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t Globos tratan de despegar de Las Lastras, con la ciudad a la izquierda. Antonio Tanarro

El barco de Segovia a 840 metros de altura

La cuarta edición del festival de globos aerostáticos arranca condicionado por el intenso viento y la ola de calor

BLANCA MARTÍN HUERTA

Segovia

Sábado, 16 de julio 2022, 16:48

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Con un poco de retraso a causa del viento con el que amaneció Segovia y que impidió hinchar las bolsas de las aeronaves, el festival de globos aerostáticos comenzó con el vuelo de diez de los veintidós que tenían previsto salir. La salida, prevista a las 7:00 horas, estuvo marcada por la incertidumbre. «La naturaleza manda y hemos tenido que hacer frente a la ola de calor, mucho viento, que han marcado las condiciones a la hora del despegue», afirmó Cristian Biosca, organizador del festival.

Detalló que vientos de 15 kilómetros por hora marcan la línea de un vuelo seguro, pero insistió en que es el piloto el que toma las decisiones, marcadas por su capacidad, experiencia y por las circunstancias puntuales. El intenso calor, como el que azota estos días la provincia, lo que provoca es «inestabilidad», con vientos que soplaban en dirección norte, luego del oeste y después del sur, lo que dificultó hinchar los globos.

De hecho, la previsión era volar con los 12 globos de competición más seis de pasajeros. Pero solo despegaron algo más de la mitad. Una vez en el aire, aquellos que sí pudieron despegar tuvieron la oportunidad de avistar la ciudad de Segovia. A 840 metros de altura, la ciudad tiene forma de barco: el Alcázar sería la proa, con una línea recta con los otros dos monumentos emblemáticos de Segovia, la Catedral y el Acueducto. A pesar de las complicadas circunstancias, dos mujeres pilotos consiguieron dirigir sus aeronaves en el espacio que se abre entre el Alcázar y la Catedral.

Infinidad de anécdotas

«Cada vuelo es una aventura», comenta Cristian Biosca, quien en catorce años de experiencia tan solo ha tenido un caso de una persona arrepentida antes de despegar. «Si volar es la forma más segura de viajar, probablemente viajar en globo es la forma más segura de volar», asevera.

Después de tantos años y de tantos viajes, los pilotos de los globos han presenciado muchas cosas, entre ellas, pedidas de mano, bodas e incluso se les cayó una cámara Go-Pro -que recuperaron intacta después-. En una boda los novios iban tan embobados que casi se salen del término municipal y el concejal no les puede casar. La ceremonia fue más corta de lo normal. Y en pedidas de mano cuando la respuesta es sí, todo bien, según un miembro del equipo de tierra de la empresa, pero cuando la respuesta es «ya hablamos abajo», no tanto.

Después de todo el viaje, llega el aterrizaje o un 'funny landing', algo más interesante. Pero eso no es todo porque todo navegante dispuesto ayuda a recoger la vela, parte de la experiencia sin ninguna duda.

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