Segovia, bajo otra mirada pictórica

Después de más de cien años celebrando este curso, solo han sido tres ediciones las que no se han podido organizar. Uno de esos años fue el 2020, por la pandemia. Ya el año pasado se reanudó la actividad, pero con mascarillas y distanciamiento social. El curso Pintores Pensionados del Paisaje, organizado por la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, dio ayer el pistoletazo de salida con una visita guiada, una de las muchas que realizarán en los veinte días de estancia en la provincia. Los catorce participantes del curso se quedarán en Segovia hasta el 21 de agosto. Vienen de todas las universidades públicas de Bellas Artes, entre ellas Valencia, Elche, Salamanca, Madrid o Tenerife. Excepto de la facultad de Cuenca, que lleva dos años sin participar.

Normalmente, los estudiantes tienen una edad comprendida entre los 21 y los 30 años, pero este año hay una excepción: un universitario de 63 años de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Elías Barragán Sánchez está desarrollando el Trabajo de Fin de Grado actualmente y junto con la pintura realiza proyectos de escultura y grabado puntualmente.

El objetivo de estos días de aprendizaje es «la formación estética de los alumnos que vienen y la promoción de la pintura de paisaje de Segovia», según Fernando Herranz Solís, coordinador del curso junto a Sonia Tapias. Entre los parajes que visitarán se encuentran las Hoces del río Duratón y la ermita de San Frutos, los jardines y entorno del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso y los montes de Valsaín.

Este mes de agosto se verán caballetes o cuadernos de dibujo con estudiantes detrás de ellos por la Fuencisla, Zamarramala, Las Lastras, pero también dentro de la ciudad, en el casco histórico de Segovia. Incluso en La Choricera, «como edificio emblemático pero también contemporáneo de Segovia», explica el coordinador. La inauguración del curso tuvo lugar ayer en el aula de San Quirce y, aparte de los académicos y autoridades, estuvo abierta para los vecinos de Segovia que se quisiesen acercar. La llegada de los alumnos se prolongó durante todo el día. Según su organizador, la jornada fue intensa «porque un pintor no viene con un cuadernito o con una mochilita, viene con sus caballetes, viene con sus lienzos, viene con sus pinturas...». Después hay que descargar el material e instalarse.

Aparte de las visitas programadas, Dolores Fernández Martínez y Laura Ríos, profesoras de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, darán dos charlas sobre el mundo artístico actual. Ambas ponencias serán de entrada libre hasta completar el aforo. También habrá encuentros con académicos y «alguna que otra sorpresa». El curso se coronará con una muestra de la obra de los alumnos en las salas de La Alhóndiga, que estará disponible para visitar entre el 18 y 21 de agosto.

Desde que se comenzó este curso, en 1919, un millar de estudiantes han paseado y pintado los paisajes de Segovia. Al principio venían dos universitarios de cada centro nacional, incluso extranjeros, pero por los recortes económicos depende de las subvenciones del Ayuntamiento, de la Junta, la Diputación y la Caja de Ahorros de Segovia, más la colaboración de restaurantes de la ciudad. «Ojalá tuviésemos presupuesto para alojar a dos alumnos», lamenta Herranz. Al principio, los cursos se iniciaron en el Monasterio del Paular (Rascafría), pero en 1950 se trasladaron al Palacio de Quintanar de Segovia. Año en que la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce tomó relevancia.

Para acceder a este curso se necesita estar en el último año del grado de Bellas Artes o haberlo finalizado en cualquier facultad pública de España. Cada año son las propias facultades o la Academia de San Quirce, depende del caso, la que elige al universitario que pintará los paisajes de Segovia durante el verano.

• Temas
• Segovia
• Arte