Segovia
De las molestias de las obras a las dudas del resultadoPortales sin protección contra las lluvias, badenes y bajos beneficios durante los meses de los trabajos son algunas de las quejas de los comercios del eje Catedral - Alcázar
Laura Olano
Segovia
Viernes, 2 de agosto 2024, 11:59
Las obras de la calles Daoiz, Marqués del Arco y la plaza de la Merced, que llevan desde la Catedral al Alcázar, han terminado después de un año y medio de reforma que se ha convertido en una pesadilla para vecinos, comercios y peatones. Para los negocios de la vía han supuesto una bajada tan grande de clientes que tenido incluso que cerrar por temporadas. A pesar de las numerosas reclamaciones, los comerciantes entienden que el Ayuntamiento de Segovia no ha sido capaz de dar una solución a las tiendas y restaurantes que han visto sus beneficios bajar como la espuma. Se quejan de los cortes que no dejaban pasar a los clientes, pero también del resultado de los arreglos. Algunos de los dueños dicen estar tan enfadados que no han querido ni contar su historia.
Irene Rodríguez, trabajadora de la agencia Tu viaje con guía, cuenta cómo hacer los tours por la ciudad se convirtió en una caótica misión: «Cada día llegabas y no sabías si estaba abierto o cerrado y tenías que ir por otro lado». Comenta además que, a pesar de los carteles que señalaban el camino al Alcázar, los turistas se perdían a menudo por las calles. No es el único negocio afectado por los cortes. Un trabajador del hotel Don Felipe relata lo complicado que era indicar a los clientes la llegada al garaje. No contaban con un plan previo ni ninguna solución desde las instituciones y algunos de los usuarios dijeron que de haber sabido la situación habrían elegido otro establecimiento.
También la tienda Aquelarte ha notado la falta de movimiento. Su dueña y vecina de la calle, Blanca García, asegura que durante casi tres meses se vio obligada a abrir solo los fines de semana porque de lunes a viernes el paso estaba cortado por completo. Además de la falta de clientela, era muy molesto el ruido, el polvo y la maquinaria. «Incluso algún día no poder entrar porque había vallas y tenías que esperar a que los operarios pudieran moverlas», añade. Sobre el resultado, opina que ha quedado «bonito y funcional» pero confiesa no estar «segura de que esté todo pensado al milímetro». Se refiere a las alcantarillas tras haber visto cómo el agua corría al lado de ellas sin que ayudasen a evacuarla.
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Juan Manuel, de la tienda Regalos Manuel, tiene una historia muy similar a la de Blanca, aunque se muestra más enfadado. Dice que están «muy disgustados porque nos han tenido cuatro meses cerrados» en los que veían pasar a la gente por la ciudad sin que pudieran llegar hasta las puertas de sus negocios. Cuenta que con las obras han subido el nivel de la calzada y la acera, dejando a muchos negocios sin el escalón que les separaba de la calle y, por tanto, de las corrientes de agua cuando llueve. Aunque él tiene suerte y aún le queda un pequeño peldaño, señala disgustado la librería que tiene enfrente, ahora a ras del suelo.
También se quejan algunos de la falta de ayudas. Es el caso de Alfonso Jimeno, del restaurante Don Jimeno. Cuenta que se han visto obligados a cerrar muchos días y a reducir plantilla a causa de la poca gente que podía cruzar la calle por las obras. Alfonso asegura que les dijeron que les iban a bonificar o reducir las tasas municipales, pero cuando han reclamado el dinero se lo han negado. Tampoco han sido capaces de conseguir ninguna compensación por los perjuicios causados.
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