La gran cocina del barrio de El Salvador
El popular barrio cuellarano cerró sus festejos en honor a la Virgen de la Palma con el reparto de un millar de raciones de patatas con carne
Tras un fin de semana de intensa actividad, el barrio de El Salvador cerró anoche sus fiestas del Henarillo. Y lo hizo a lo grande, con una de las tradiciones marcadas en rojo en el calendario de todos los cuellaranos, a la que acuden incluso vecinos de distintos puntos de la comarca: el reparto de cientos de raciones de un guiso de patatas con carne.
Durante la mañana, varios vecinos del barrio, en su mayoría mujeres, iniciaron los preparativos del guiso. Pelaron y partieron cebollas, pimientos y tomates, para así tener parte del trabajo, en este caso del sofrito, listo para llevarlo a la cazuela. Ya por la tarde, en torno a las 16:00 horas, el atrio de la iglesia del Salvador se convirtió en una gran cocina, con casi dos decenas de mujeres encargándose de la tradicional pelada de patatas y varios miembros de la asociación cultural ayudando con la logística. En esos momentos, mientras unas pelaban y cachaban las patatas, otros se encargaron del encendido de las hogueras, prepararon la leña o limpiaron las doce grandes cazuelas en las que después se realizó el guiso.
En esta ocasión los sofritos y la preparación de la carne se realizaron en una cochera particular. Pero las protagonistas del guiso, las patatas, se cocinaron de la forma tradicional, en las grandes ollas con agua caliente. En total se pelaron, partieron y guisaron 400 kilos de patatas (cedidos por la cooperativa del campo Glus I). Para la preparación de las más de mil raciones del guiso también se utilizaron otros ingredientes, como unos 70 kilos de carne, 30 de cebollas, otros tantos de pimientos verdes y rojos, 15 de ajos, 30 de tomates, dos kilos y medio de pimentón (parte de ello picante, pues una de las cazuelas se realiza con este ingrediente para todos aquellos que prefieren un sabor más fuerte), decenas de hojas de laurel, más de una docena de litros de aceite, agua y sal.
En torno a las 21:30 horas eran ya varias las decenas de personas que esperaban con su plato y su cuchara para ser los primeros en poder degustar el rico plato. Su espera y la de los vecinos del barrio estuvo amenizada por la música tradicional, que en esta ocasión llegaba desde los sonidos de una nueva edición de la concentración de dulzaina y tamboril. El reparto finalizó en torno a las 23:00 horas, cuando todos los voluntarios que se habían encargado de la organización, cocina y entrega de las raciones, que casi alcanzaron el millar, pudieron descansar y degustar un merecido buen plato del guiso de patatas con carne.
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