Simbiosis perfecta junto al castillo
Los artistas caucenses Ángel Sanz y Esmeralda Pascual exponen sus creaciones en 'Entre cuadros y piedras', que puede visitarse hasta el día 15 en el local anexo a los jubilados
Era algo con lo que siempre habían soñado. Exponer sus creaciones en su pueblo, Coca, para que sus vecinos comprobaran lo que desde hacía tiempo intuían: que son unos artistas. La irrupción de la covid trastocó sus planes, pero ahora, un año y medio después, Ángel Sanz y Esmeralda Pascual pueden por fin exhibir sus obras a través de la muestra 'Entre cuadros y piedras', que puede visitarse hasta el domingo 15 de agosto en la sala anexa al local de los jubilados, junto al castillo. Pocas veces la localidad segoviana había experimentado una situación similar. «Tan emocionante», como coinciden sus protagonistas. Arte caucense en plena eclosión.
Él viste las piedras –aunque también ha 'tocado' materiales como la pizarra u hojas de platanero– con creaciones cubistas. Ella, por su parte, dibuja con su pincel todo aquello que estimula su instinto creativo. Aficionados ambos, no ocultan su «nerviosismo» porque sus vecinos se lleven un buen sabor de boca de la exposición.
Ángel Sanz, antiguo funcionario de Correos, se sumergió «en el mundo» hace ya casi una década. Al principio –reconoce– se decantó por «formatos fáciles», bastaba con un rotulador negro. Pero con el paso del tiempo fue perfeccionando su afición, sumiéndose cada vez más en el arte, y se fijó en el cubismo de Miró, Picasso y Dalí. Ha estado, dice, en «constante evolución». Ni rastro queda de aquel rotulador oscuro que le sirvió de trampolín hacia la pintura de piedras. Ahora son varios los colores, formas y dibujos (monumentos como el Acueducto de Segovia, animales como mariquitas o escenas de cómic que retratan el paso de Astérix y Obélix por el municipio segoviano) que pintan las decenas de piezas que expone en la muestra. «No sé las que habré hecho en todo este tiempo, pero lo que tengo claro es que habrá muchas más», señala Sanz, quien anticipa que su intención es dar el salto hacia «algo mío, no solo obras de otros artistas». Asimismo, considera que es una técnicas que en los próximos años experimentará un fuerte crecimiento porque es «fácil, económico y lo tienes en la mano».
«Estoy muy nerviosa, pero también orgullosa de los cuadros, les he puesto mucho empeño y cariño. Siempre está ahí el miedo de no estar a la altura, de que no sean lo suficientemente buenos, pero espero que a mis vecinos les guste; con eso, más que suficiente», admite Esmeralda Pascual, que de una forma u otra ha estado toda la vida vinculada a las bellas artes. «En el colegio ya se me daba bien, pero lo dejé un poco apartado. Hace varios años empecé más en serio con clases, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de exponer de forma física», sostiene esta caucense, cuyas creaciones –expone cerca de cuarenta– son «mayoritariamente copias de otros artistas». «Si paso por un sitio y me llama la atención, hago una foto y después lo pinto. Lo hago por afición, disfruto mucho con ello», añade.
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