
mónica rico
Cuéllar
Lunes, 14 de diciembre 2020, 23:47
La música, los sonidos que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida, también se ha visto afectada por la pandemia. Los conciertos, muy ... escasos en la actualidad, han visto mermado su público debido a las reducciones de aforo y las procesiones en las que el folklore más tradicional llenaba las calles de notas y alegría, han desaparecido, con lo que algunos de los instrumentos más tradicionales, como es el caso de la dulzaina, corren peligro de abandono.
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Para que esto no ocurra, el músico cuellarano Javier Pilar, director de la escuela de dulzaina Collara, ha ideado una funda con la que dotar de seguridad a este instrumento. Fue entre mayo y junio, tras el confinamiento, cuando la nueva normalidad comenzaba a instalarse en todos los sectores, cuando Pilar se dio cuenta de que las bandas habían ideado una funda para la campana de los instrumentos de metal, lo que en estos puede funcionar, puesto que todo el aire pasa por el tubo y finaliza allí.
Sin embargo, existen otros como clarinetes, saxofones o dulzainas que no pueden utilizar ese sistema, puesto que el aire también sale por los agujeros del instrumento cuando éste se está tocando. «Si el covid se propaga por aerosoles, no es seguro, porque el aire se escapa por los agujeros. A veces estás tocando y ves saltar las gotitas de saliva», detalla Pilar. Ante esta situación se le ocurrió idear una funda, una bolsa, para poder tocar la dulzaina de forma segura, sobre todo en interiores, aunque también es posible para tocar en la calle, que, aunque se esté al aire libre y manteniendo las distancias, también evita la propagación de los aerosoles.
Poco a poco creó la 'mascarilla' para dulzainas, una bolsa que tiene dos mangas que se ajustan con una goma para que tampoco salga el aire por la zona de las extremidades. También se añade una pantalla de plástico que se sujeta al tudel, para evitar que el aire que el músico expulsa cuando respira se extienda. Así, choca contra la pantalla «y con eso evitas que se expanda por la habitación, la sala o dónde estés», detalla Javier Pilar. Además, para evitar que dentro de la funda se puedan acumular los restos de la saliva, Pilar incluye en el interior un papel de cocina absorbente.
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En definitiva, se trata de una funda con un velcro, en la que metes la dulzaina, pasas el tudel por un agujero que tiene en un extremo, pones la pantalla, la goma para ajustar, la caña, se meten los brazos por las mangas, «y a tocar», destaca Pilar, que realiza esta funda con material de tela TNT, un tejido que se utiliza para la realización de mascarillas, además de batas quirúrgicas. Además es lavable (unos 20 lavados manteniendo sus características) y, según los cálculos del músico unas ocho horas de uso, «al no estar continuamente pegada a la boca», por lo que se puede utilizar para más de un concierto o clase. Y es que la funda está ideada principalmente para las clases de dulzaina. De hecho, desde Cuéllar, Javier Pilar ya ha enviado estas mascarillas para las dulzainas de las escuelas de Ávila y Aranda, referentes en el mundo de la dulzaina. Una vez que se termina la clase o el concierto, el músico únicamente tiene que sacar la dulzaina de la funda y cerrarla con cuidado, «moviéndola lo menos posible». Se guardaría, y una vez en casa, «se da la vuelta y se sacude un poco. Después se deja que se seque», y lista para un nuevo uso. Otra de las ventajas de esta funda, con la que se intentan evitar contagios del coronavirus, es que no afecta al sonido. Para los escépticos, pueden ver que apenas existen diferencias en los vídeos que Javier Pilar ha colgado en su perfil de Facebook o en su canal de Youtube.
En su escuela Collara, donde por el momento únicamente imparte clases individuales de este instrumento, además cuentan con otras medidas de seguridad, como ventilación continua, desinfección de todo lo que entra en contacto con el alumno y del suelo, un filtro de aire hepa y una pantalla de metacrilato.
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La funda, además, podría adaptarse para su uso en otros instrumentos de viento. «Toda precaución es poca para seguir adelante con nuestra pasión y nuestra forma de vida», apunta el músico, que ha ideado esta 'mascarilla', con la intención de que «la música no pare».
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