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La plaza Oriental, San Nicolás y Vía Roma: así cambiaba Segovia en los años 50
Fotografías de los años 50 y 60 obra de Manuel Riosalido integran 'El valor de la mirada VII', que ya puede visitarse en el Museo Rodera-Robles
El Museo Rodera-Robles acoge ya la séptima entrega de 'El valor de la mirada', exposición fotográfica que rescata la mirada única de Manuel Riosalido (Foto Río) y se ha convertido en un auténtico tesoro para los segovianos. El material de este nuevo capítulo, procedente del archivo que custodia José Manuel Riosalido Gual, hijo del autor, transporta a la Segovia de los años cincuenta y sesenta, una ciudad pequeña pero en plena transformación urbanística y social.
Manuel Riosalido (Madrid, 1912-1964) llegó a la vera del Acueducto en 1944 tras haber pasado por Valencia y Vigo. Formado en artes gráficas, la Guerra Civil frustró sus planes iniciales, pero encontró en la fotografía una vocación y un medio de vida. En Segovia, donde fijó su estudio, se convirtió en cronista imprescindible de la vida local. Fotógrafo oficial del Ayuntamiento, la Diputación y la Academia de Artillería, y corresponsal de la Agencia EFE, Riosalido dejó un archivo de 210.000 negativos, patrimonio documental de dos décadas cruciales de la historia segoviana reciente que hoy se observa con un poso de nostalgia.
La exposición, compuesta por 72 instantáneas, captura la vitalidad de una Segovia que se desperezaba tras una dura posguerra. Las imágenes muestran la explanación de la plaza Oriental, el antiguo corralillo de San Nicolás o la construcción del edificio del INSS. También aparecen las huertas de San Millán, los primeros edificios de Fernández Ladreda, la carretera de Boceguillas (hoy Vía Roma) o la construcción de los bloques del Taray. Una panorámica de 1953, montada por Juan José Bueno a partir de cinco negativos, destaca por su valor documental: tomada desde La Piedad, revela una ciudad en transformación, con la traza del Paseo Nuevo como incipiente eje urbanístico.



Más allá de los cambios físicos, las fotos de Riosalido destilan vida. En ellas aparecen personajes célebres, como el torero Andrés Hernando, el ceramista Daniel Zuloaga, el pintor Lope Tablada de Diego, el mesonero Cándido, el futbolista Ferenc Puskas o la actriz Sophia Loren. Escenas costumbristas, como las carreras de motos, los toros en las ferias, el carro del carbonero o las chicas de la Cruz Roja evocan una Segovia ya desaparecida. La exposición se completa con objetos de la época, procedentes de las colecciones de Juan Ignacio Davía, Juan Pedro Velasco y Mariano Mate, que añaden color y contexto a las imágenes en blanco y negro.
La inauguración de la exposición tuvo lugar ayer. «Gracias a la Fundación Rodera-Robles, a Rafa Cantalejo y a colaboradores como Juanjo Bueno, estoy teniendo la oportunidad de dar a conocer el trabajo de mi padre, del que estoy muy orgulloso», dijo José Manuel Riosalido, coordinador de la muestra. El archivo Río es fuente inagotable de sorpresas. «Hay tantas imágenes que, mientras la Fundación quiera y me queden ganas y salud, puedo seguir haciendo exposiciones». Y en el recuerdo, la Segovia de su infancia, con pocos medios económicos, «pero muy divertida».
Rafael Cantalejo, director del museo, destacó la importancia de la séptima muestra y evocó recuerdos personales: «Me ha gustado ver la plaza Oriental en construcción o los solares de Ezequiel González. Las fotos de las fiestas de los Maristas, las alumnas de las Jesuitinas o el carro del carbonero sacan a la luz una vida que se pierde en la memoria, pero que la fotografía nos permite revivir». Por su parte, Miguel Ángel de Vicente, presidente de la Diputación y del patronato del museo, subrayó el valor del archivo: «Nos sigue sorprendiendo con imágenes costumbristas, el crecimiento urbano y el glamour de la hostelería segoviana».
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'El valor de la mirada', que podrá visitarse hasta diciembre, es una invitación a redescubrir Segovia a través de los ojos de Foto Río. Sus imágenes, delicadas y evocadoras, despiertan una nostalgia que conecta generaciones y recuerdan que la esencia de aquella ciudad que vivieron nuestros abuelos perdura en el legado de Manuel Riosalido.
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