El histórico peregrinaje de la cultura popular al Santuario del Henar
Año Jubilar Henarense ·
El historiador cuellarano Juan Carlos Llorente desgrana las diversas facetas y tradiciones aparejadas a las romerías y el fervor por la VirgenEl Santuario de Nuestra Señora del Henar es y ha sido durante siglos unvivero castellano de devoción y cultura popular. Así lo puso de manifiesto el historiador cuellarano Juan Carlos Llorente, durante una de las conferencias enmarcadas en la celebración del Año Jubilar Henarense. El experto detalló que, a su juicio, la cultura es lo que florece, lo que da un pueblo o las circunstancias de la sociedad, por lo que citó varios adjetivos que van unidos a la cultura henarense, como devocional, de encuentro, de comercio y mercado, de carácter gastronómico, de arte paisajístico, histórico artístico y también musical y poético.
Está clara la cultura devocional con la fe mostrada a María durante siglos, lo que incluso se recoge en unas coplillas recitadas por el conferenciante. «Al Henar se viene aunque sea a implorar favores de variedad múltiple, peregrinando» Cuatro siglos de la concesión de la fiesta lo cuentan. Así, el historiador relató cómo en 1696 en el santuario se hacían eco ya de la llegada de romeros procedentes de lugares tan dispares como Vizcaya, Galicia, las dos Castillas, Valencia, León, Aragón, Navarra, Andalucía o Extremadura. El camino se hacía a pie o en carromatos de toda clase y condición durante varios días, lo que arropa también una 'cultura de peregrinación'.
Entre los peregrinos ilustres, entre los que se encuentran duques, condes y marqueses, destaca la visita, en la primavera de 1759, de la reina Isabel de Farnesio, viuda de Felipe V peregrinó en un momento en el que estaba apartada de la corte y refugiada en el Palacio de Riofrío. Llorente señaló que, según las crónicas de la época, acudió acompañada de un hijo, que era infante heredero al trono español. A los tres meses de su visita, su vástago Carlos era coronado como Carlos III.
Llorente también desgranó cómo El Henar es 'cultura de encuentro', punto de reunión de familias que llevan tiempo sin verse; pero también de aquellos llamados a filas, que en muchos casos tenían su punto de partida en este santuario, lugar donde también se han celebrado reuniones de quintos. Encuentros juveniles, infantiles, familiares, bodas, también de plata, oro o platino, congregaciones marianas, parroquiales, diocesanas…
No se quiso olvidar de la 'cultura de comercio', en buena parte centrada en el día de la romería, una cita anual que suponía también un lugar de trueque y tratos cerrados entre agricultores y ganaderos. Era también el momento de adquirir bienes domésticos y donde se daban cita multitud de oficios, muchos ya desaparecidos, que mostraban, vendían y daban a conocer sus productos e industria. Destacó Llorente el papel de los alfareros, algunos de los cuales adquirieron una gran fama, como es el caso de los de Portillo y su arrabal, con la venta de cazuelas, cántaros, porrones y diversos cacharros.
Tradición gastronómica
La cultura en El Henar también tiene un carácter gastronómico. En el día de la romería se ponían a la venta y se degustaban algunos productos autóctonos, como las sandías, melones, girasoles o perillos. También por entonces llegaron de fuera otros alimentos como las avellanas, desde Cataluña y Asturias, un fruto que tiene un gran arraigo cada año el día de la fiesta de la Virgen. Hace años las avellanas incluso se arrojaban sobre el manto de la imagen durante la procesión.
La gastronomía inunda de sabores la pradera, que «se llenaba de fragancias culinarias», según Llorente, quien destacó que eran tres los alimentos estrella que los vecinos degustaban en sus reuniones: lechazo churro, escabeche de barril y tortilla española. Esta última se mantiene como la reina de cada romería, acompañada de filetes empanados.
Otra faceta cultural del santuario es la del arte paisajístico e histórico artístico. Para Llorente, el lugar «es un claro pozo de bellos paisajes» en cualquier estación del año. Artistas, escritores y fotógrafos han reflejado el enclave en sus trabajos. El historiador destacó la labor del sacerdote Benito de Frutos, gran devoto de la Virgen, a la que regaló un manto de la Orden de Carlos III. Tampoco se olvidó del fotógrafo cuellarano Rafael, testigo de multitud de fiestas de la Virgen, llegando incluso una de estas imágenes a ser portada del diario nacional 'ABC' en 1957, mostrando así el fervor que la gente sentía por la imagen del Henar.
«Precioso baúl de arte»
El entorno y el propio santuario son un hito histórico y artístico, tanto por su continente con la iglesia, claustro, sacristía, camarín y sala de exvotos, como en el contenido, con seis retablos, una gran riqueza pictórica con frescos y lienzos de óleo sobre cobre e imágenes, entre las que sobresale la románica de la Virgen del Henar. También hizo hincapié en la riqueza de los elementos que posee la sala de exvotos y en el vivero paisajístico para los artistas que es el santuario, que además fue definido como «precioso baúl de arte».
El historiador destacó a su vez la cultura musical y poética y cómo el fervor y la oración se hacen danza en El Henar. En el siglo XIX las procesiones se acompañaron ya de la música castellana, dulzaina y tamboril, que se mantienen hoy en día. Por entonces, con los dulzaineros llegaban también los ritmos más nuevos de cada zona, convirtiendo el lugar en punto de encuentro del folklore castellano.
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