El camping El Acueducto recupera el aliento
Agosto fue el primer mes en el que alcanzó datos de ocupación similares a los anteriores a la pandemia pese la falta de turistas internacionales
Este verano el camping El Acueducto ha tenido su primer respiro desde que comenzó la pandemia, con unos niveles de ocupación parecidos a los años anteriores a la crisis sanitaria. Aunque ha decaído casi por completo la ocupación internacional, que representaba el 50% de su público, esta ausencia se ha visto compensada con un aumento del turismo nacional, especialmente de personas que nunca antes habían optado por el camping y que ahora ven en esta modalidad una oportunidad más segura y flexible de viajar.
Ver estos días las tres hectáreas que ocupa el camping con decenas de personas tomando su desayuno a primera hora de la mañana en sus mesas y sillas plegables mientras planean las actividades que llevarán a cabo a lo largo del día recuerda a los tiempos anteriores al coronavirus, excepto por las mascarillas que lleva la gente en las zonas comunes. Este desahogo para el negocio, que abrió sus puertas en 1979 y ha pasado por la mano de tres generaciones de dirección, llega tras una espera ansiosa, marcada por un verano «para olvidar» como fue el de 2020, según apunta su gerente, Juan Félix de Esteban. «Abrimos a finales de junio y fue un verano muy malo, pésimo, nefasto, para olvidar. No es que no tuviéramos beneficios, es que encima tuvimos muchos gastos», comenta de Esteban. En términos de ocupación estuvo «bajo mínimos», con cifras entre el 5 o el 6%.
La temporada para el camping El Acueducto comienza el 15 de marzo y discurre hasta el 15 de octubre, pero este 2021 el año también comenzó de manera irregular. Desde comienzos de año, han abierto y cerrado de manera intermitente durante algunos periodos como en Semana Santa, en función también de la situación epidemiológica. Cuando llegó este verano y pasó un julio en el que el balance volvió a ser negativo, con «muy poca ocupación», agosto ha arrojado unas cifras positivas para la gerencia del camping: «Está siendo muy bueno, podemos hablar de cifras similares a las anteriores a la pandemia, de 2019», comenta Juan Félix de Esteban.
Desde dirección achacan este fenómeno a que, aunque los extranjeros que habitualmente veraneaban en Segovia no han visitado la ciudad este año, los españoles se han quedado dentro de sus fronteras también: «Si la gente no saliera del país, recuperaríamos la economía rápidamente», opina el gerente.
Abundan este año entre los visitantes las personas que no se habían alojado nunca en una instalación de estas características y se han animado a hacerlo este año o desde el anterior, al considerar esta una modalidad de vacaciones más compatible con las medidas higiénico sanitaras recomendadas actuales. El futuro más próximo para el camping es «una incógnita» para Juan Félix: «Vamos a ver cómo evolucionan estos últimos días de agosto y septiembre, si se recupera el turismo internacional en alguna medida», comenta. Ya tiene algunas reservas de personas procedentes de Holanda, Alemania y Francia, que espera que no acaben canceladas. Se trata, en su mayoría, de jubilados con un alto poder adquisitivo, que viajan en grupo.
Una de las visitantes que se puede encontrar estos días por el camping paseando su perrito es Juani Azorín, que ha llegado desde Asturias con su pareja, hija y mascota en una caravana que compraron el año pasado. En 2020 no salieron por temor a la crisis sanitaria, pero este 2021 han decidido visitar Ribadesella (Asturias), Santillana del Mar (Cantabria) y conocer Segovia por primera vez, gracias a la seguridad que les ofrece su nuevo vehículo-casa. «El año pasado, a raíz de la pandemia, vimos una oferta de una caravana y la compramos y muy bien, la verdad, porque no así no vas a otro sitio, yo no quería ir a una casa para tener que desinfectar todo, al llevar nuestra caravana vamos más tranquilos», comenta la asturiana. Durante sus viajes, les ha sorprendido ver «mucha cantidad de gente, por todos sitios»: «Yo creo que los españoles se han quedado aquí en España, no se han ido fuera», opina.
Eligieron este camping por su proximidad al centro histórico, y se sienten conformes con las medidas de seguridad, aunque todo tiene sus inconvenientes: «Lo único que llevas todo el día la mascarilla puesta, no es como en casa que te la quitas y eso, aquí te la quitas a la caravana solo y si vas al aseo, tienes que llevarla puesta por todos sitios, entonces ya tengo como irritada la cara», explica la turista.
Los más veteranos del camping y uno de los grupos más numerosos que lo visitan estos días son dos familias de valencianos que se juntan cada verano desde hace veintidós en estas instalaciones para pasar, al menos, diez días, antes de visitar algún otro destino. Se conocieron en el propio camping porque un miembro de cada familia participaba en la marcha ciclista Perico Delgado y esta tradición ha sobrevivido hasta ahora con tal intensidad que no la perdonaron ni el año pasado, cuando había más incertidumbre por la pandemia.
«Ya es como nuestra casa el camping, estábamos mirando para ir a ver hoy algún sitio nuevo de Segovia, pero ya es difícil», comenta Noelia Santos. Para ella, lo mejor de este tipo de vacacione es estar todo el tiempo al aire libre: «Los niños se lo pasan pipa porque están en la calle todo el día. De hecho, cuando llega el último día, no se quieren ir», comenta. Paqui Gómez, otra de las amigas del grupo, de más edad, recuerda que a Noelia le pasaba lo mismo: «Ella se iba siempre llorando del camping, el último día cuando nos poníamos a montar todo, se ponían a llorar porque se acababa ya», relata.
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