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QUIQUE YUSTE
Segovia
Martes, 10 de julio 2018, 16:20
«La situación ahora mismo es malísima, pésima», afirma Beatriz Touriñán, una de las responsables de la protectora Animalejos. Y eso que aún faltan un par de meses para que llegue la peor época del año en lo que se refiere al abandono de animales, que coincide con el inicio y el final del periodo de caza, entre septiembre-febrero. Pero en las instalaciones que la protectora tiene en La Losa ya no cabe un animal más, lo que ha llevado a sus responsables a lanzar un grito de ayuda que les permita seguir manteniendo y gestionando adopciones de animales abandonados. La ayuda puede llegar en forma de adopción de un animal, pero también con donaciones, convirtiéndose en socio o colaborando de una forma más directa, ya sea como voluntario para pasear a los a canes o ofreciendo su vivienda como casa de acogida para la recuperación de animales que necesitan una atención más individualizada.
Toda ayuda es bienvenida para una protectora que abrió sus puertas en enero de 2014 en una antigua rehala de las afueras de La Losa para continuar con una labor que ya venían realizando sus responsables años atrás de una manera individual. Pero tras cuatro años y medio de aventura, el proyecto no aguanta la llegada de más animales. En la actualidad, 70 perros, 32 gatos, 2 yeguas, 2 ovejas y un cerdo vietnamita están acogidos en la protectora, que con la mitad de animales estaría en su capacidad ideal.
«Tenemos que parar de recibir animales, pero ¿cuándo paramos? ¿con qué animal decimos hasta aquí hemos llegado?», se pregunta Beatriz, quien confiesa que es incapaz de rechazar a un animal que le llega herido y necesita de atención. De hecho, en su domicilio particular acoge a más de una veintena de perros y más de una quincena de gatos –la mayoría de ellos con problemas físicos–, ya que no tienen espacio en la protectora. Y es que la sobreocupación amenaza el bienestar de los animales con el peligro de convertirse en otra forma de maltrato. Pero no es el único problema que afecta a la protectora. Las deudas contraídas durante los últimos años también acechan y superan ya los 10.000 euros entre gastos de veterinario y de pienso para la alimentación de los canes. «Llegará un momento en el que digan hasta aquí hemos llegado y no nos seguirán atendiendo», declara Touriñán.
En Animalejos no entran a valorar las causas por las que se produce el abandono. «Mucha gente se inventa excusas para que te quedes con los perros». No se rechazan, salvo que su acogida suponga un perjuicio para el resto de animales de la protectora. Es el caso de los canes procedentes de la caza, de casi 80 kilos, que debido a sus características tienen una escasa probabilidad de ser adoptados. «De esos casos acogemos uno de cada diez», confiesa.
Según explica Touriñán, un 40% de los perros que acoge la protectora «tienen prácticamente imposible ser adoptados» por una familia debido a los traumas o miedos que arrastran de sus experiencias anteriores. Así, pasan el resto de sus vidas en Animalejos, donde recientemente se ha plantado un árbol por cada can fallecido en la protectora. En lo que va de 2018, han conseguido entregar en adopción a unos cincuenta perros, pero han recogido el doble, a más de cien. «Siempre que se puede, se recoge el perro». Da igual si proceden de un hogar en el que han tenido una vida cómoda, por lo que su adaptación a la protectora es más complicada, o si llegan tras pasar años en unas condiciones precarias sin recibir una sola caricia, con lo que su estado de ánimo mejora al estar en un lugar en el que tiene atención y cuidados, aunque también requieren de un periodo para perder sus miedos. Por ello, Animalejos anima a la gente a que se acerque a sus instalaciones para pasar un rato con los canes y que estos puedan socializar también con el ser humano.
Normalmente, las familias que acuden a la protectora en busca de un can llegan con la idea de adoptar uno joven y en buenas condiciones –los que tienen alguna tara física tienen serias dificultades–, aunque en muchas ocasiones cambian su intención inicial. Los miembros de la asociación siempre se interesan por las circunstancias de cada persona interesada en adoptar un perro, para evitar situaciones como que una persona mayor se haga cargo de un cachorro nervioso al que no pueda controlar. «Es una fórmula que por el momento nos funciona. En estos años llevamos más de 500 perros adoptados y solo han devuelto a tres», subraya Beatriz. Antes de cada entrega en adopción, la protectora se encarga de esterilizar a las hembras. En los machos, la castración se produce nada más ser recogidos. Además, también son desparasitados, vacunados y chipados en el caso de que no tengan dueño y una vez transcurridos los veinte días que marca la ley.
Animalejos mantiene buenas relaciones con otras protectoras del país e incluso del resto de Europa. Han llegado incluso a acoger perros que se quedaron sin hogar en Portugal debido a los incendios del pasado año. Más difíciles son las relaciones con la Diputación , institución a la que denunciaron por el precio establecido para el servicio de recogida de animales de la provincia. «Ahora hay un sacrificio cero. La gente ha dejado de matar perros con un palo, echar en bolsas a gatos... Era algo necesario, pero no se han tomado medidas para evitar su proliferación. No hay familias suficientes para tantos animales, y en el convenio de la Diputación prima el interés económico al bienestar animal. Si una perrera que depende de una administración pública no está entregando a los animales castrados no tenemos nada que hacer», lamenta.
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