, la primera Miss Trans Israel, elegida el pasado mes de mayo. De nuevo, lo que más llamó la atención fue su origen. Es árabe y cristiana católica, una mezcla que invita a la tolerancia.

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