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Alcalde por el día, DJ por la noche. Sus pasiones conviven al frente del ayuntamiento y de la mesa de mezclas en conciertos o fiestas de pueblos -sin olvidar la dulzaina-. «Es mi dualidad personal», reconoce Diego Hernández Benito, también conocido como DJ Garlim, un joven madrileño que decidió dejar todo atrás para vivir en el pueblo de sus abuelos, del que tanto presume: La Matilla. El contraste es «grande» y complejo, pero no por ello imposible. Su hazaña radica en haber actuado en el festival Boombastic y tomado posesión como regidor con apenas doce horas de diferencia.
Su agenda del pasado sábado fue interesante. El alcalde matillano, que revalidó el cargo, tuvo que negociar con el secretario el horario de la sesión constitutiva del ayuntamiento. Se fijó a las 11:00 horas. Por un lado, necesitaba «descansar» del festival madrileño y, por otra parte, tenía que llegar puntual a la misa de Valleruela de Sepúlveda «a tocar la dulzaina», lo que precedía el recorrido por la provincia para cerrar numerosas fiestas patronales.
Sobre las 18:00 horas del viernes se subió al escenario del Boombastic con el artista Zetazen y de madrugada dio apoyo a Recycled J. Ambas actuaciones congregaron a miles de personas y, en las horas intermedias, «coincidimos en los camerinos con muchos compañeros que son como de la familia». Entre ellos estaban los segovianos Hens y Delgao. Finalmente, hasta altas horas de la madrugada no llegó a la cama.
El cansancio hizo mella a la mañana siguiente, pero no lo suficiente como para contener la emoción mientras sujetaba el bastón de mando por segunda vez consecutiva. «Mi vida es la música y luchar por los pueblos. Y en especial, el mío», subraya. Al ser preguntado sobre cuál es el truco para continuar con este ritmo de vida, confiesa que, en realidad, «así son mis fines de semana».
Son dos mundos difíciles de compaginar -también es agente de desarrollo rural-. Muchas veces, a costa de horas de sueño, altruísmo e incluso pérdida de dinero, según remarca. Pero nada tiene comparación con poder subir al escenario y pronunciar en cada 'show', frente a cientos de personas, que es alcalde de La Matilla. «Lo digo más de 70 veces si es necesario», bromea, ya que considera que es representante de su pueblo tanto dentro como en el exterior.
«Es cuestión de actitud y pasión, te tiene que apetecer». Su mayor motivación la encuentra en trabajar para que su pueblo, de apenas 80 censados, «tenga una continuidad en el tiempo». Sobre todo en la actual situación extrema y necesidad, donde gran parte de la provincia está amenazada por la despoblación y su consecuente «extinción».
Hernández aspira a colocar La Matilla en el mapa como un municipio vanguardista, moderno, «a la última» y gestionado por un equipo de jóvenes, lo que hasta ahora ha conseguido. «No es algo que tenga que dar miedo, sino que motive», señala. Así, pretende romper el 'cliché' de que las nuevas generaciones «solo se preocupan por la fiesta y juerga». A su juicio, esto es rotundamente falso. «Estamos comprometidos con los proyectos de los lugares en que vivimos», afirma el alcalde.
Su faceta artística ha enriquecido a la gestora. En los dos ámbitos es necesario aguantar la presión y tener disciplina, lo que se tiene que reflejar tanto en la administración como en los conciertos. Es consciente de que puede haber obstáculos en el camino. Durante su primera legislatura vivió momentos muy difíciles, hasta el punto de pensar que no podía seguir. «Hay cosas que te queman mucho y te saturan la mente», asevera.
«No es apto para todos», esgrime tras su primera experiencia. Hay que estar pendiente de las averías, el estado de las tuberías y aceras, el mantenimiento de parques, los medios tecnológicos... Todo es cuestión de aprendizaje y ya ha dado con las fórmulas que le permitirán seguir al frente del ayuntamiento por muchos años, si los vecinos así lo desean.
Su secreto es llevarlo con filosofía, «sin irse a la personal, hay que verlo como una afición», además de encontrar momentos para desconectar de los mundos en los que está inmerso. En su caso, practica deporte y también tiene un huerto. «Me encanta, me olvido de todo», sostiene.
Es el único representante provincial del Partido Castellano-Tierra Comunera tras abandonar las siglas del PSOE. Sin embargo, «la política no tiene nada que ver en el mundo municipal pequeño», defiende. De hecho, lamenta que muchas localidades haya discusiones con motivo de los diferentes colores e ideologías.
«Si hay tres personas que quieren presentarse a las elecciones, ¿por qué vas a poner a dos contra una?», se pregunta. Hace hincapié en el lema de la plataforma 'Segovia Viva', de la que es fundador: 'Todos a una'. «Es importante que la política grande no entre en los pueblos pequeños; al fin y al cabo, aquí todo el mundo pensamos igual, no es como una ciudad», concluye.
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