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Elena González, junto a una portería, en el pabellón Pedro Delgado. Óscar Costa
La fórmula de Elena González, la mejor portera de fútbol sala

La fórmula de Elena González, la mejor portera de fútbol sala

La meta del Poio Pescamar, premiada por sus compañeras de Primera, explica cómo ha crecido en mentalidad y su idea de buscar un empleo como química

Domingo, 29 de diciembre 2024, 12:55

Elena González ha sido nombrada por sus compañeras de la Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala Femenino como mejor portera de la última temporada en Primera División, pero ella no se votó a sí misma. «¡Eso está feo!», defiende categórica alguien que se ha hecho un nombre en el deporte con la humildad. Eligió a Valeria Gálvez, del Antequera, por su seguridad, su juego de pies y su proyección, unas cualidades que, casualmente, son paralelas a las suyas. La canterana del Unami, alguien que ¡ se saltó etapas como adolescente, internacional con la selección, ha alcanzado con 24 años su mejor versión. «Era una chica a la que le faltaban muchas cosas por aprender; ahora también, pero he evolucionado jugando con los pies, en las tomas de decisión y en la mentalidad. Ahora soy más dura, ese es el salto de calidad que he dado».

La humildad en el voto la extiende al galardón, que premia la segunda vuelta inmaculada de su equipo, el Poio Pescamar, gallego: «Es un orgullo. Y la recompensa al trabajo y al equipo. Sí, yo soy la portera, pero mis compañeras también ayudan a que lleguen menos balones o a que los tiros sean en peores condiciones». Recuperaron 12 puntos de déficit con el 'play off' a mitad de temporada gracias a la solidez defensiva. «Una vez que evitas que te marquen goles es más fácil ganar los partidos». El lema de que los ataques ganan partidos y las defensas, campeonatos. Sencillo, pero inapelable. Una línea que han mantenido esta temporada con la clasificación para la fase final de la Copa de la Reina tras dos años sin hacerlo, un título que buscarán, como el de la Supercopa. Ha encajado 27 goles en 15 partidos este curso, un dato que solo mejoran Torreblanca y Burela, dos de los tres 'cocos', junto al Futsi. Su equipo es sexto, a cinco puntos del 'play off'.

Elena se define como «una portera bastante completa, muy buena en los uno para uno y en los penaltis», dos ámbitos clave. En los mano a mano, cuenta mucho si la rival es diestra o zurda para tomar una de las dos decisiones: hacer la cruz o la brasileña, es decir, caer con las rodillas. «Y aguantar. Si te tiras de primeras, te van a regatear. Es esperar el momento justo. Hay jugadoras que no cambian de sitio y sé de antemano que me voy a tirar ahí, pero con otras decido según estén posicionadas o dónde miren». En los penaltis, cuenta instinto. «Aparte de que haya scouting y demás, intento decidir justo en el último momento»» Y la confianza. «Saber que si va a ese lado, la voy a parar; no lo típico de te da y entra, hay que ir con la convicción». Con todo, acepta que un penalti perfecto es imparable. «Si te lo tiran a la misma escuadra, es muy complicado».

El fútbol sala es un deporte de decisiones rápidas y Elena ha aprendido a tomarlas, por ejemplo, en los saques: cuándo hay que jugar a la contra y cuándo toca imprimir calma. Y la mentalidad, el gran cambio. «Antes a lo mejor me metían un gol y me costaba mucho estar en el partido. Ahora puedo seguir jugando sin problema». Vivir el presente, algo más fácil de decir que de hacer. El truco es simple: «Dejar de pensarlo». El mejor ejemplo es quizás el gol más tonto de su carrera. «Lo más absurdo posible, un balón que fui a coger con las manos y se me coló entre las piernas. Esto no me ha pasado jamás; no me va a volver a pasar, es muy improbable. Hay que seguir, al final es un gol, te lo podían haber metido también por la escuadra y cuenta como uno. Pero si fallas otra vez, es lo peor que puede pasar». Aquel partido terminó en empate, pero no lo recuerda como puntos desaprovechados. «También podíamos haber perdido».

«He evolucionado jugando con los pies y en las tomas de decisión. Ahora soy más dura, ese es el salto de calidad que he dado»

Esa solidez va en el cargo. «Las jugadoras pueden ir cambiando, pero la portera tiene que estar ahí. Tu forma de llevarlo también les da información a ellas; si no pueden confiar en ti, eso les genera dudas». Entre las mejoras pendientes, habla de los pases elevados con el pie, los despejes o los balones aéreos. Esta temporada comparte vestuario con Miriam Esteban, otra segoviana que llegó en verano procedente del Segosala. «Todavía es casi una niña, pero he intentado ayudarla con lo que necesitase, que esté a gusto en el grupo. Tuvo mala suerte porque estuvo muy bien en pretemporada, tuvo una lesión y ojalá empiece otra vez a tener minutos». Para ambas, llegó un momento en que Segovia se quedó pequeña. «Quieres ese reto, jugar en Primera, en un equipo que está arriba. Y te tienes que buscar un poco la vida».

La emigración de Elena fue hacia Alicante, un guión casi soñado porque llegó una oferta irrechazable, pues le permitía compatibilizar sus estudios de química con un equipo de Primera. El equipo de la universidad se deshizo cuando la normativa de la competición exigía contratos profesionales, a la postre algo imposible para una entidad pública, así que el club desapareció casi de un día para otro y se marchó a Pontevedra, donde cumple su tercera temporada. Con todo, su futuro está en el aire, pues el club entrena por las mañanas, unos horarios muy difíciles de compatibilizar con su profesión. «No sé si cambiarán los horarios; si no, a lo mejor empiezo a plantearme buscar la opción de trabajar y jugar al mismo tiempo». Porque ni la mejor portera de España puede vivir del fútbol sala. Así que tiene otra carrera por desarrollar, quizás en departamentos de calidad de alguna fábrica, un sustento que pague las facturas cuando llegue a los 40.

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Se pasa por Segovia cuando puede, pero este año hay menos equipos de Madrid en Primera y eso le ha restado viajes. «Aprovechaba para quedarme el fin de semana y subirme el lunes. Pero este año, poquito». Ha aprovechado las navidades, en parte porque nació un 1 de enero, aunque no fue la primera bebé segoviana del año, en ese premio quedó segunda. Pero tiene doble felicitación: año nuevo y cumpleaños. Ahora, también mejor portera.

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