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Dos ciclistas circulan por una calle paralela a la carretera de La Granja. Antonio Tanarro

Hasta 400 días de espera para conseguir una bicicleta en Segovia

La falta de 'stock' de bicicletas provoca una «falsa sensación de alta demanda»

berta jiménez

Segovia

Domingo, 28 de febrero 2021, 19:37

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Al terminar el confinamiento domiciliario del año pasado, mucha gente se lanzó a disfrutar de largos paseos por la naturaleza o se animó a probar nuevos deportes al aire libre. Así lo percibieron algunos vendedores de bicicletas en Segovia que aseguran que la demanda de estos vehículos se disparó en aquella época. Óscar Melero, de Bicicletas Melero, declara que «nada más salir del confinamiento fue el punto más alto» en cuanto a la venta de estos vehículos. Ahora, aunque hay una demanda ligeramente superior a otros años en estas fechas, el 'stock' es muy limitado. «Tenemos muchas bicis pedidas y van sirviéndose, pero el que llega con prisa tiene que esperar», declara.

En la tienda CycloSanz, Pablo Sanz admite que han notado un aumento en los clientes interesados prácticamente desde el 4 de mayo, cuando abrieron sus puertas de nuevo tras el encierro, pero advierte de que es una situación «engañosa» porque ese interés no se ha traducido necesariamente en una demanda real. También están sufriendo la falta de 'stock' y apuntan que se trata de un problema generalizado a nivel global. «El 99,99% de la industria de la bicicleta está en Asia, todo se fabrica allí. Ahora mismo hay un tapón enorme. Hemos experimentado una subida de precios a mitad de temporada y ahora apenas hay producción», explica Sanz.

En una situación normal, un pedido de un proveedor a la fábrica suele estar servido en tres o cuatro semanas; ahora, el plazo es de 400 días. «Estamos viendo problemas también en la obtención de la materia prima», comenta, «pero, sobre todo, el problema más grande que nos hemos encontrado es el del transporte». Sanz aporta los datos que le han facilitado sus proveedores: antes, desde que un producto salía de Asia hasta que llegaba a su destino en Europa solían pasar entre tres y cinco semanas, pero ahora hay que esperar entre seis y ocho meses. «El coste del contendor se ha multiplicado por 10», asevera Sanz a partir del comunicado de le ha llegado de una marca de bicicletas.

Por ello, tanto en CycloSanz como en la mayoría de negocios de este tipo, el 'stock' se reduce a lo que piden los clientes. «Las marcas de bicis no tienen bicis y las tiendas tampoco», afirma Sanz, quien cuenta que casi todos los días reciben llamadas de otras ciudades de España. Esta semana le han llamado incluso de Vigo para preguntarle por un modelo de una marca concreta que, según Sanz, ya está completamente agotado para 2021. «Hay una falsa sensación de que hay mucha demanda, pero si todas las tiendas tuviéramos bicicletas, la demanda sería prácticamente la normal en estas fechas. Realmente no sabemos muy bien como está la demanda porque la gente da vueltas buscando bicis por todos lados».

Pablo Sanz, con algunas de las bicis de su tienda. Antonio Tanarro

El responsable de CycloSanz relaciona también esta falta de suministro con el retraso en los pedidos de bicicletas eléctricas: «Las bicicletas eléctricas están ahora mismo peor que las convencionales. Al tener más piezas, dependen de más fabricantes». Además de no disponer de los componentes necesarios para cualquier bicicleta, las marcas de este tipo de vehículos encuentran el inconveniente de que «los motores y las baterías tampoco están llegando», afirma Sanz.

Los mismos ciclistas

Este aparente aumento en los aficionados a la práctica de este deporte no ha ido aparejado a un crecimiento de los ciclistas en las vías de Segovia, según afirman las autoridades locales. El jefe provincial de Tráfico, Pedro Pastor, asegura que en las carreteras de la provincia se ven los mismos ciclistas ahora que antes de que comenzara la pandemia. Comenta que, en general, Segovia «tiene un flujo importante de bicicletas en carretera» y resalta que «hay mucha afición, sobre todo a la bicicleta deportiva», concluyendo que el número de personas que practican este deporte se mantiene con respecto a otros años.

La policía municipal reconoce un «ligero aumento» en el número de ciclistas que salen a montar por motivos de ocio. Sin embargo, apuntan que la climatología, la estructura de la ciudad (con muchas cuestas) y las vías adoquinadas son factores que hacen que los aficionados a este deporte prefieran transitar por otras zonas. «No es lo más favorable para la bicicleta», aseguran. En cualquier caso, las vías más frecuentadas son las de doble carril, como el paseo de Ezequiel González, el paseo Conde de Sepúlveda, la avenida Padre Claret o Vía Roma. También «se utilizan bastante» las que llevan hasta el carril bici por la carretera de La Granja desde Nueva Segovia hasta el Real Sitio de San Ildefonso.

Un lugar de encuentro

Precisamente cerca del carril bici, en la urbanización Parque Robledo, se encuentra el local Bici Café Maran, un espacio de descanso con taller de bicicletas y cafetería. El que fuera ciclista profesional en los años 90, José Luis de Santos, lo abrió en agosto tras darle vueltas durante un tiempo. Asegura que la acogida en verano fue muy buena aunque ahora, con las restricciones, haya tenido que cerrar el interior y dejar únicamente la terraza. «La gente puede venir a tomar un café, a limpiar su bici o a tener una charla con sus amigos ciclistas. Es un sitio agradable», comenta.

José luis de Santos, en su local de Parque Robledo. Antonio Tanarro

De Santos sí que ha percibido un incremento en la gente que circula por los alrededores: «Se nota mucho, creo que ha aumentado bastante. De antes de la pandemia a julio y agosto ha habido un gran aumento de ciclistas». Cree que «la gente quería salir al aire libre a hacer deporte» y, como consecuencia, «muchos se han aficionado». Sin embargo, recalca que los que se han apuntado en estos últimos meses a montar en bici suelen ser personas que entienden el ciclismo como una afición y no lo practican a un nivel profesional.

En su café, el ahora presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP), tiene las paredes llenas de fotos de su etapa en el equipo Banesto y objetos que muestran la evolución del ciclismo a lo largo del tiempo. «Hay muchas cosas que a los clientes les llaman la atención», dice, y añade que algunas de ellas los jóvenes «ni las han visto», como la chichonera que años atrás se llevaba en lugar del actual casco. Pero más allá del taller, la terraza o la exposición de recuerdos, De Santos tiene claro lo que realmente significa su local: «Es un sitio de encuentro para los ciclistas».

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