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Presa del Tejo, en El Espinar. Pedro Luis Merino
Un legado de agua, naturaleza y disputas del embalse que tendrá que ser vaciado con urgencia

El Tejo

Un legado de agua, naturaleza y disputas del embalse que tendrá que ser vaciado con urgencia

El anuncio del vaciado inminente del embalse de El Espinar resucita las vicisitudes que la gestión de la infraestructura ha experimentado desde su construcción

Carlos Álvaro

Segovia

Viernes, 17 de enero 2025, 09:08

El Consejo de Ministros aprobó, el pasado martes, la emergencia de unas obras, por valor de cinco millones de euros, que tienen como objetivo garantizar la seguridad de la población de los núcleos más próximos a la presa del Tejo, situada en el término municipal de El Espinar. Para definir y ejecutar la intervención, será necesario vaciar el embalse del que beben los vecinos de los núcleos de El Espinar, La Estación y San Rafael. Mientras se realizan los trabajos, el suministro de agua para las personas residentes en estas poblaciones, alrededor de 8.000 vecinos, se obtendrá de Puente Alta, el pantano de Revenga.

La medida resucita las vicisitudes que la gestión de la infraestructura ha experimentado desde su construcción, concebida para asegurar el suministro de agua en verano, cuando la población de la zona se triplica debido a la llegada de vecinos de segunda residencia. La presa existente, la llamada Vado de las Cabras, no ofrecía suficiente abastecimiento. El Tejo, cuya construcción concluyó el 5 de junio de 1979 tras muchos años de gestiones y obras, es reflejo de un tiempo en el que España buscaba mejorar su infraestructura hidráulica para hacer frente tanto a la sequía como a la demanda creciente de agua potable.

La ubicación de la infraestructura en el río Moros, en el corazón de la sierra de Guadarrama, responde, pues, a necesidades prácticas, pero también se integra en un paisaje con un elevado valor natural. El embalse posee una capacidad de 1,2 hectómetros cúbicos y regula un área de 10,18 kilómetros cuadrados de cuenca. Situado a 1.500 metros de altitud, el pantano es el principal proveedor de agua de El Espinar, San Rafael y La Estación de El Espinar (La urbanización de Los Ángeles de San Rafael se abastece de su propio embalse). El Tejo es una presa de gravedad de tierra, producto de la ingeniería de la época, con una aportación media anual de 7,97 hectómetros cúbicos.

Desde su origen, la presa ha sido objeto de conflictos administrativos y tensiones entre las autoridades locales y nacionales. Uno de los principales puntos de fricción reside en la titularidad. La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) siempre ha sostenido que la responsabilidad del mantenimiento recae en el Ayuntamiento de El Espinar, mientras que el municipio considera que, dada la magnitud de las obras necesarias para reparar fugas y grietas, es la CHD la que debe intervenir. La disputa ha dado lugar a varios enfrentamientos administrativos.

En cualquier caso, las intervenciones necesarias en la infraestructura no pueden esperar más y el Estado ya ha dado los primeros pasos para intervenir. Las obras obedecen a los numerosos problemas estructurales que la presa del Tejo ha tenido siempre, agravados por el mantenimiento deficiente.

En algunas ocasiones se propuso la recrecida de la presa para aumentar su capacidad, pero cada intento chocó con los estudios de impacto ambiental, que alertaron de los riesgos que la operación conllevaba para la flora y la fauna del entorno. Las negativas de Medio Ambiente dejaron en pausa cualquier proyecto de expansión y en los últimos años la atención ha estado focalizada en el mantenimiento de la infraestructura existente.

La presa del Tejo es, más que una obra de ingeniería, un símbolo de las complejidades que la gestión del agua tiene en España, donde la historia, la naturaleza y la administración se cruzan en un desafío continuo.

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