Pablo Hernanz evoca al Sagrado Corazón en el soneto anunciador de las Siete Palabras
La cofradía presenta la composición literaria en un acto convertido en un homenaje de la Semana Santa de Valladolid a Ángel María de Pablos
Siete Palabras que brotan desde el corazón. El soneto del pregón que anuncia uno de los acontecimientos más universales de la capital aúna este año ... la devoción popular más arraigada porque proclama Semana Santa y también exalta el Sagrado Corazón de Jesús en pleno año jubilar. Y es precisamente uno de los propósitos buscados y conseguidos por su autor, Pablo Hernanz Sánchez. La Cofradía de las Siete Palabras dio a conocer la composición literaria con la que un hermano a caballo de la penitencial recorre en la mañana del Viernes Santo las calles de Valladolid para convocar a turistas y forasteros al mediodía en la Plaza Mayor a escuchar y participar de la enseñanza del Sermón de las Siete Palabras. Y este anuncio fue especialmente emotivo porque la convocatoria denominada 'Palabra y Música' desde esta edición amplía su denominación para rebautizarse también como 'Memorial Ángel María de Pablos'.
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La Semana Santa realizó un homenaje al cofrade y periodista de El Norte de Castilla que falleció el pasado 24 de enero dejando un ingente legado cultural y espiritual en su ciudad natal. La Iglesia de Santiago acogió «un recuerdo de cofradía y hermandad» pero sobre todo lo fue «por admiración y consideración ante el sobresaliente trabajo que Ángel María hizo para la cofradía, por su dedicación», manifestó el alcalde-presidente de las Siete Palabras, Juan Pablo Ruiz Alejos, al recordar los dos sonetos de su autoría de 1984 y 2014, «pero sobre todo por la pujanza con la que siempre de manera perseverante y hacendosa colaboró y que redundó en la trascendencia del Pregón de las Siete Palabras para esta cofradía y para Valladolid». Fue un emotivo homenaje entre versos y con la mirada puesta en el Cristo de las Mercedes, su crucificado, y a cuyos pies el directivo entregó a su mujer, Aurora Escalona, visiblemente emocionada, una placa conmemorativa.
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Una noche de miradas al crucificado de Pompeyo Leoni y de recuerdos que comenzó cuando el profesor de la Universidad de Valladolid Javier Burrieza presentó al autor de la composición literaria: dos cuartetos que narran en sí mismos la Pasión de Cristo y la hora de nona, respectivamente, junto con dos tercetos que hacen la llamada a la Plaza Mayor, dirigida a «gentes de fe, agnósticos y ateos» y también hablan de alegría y de resurrección aunada en el Sagrado Corazón.
Pablo Hernanz precisamente comentó que quiso plasmar en estas líneas lo que significa Dios hecho hombre «tras un ejercicio de interiorización y comprensión» y reconoció que para él escribir este soneto ha significado «ser y sentirme de Valladolid y volver a participar en la Semana Santa después de muchos años fuera».
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Este profesional de la comunicación estratégica y política también reveló que, pese a la complejidad de contar la historia de Cristo en catorce versos «se trata de una breve historia de la Salvación». Pablo Hernanz insistió en la referencia al Sagrado Corazón con lo que el soneto cobra más actualidad mostrándose orgulloso de haber conseguido la función primordial, la llamada: «Citar a la gente en la plaza a escuchar el sermón y comprensible por quien lo escucha pregonar».
Tras la explicación, la primera lectura, la hizo su autor para a continuación hacer suyo el poema el cofrade que lo declama por las calles cada Viernes Santo, Álvaro Gimeno, quien con su característica voz llevó a los presentes al Palacio Arzobispal, la Academia de Caballería o la Plaza Mayor.
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La Banda Sinfónica de Arroyo y la cofradía recuperaron en el último tramo del acto la marcha procesional 'Las Siete Palabras', una pieza musical rescatada tras más de dos décadas sin sonar en las procesiones, dedicada a esta hermandad y con la que el compositor vallisoletano Mario Garrote quiso significar la puesta en valor de los siete grandes grupos escultóricos que esta penitencial alumbra en las calles.
Una iglesia abarrotada acogió un repertorio que comenzó con el estreno de Mesopotamia, que suscitó la sorpresa de los asistentes dado que numerosos instrumentos de viento metal sonaron desde el propio coro y capillas del templo. Después continuó con las conocidas piezas de Getsemaní y La Madrugá. La segunda parte fue de obras compuestas para Valladolid: la recuperación de Las Siete Palabras; Reina de la Platería, del sevillano Abel Moreno para la Vera Cruz y el Cristo de las Mercedes, de Eugenio Gómez y Pablo Toribio, tema convertido en himno para esta cofradía y para la capital.
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