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Pancho Ahumada tiene ante sí el penalti de los penaltis: el tiempo está cumplido y el marcador está en empate. Pero el chileno es un pistolero del oeste, el mismísimo Clint Eastwood en 'El bueno, el feo y el malo', y resuelve el compromiso ante David Mach, el artífice de la remontada del Cuenca, como si fuera un entrenamiento sin nadie en la grada. Su octavo gol. Por algo es uno de los tres nominados al jugador de abril en Asobal. Así consiguió el Nava el triunfo ante el rival con el que se juega la octava plaza, el premio de evitar las dos primeras rondas de Copa del Rey. El triunfo les sitúa en ella a tes jornadas del final, un punto por delante de los manchegos, que tienen un cero a priori asegurado, pues acaban contra el Barça.
El Sargal, con su arcoíris de asientos que evocan al mítico Quijote Arena de Ciudad Real, es un fortín: el Cuenca sum 19 de sus 23 puntos allí y esta es solo su tercera derrota. Así que la misión segoviana era sacar al ruidoso aficionado del partido. Inició de forma impoluta con un 3-7, producto de una ejecución ofensiva sin piedad, a promedio de gol por minuto. Y de una defensa que, sin grandes alardes, apoyaba. El artífice fue un Sasha poderoso, desde el genial pase picado a Carró en el pivote, como el que no quiere la cosa, a una penetración en la que se cerró él mismo él ángulo saltando hacia la izquierda en seis metros para superar al portero con un tiro cruzado en bote. Apoyó Nevado, que fusiló desde nueve metros y resolvió un ataque rápido quebrando a Tavares en el uno contra uno.
Rebi BM Cuenca
Sergi Mach, Neves, Nacho Pizarro (2), Álvaro Martín (2), Pozzer (4), Ureña, Chicano, Sergio López, Fede Pizarro (4), Perbelini (3), Barceló (3), Tchitombi (2), Hackbarth (4), Tavares, Pedro Tonicher y David Mach.
24
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Viveros Herol BM Nava
Matheus Buda, Yeray Lamariano, Alfredo Otero, Dani Pérez (1), Lautaro Robledo (1), Mario Nevado (6), Pancho Ahumada (8), Gonzalo Carró (1), Sasha Tiumentsev (4), Óscar Marugán, Gedeón Guardiola, Nicolás Bonanno (2) y Pablo Herranz (2).
Parciales: 3-5, 5-7, 6-10, 9-12, 10-15 (descanso), 12-17, 15-19, 17-20, 20-21, 21-24 y 24-25.
Árbitros: Oyarzun Aylagas y Zaragueta Ruiz. Señalaron cuatro exclusiones a los locales y dos a los visitantes.
Incidencias: El Sargal (Cuenca).
No le salía nada al Cuenca, prueba de ello fue el resbalón de Fede Pizarro con el sudor de la pista. Para que los locales redujeran la brecha tuvieron que llegar las primeras máculas en la ofensiva visitante: falta en ataque de Carró, tiro al palo de Sasha y una contra forzada de Pancho. Lo que otras tardes se hubiera convertido rápidamente en un gran parcial quedó en una nota al pie de página por un repliegue defensivo excelente. Y cuando fallaban los números, Óscar Marugán tenía un gesto de veterano desplazándose para cortar la jugada con la rodilla, con un disimulo suficiente para ver la amarilla y no la exclusión. Así las cosas, el 3-0 del Cuenca quedó sofocado por los primeros penaltis de Pancho: marcó sus cinco. También corría con calma mientras Sergio López intentaba robarle la cartera. El técnico local, Lidio Jiménez, abroncó de lo lindo a sus pupilos tras el 6-11.
El otro elemento del dominio navero era Matheus Buda, que se marchó con un 37,5% de paradas al descanso. Saco la primera pena máxima a Hackbarth, que se hinchó en el triunfo manchego de noviembre en Nava de la Asunción, y le hizo a Sergi Mach dos intervenciones calcadas en el extremo derecho. El técnico navero, Álvaro Senovilla pidió tiempo tras un ataque plomizo que murió en aviso de pasivo. Anticiparse para conservar los ahorros. Y acciones eficientes como el penalti que forzaba Sasha o el pase de quarterback de fútbol americano de Buda para la contra de Pancho mientras el público se defendía como gato panza arriba y bramaba una falta previa de la defensa navera, que sostuvo la renta de cinco goles pese a que su ataque solo sumó cuatro en el último cuarto de hora del primer acto. La ventaja (10-15) bien valía el 'Potra salvaje' al descanso, una banda sonora acorde al dominio segoviano.
La reanudación no cambió el tono. Cuando fallaba Pancho, un gesto de humanidad, lo apañaba Lautaro filtrándose por sorpresa. Buda era un coco, frustrando a Barceló con una parada casi abusiva, sacando el brazo derecho como si fuera de hierro para desviar la pelota a media pista. Ayudaba la defensa, con las manos atentas y los contactos justos, evitando exclusiones. Un ejemplo fue la bola que se quedó Gedeón, la guinda a un esfuerzo colectivo que levantó a sus compañeros del banquillo. Si le sumamos un par de golazos de Nevado, congelando el brazo arriba desde nueve metros, tenemos la máxima renta del día (12-18).
Pero no iba a ser tan fácil. El Cuenca dio pasos para meterse en el partido, desde una mejora defensiva a la aparición de David Mach, que ganó el duelo a Buda con un 39% de paradas. Ante la ausencia de Isaías y Méndez, Senovilla tuvo que hacer encaje de bolillos para llegar a meta, usando a un extremo como Lautaro en primera línea y exprimiendo a Sasha y Nevado. Era el escapado del ciclismo al que se le agotan los segundos con el pelotón. La rosca genial de Herranz la replicaba Fede Pizarro, la defensa local agotaba las ideas de un ataque cansado y el Cuenca tenía pelota de empate a diez del final.
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Los segovianos sacaron fuerzas para un acelerón más con la defensa y dos goles del imprescindible Sasha, que ponía el 21-24 a cinco del final. Pero hasta ahí el ataque. Buda sostuvo la ventaja con otras dos paradas de mérito, ayudado en la segunda por un escorzo de Gedeón para asegurar el rechace, y su equipo llegó con +2 al último minuto. Hubo tiempo para un gol de Tchitombi, una pérdida navera y una contra de Hackbarth para empatar el duelo a falta de 15 segundos. El pelotón había cazado al escapado, pero quedaba un ataque. Lo ejecutó en carrera Nevado, lo paró Mach, pero Herranz cazó el rechace y celebró desde el suelo el penalti por defensa interior. Sabía que Pancho no falla.
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