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Brais González se dispone a disparar a puerta ante la oposición de la defensa manchega.

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Brais González se dispone a disparar a puerta ante la oposición de la defensa manchega. Carnicero

Nava ve gigantes en Ciudad Real

Los segovianos caen con claridad ante un recién ascendido en el Quijote Arena y están en el furgón de cola con dos puntos

Domingo, 12 de octubre 2025, 21:27

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La entrañable épica del Quijote, la de ver gigantes donde solo había molinos, encontró ayer paralelismos en un Nava que llegó a Ciudad Real en busca de pistas sobre la realidad detrás de su peor inicio en Asobal y fue superado por un Caserío que parecía más un gigante de novela caballeresca que un recién ascendido. Una derrota con contexto, desde un pabellón histórico convertido en una caldera a los contactos en la trinchera de los pivotes, la gran baza del ataque manchego. Sin florituras, solo con una ofensiva esforzada y una defensa ordenada, los locales dominaron una contienda que resolvió el pistolero Alonso Moreno desde los siete metros. Los de Álvaro Senovilla, con dos puntos de los primeros diez en juego, evidenciaron una falta de ideas en ataque que, en un día ordinario de su portería, sin hazañas, terminó siendo demasiado lastre. Están en el grupo de cinco equipos que cierran hoy la tabla.

Caserío Ciudad Real

Santi Giovagnola, Morales, Lumbreras, David Fernández (4), Alonso Moreno (9), Jorge Romanillos (2), Víctor Morales (1), Palomeque, Javier Domingo (2), Pérez de Inestrosa (1), Sergio López (3), Omar Sherif (5), Sergio Casares (1), Torres y Gull (2).

30

-

27

Balonmano Nava

Brais González (3), Edu Reig (3), Otero (2), Pugliase, Carró (1), Óscar Marugán (1), Josu Arzoz (2), Dzmitry Patotski, Lilian Pasquet (2), Javi Carrión (1), Rui Baptista (4), Joao Bandeira (1), Nico Bonanno, Tahu Lufuanitu (5), Mateus Buda y Pablo Herranz (2).

  • Parciales: 3-2, 6-3, 7-6, 9-8, 12-9, 15-11 (descanso), 17-14, 19-15, 22-16, 23-20, 26-22 y 30-27.

  • Árbitros: Álvarez Mata y Bustamante López. Señalaron cuatro exclusiones a los locales y a los visitantes.

  • Incidencias: Quijote Arena (Ciudad Real).

No se puede decir que el Caserío no mostrara sus intenciones desde el principio: el egipcio Omar Sherif, uno de los pivotes más voluminosos de la liga, recogió la primera asistencia y bautizó a Buda en seis metros. A la siguiente repetía receta y ponía el 3-0 en apenas dos minutos y medio tras dos ataques de los segovianos resueltos con tiros de Brais González que no cogieron portería. Tuvo que ser Edu Reig el que abriese el marcador visitante aprovechando la superioridad numérica y un buen pase de Rui Baptista, el motor de un ataque que, precisamente por ello, es casi previsible. Su calidad, al ángulo que gana saltando hacia la izquierda para trazar un lanzamiento cruzado contra la cepa del poste, niveló el electrónico en un inicio a ráfagas. Siguió un parcial de 4-0 de los locales: su base nutricional está en Sherif, con finalizaciones como una rosca en la que roza los límites de su voluminosa motricidad, pero cuando a eso se suman invitaciones al contragolpe por las pérdidas naveras, llegan los problemas. Goles sencillos para Sergio López y Sergio Casares, jugador de fondo de armario en el Nava que ascendió en 2023, y una transición que Alonso Moreno estrelló contra el larguero, casi la única mácula de una mañana perfecta. Así que Senovilla, con 7-3 abajo, paró el partido.

Su dibujo bien ordenado, con goles del pivote y sin pérdidas, permitió al club manchego mandar a lo largo de todo el encuentro

Antes que el 9 de embocara ocho de esos nueve penaltis, Buda le paró el primero a Ángel Pérez y puso su piedra en la recuperación segoviana: otro parcial de 4-0, gestado en un pase picado de Pasquet a Herranz en el pivote y en dos transiciones de Baptista y Lufuanitu. Esta vez fue Santi Urdiales quien paró el partido y taponó para toda la mañana la fuga de las pérdidas. Sin ese atajo, el Nava no daba con la fórmula en estático ante una defensa que no escatimaba en los contactos. En esas, el marcador amarillo fue creciendo y David Fernández, otro clásico navero de los primeros periplos en Plata, alguien que no se sintió preparado para volver allí y prefirió probar primero su nivel en una plaza menos existente como Ciudad Real, ponía el 15-11 casi sobre la bocina del descanso.

Los naveros escuchan a su entrenador en un tiempo muerto. Carnicero

¿Cómo remontar? El primer problema era Sherif, que obligaba a una guerra sin cuartel: no solo marcaba, sino que le sacaba la exclusión a Pasquet. Como se sumó a la de Herranz por un golpe accidental en la cara de Fernández, el Caserío tuvo un ataque de seis contra cuatro que chafó con una falta en ataque. Imperdonable. Había señales de que no era el día, como el penalti que le paró Patotski a Moreno, pero el rechace le cayó a las manos al ejecutor, que no perdonó a la segunda. En la otra portería, el Nava necesitaba tejer a la perfección para sumar, como un pase picado de Bandeira entre dos defensores que Carró tuvo que embocar con un escorzo entre las piernas de Giovagnola, que se estaba adueñando del partido, sacando pecho ante cada parada. Las que le facilitaba la defensa, como el tiro forzado de Bandeira desde nueve metros, un ejemplo de los esfuerzos del portugués para conectar con un duelo que le fue esquivo. Y las que se ganaba él, como la que le sacó a Carró en seis metros. El otro pivote amarillo, Romanillos, ponía un alarmante +6 (21-15): habían pasado tres minutos desde que Senovilla había pedido tiempo muerto y los suyos no habían anotado.

La épica de otras temporadas, un Nava habituado a remontar, a someter a los rivales por pura intensidad en el último cuarto de hora, tampoco apareció. Y eso que el Caserío venía de dilapidar una buena renta ante el Puente Genil en el mismísimo Quijote, una discoteca en la que el speaker se aseguraba el ruido. Brais lideró un conato de reacción con dos goles valientes: ataques rápidos, como un cuchillo cortando mantequilla. Pero Giovagnela le paró en seis metros con la pierna izquierda uno de esos golpes que generan parciales. Se acercarían a tres con un tiro de siete metros de Edu Reig, el único visitante, pero el Caserío tuvo los penaltis de Moreno para alimentar al fuego y aprovechó los huecos cuando el Nava se desnudó en busca de la anarquía, la única fórmula para voltear un déficit de cinco goles a cinco minutos del final. No hubo milagro. Aunque, eso sí, maquillo un -7 en un -3, un detalle que puede ser clave de cara a average si ambos acaban siendo rivales directos.

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