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Mónica Rico
Cuéllar
Jueves, 16 de agosto 2018, 11:33
El Palacio de Pedro I se llenó el martes para acoger uno de los actos clásicos previos a las fiestas de Cuéllar, la presentación del cartel con las fotografías de los astados que protagonizarán el próximo ciclo de encierros, así como el trofeo que cada año se entrega a la mejor ganadería, ambas iniciativas organizadas por la Asociación Encierros de Cuéllar. Ante las decenas de personas que llenaban la sala se situaron el presidente de la agrupación organizadora, Jesús Salamanca, el autor del trofeo y miembro de la agrupación, Alfonso Rey, el concejal de Festejos, Luis Senovilla, y el periodista Daniel Martín, encargado de moderar el coloquio.
Salamanca agradeció a los ponentes su predisposición y recordó que la agrupación ha colaborado desde el primer momento con la Concejalía de Turismo para conseguir la declaración de interés turístico internacional que este año ostentarán por primera vez los encierros.
Durante el coloquio, el presidente de Encierros de Cuéllar insistió en que el domingo de fiestas es 'domingo de toros', en referencia a que el ganado que se corre en esta jornada son novillos, y recordó que la agrupación ha presentado algunas recomendaciones al Ayuntamiento para mejorar el ciclo en el primer año en el que los encierros de la villa ostentarán la declaración de interés turístico internacional. Senovilla apuntó que algunas se han tenido en cuenta e hizo hincapié en la necesidad de cumplir la normativa, tanto por los jinetes como por el público que acude a la suelta o el campo; aludió también a sus vehículos y los peligros de situarse en puntos como el embudo, e insistió en que los palos que se instalan son únicamente para conducir el ganado y no son aptos para el público. El año pasado, recordó, se formularon tres denuncias a caballistas, y dos a vehículos por circular fuera de la zona marcada; además, la organización sacó del recorrido urbano y de la zona del embudo a unas 70 personas, según el informe de Protección Civil, debido a su estado, por embriaguez, problemas de movilidad y otras causas.
El cartel con las fotografías de cada uno de los astados que cada año prepara la Asociación Encierros de Cuéllar cuenta con el patrocinio de Embutidos Martín Cuesta, con las imágenes cedidas por el concejal de Festejos. Senovilla detalló cómo se escogieron cada una de las ganaderías del ciclo de este año, y explicó en primer lugar que también se contactó con la ganadora del trofeo del año pasado, Yerbabuena, pero por cambios en la procedencia del ganado no contaban con utreros que se adaptasen al ciclo. Algo similar ocurrió con Ave María, que ha transformado el hierro y realizado una selección, por lo que «tampoco tenía ganado» para Cuéllar.
Las mayores dificultades, explicó, fueron para encontrar los novillos del encierro del domingo, ya que se buscaban lo suficientemente grandes como para tener presencia para la villa, que se puedan manejar entre muchos caballos y bueyes y fueran del gusto de los campeones del corte. Y, por casualidad, «tropezaron» con la ganadería de Simón Caminero «y nos convenció».
Sobre la del lunes, La Glorieta, comentó el concejal que se maneja a caballo y entre bueyes, y aunque no se había criado para rejones, la disposición del ganadero fue buena. Para la novillada del martes se fue directamente a la ganadería de Condesa de Sobral, que dio buen juego en 2016. Senovilla anunció que uno de los astados previstosserá sustituido por otro del mismo hierro.
Respecto a las ganaderías de miércoles y jueves, Lagunajanda y Toros de Brazuelas, ya estuvieron el año pasado. Sobre la primera, Senovilla explicó que el hierro fue elegido debido al buen comportamiento en la plaza y las escasas dificultades en la conducción de los dos años anteriores. También el buen resultado de los de Brazuelas hizo apostar sobre seguro al Consistorio, después de que en 2017 realizaran «un encierro magnífico». Se buscaban novillos que también tengan elementos para rejones y toreo a pie, pues por la tarde participan en un festejo mixto.
Tras el primer visionado de las imágenes de los astados, en el coloquio se destacaron las cornamentas de algunos de Lagunajanda y las buenas hechuras de otros ejemplares, aunque, recordó Alfonso Rey, lo importante es «el juego que den luego en las calles». Por eso es importante el trabajo que se está haciendo en el campo. Al respecto Senovilla apuntó que por cuestiones de operatividad, este año cuatro de las ganaderías se encuentran en Castronuño a cargo de Pepe Mayoral, quién los mueve a días alternos, dos ganaderías por día, con caballos y bueyes.
Durante el coloquio se puso de manifiesto una cuestión que se plantea todos los años, la posibilidad de disminuir el número de mansos en el encierro urbano, después del traslado por el campo. Senovilla apuntó que el problema principal es el descenso del Embudo, donde «se producen voces, silbidos, cites desde los laterales…y ahí, o tenemos buen colchón o los toros se pueden desperdigar». Así, aclaró que si año tras año «se va repitiendo la foto del martes», como en 2017 con el ganado bajando el embudo al paso, rodeado de caballos, «podremos ir asumiendo riesgos».
En este sentido, la asociación pidió que los bueyes tengan relevos y estén de refresco, pues según Rey mejoraría mucho la imagen del encierro. Senovilla indicó que ya se viene haciendo en los dos últimos años, ya que el contrato con la dirección del encierro exige cambiar ocho bueyes cada día, por lo que «se puede repetir, pero siempre descansan», aseguró.
El trofeo a la mejor ganadería es un galardón que cada año concede la agrupación con la finalidad de mejorar la organización de los encierros, premiando la mejor selección de ganado bravo. Para otorgarlo se tiene en cuenta, entre otras cuestiones, una correcta presentación, que los animales desarrollen un comportamiento noble en el campo y demuestren bravura y juego interesantes en el recorrido urbano.
Es obra del artista Alfonso Rey. Se trata de una escultura en hierro con la misma filosofía de «dar importancia a la figura del toro», pero al mismo tiempo con una enseña de la localidad. En la parte trasera muestra la imagen de un encierro y un motivo de la villa, en este caso el ábside de San Pedro, para personalizar la escultura, «que sea un trofeo diferente y el ganadero recuerde que se lo han dado en Cuéllar». El escultor expresó su deseo de que pueda ser otorgado, pues «significaría un buen plantel de ganaderías y que pueden competir entre sí».
El trofeo, que cumple su vigésima edición, quedó desierto en los años 2010, 2012 y 2015; desde 2011 las ganaderías ganadoras se han alzado con el premio con encierros de novillos y no de toros, quizás porque son más fáciles de manejar en el campo y llegan más enteros al tramo urbano.
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