Los artilleros marcan el paso de un nuevo curso
El centro militar inicia el año académico con 216 alumnos, futuros oficiales y suboficiales del arma
El patio de armas del Alcázar de Segovia ha albergado este jueves el acto de apertura del curso 2024-2025 de la Academia de Artillería, una vez incorporados los alféreces alumnos de quinto curso procedentes de la Academia General Militar de Zaragoza, que llegan a Segovia para completar su formación específica como futuros oficiales del arma de Artillería.
El teniente general Manuel Busquier Sáez, inspector general del Ejército y representante institucional de las Fuerzas Armadas en las comunidades autónomas de Cataluña, Aragón, Navarra y La Rioja, presidió el acto acompañado por el alcalde de Segovia, José Mazarías, la subdelegada del Gobierno en Segovia, Marian Rueda, el vicepresidente primero de la Mesa de las Cortes de Castilla y León, Francisco Vázquez, el jefe del Mando de Artillería Antiaérea, general de brigada Ignacio Ojeda, y el jefe del Mando de Artillería de Campaña, general de brigada Antonio Mongío, y el coronel director de la Academia de Artillería, Rafael de Felipe, entre otras autoridades civiles y militares.
El curso empieza en la Academia de Artillería de Segovia, centro militar más antiguo del mundo en funcionamiento, con 216 alumnos, de los cuales 50 pertenecen a la 313ª promoción de oficiales del arma de Artillería, 77 son sargentos alumnos de tercer curso de la L promoción y 89 forman parte como caballeros y damas alumnos de segundo curso de la LI promoción de la escala de suboficiales. A este grupo se sumarán, antes de que acabe el año, cerca de medio centenar de sargentos alumnos de primer curso. De esta manera, el centro superará con creces los 250 alumnos a lo largo del año académico.
El subdirector y jefe de estudios de la Academia de Artillería, teniente coronel Luis Miguel Torres, fue el encargado de impartir la primera lección del curso, tal y como se viene haciendo desde hace 260 años, cuando el matemático y jesuita Antonio Eximeno Pujades, a la sazón jefe de estudios del centro, pronunció la primera en el mismo Alcázar de Segovia. El teniente coronel Torres subrayó la importancia histórica que el centro de enseñanza militar ha tenido durante sus tres siglos como referencia de la formación artillera, primero como Real Colegio de Artillería y después como Academia, pero puso el acento en un futuro que, inevitablemente, pasa por una oferta formativa basada en la innovación y en la incorporación de las nuevas realidades académicas y tecnológicas.
Acto seguido, se dirigió a los alumnos: «El esfuerzo diario es fundamental para alcanzar logros significativos y no se puede dar lo mejor de uno mismo sin ese compromiso constante. Esto es lo que tendréis que hacer en este centro: trabajar día a día y aprender todo lo que podáis. Los profesores intentaremos transmitiros el conocimiento y los valores que necesitaréis para que en vuestras unidades desempeñéis los cometidos como sargentos o tenientes del arma de Artillería, seáis ejemplo para vuestros subordinados, buenos compañeros para vuestros iguales, y vuestros jefes se sientan orgullosos de vosotros», dijo.
Los valores militares también estuvieron muy presentes en el discurso del jefe de estudios: «Os intentaremos inculcar los valores generales del Ejército, que ya conocéis: el valor, el espíritu de sacrificio, la disciplina, el compañerismo, el espíritu de servicio y el honor. El primero es el compañerismo. Compañerismo es ayudar al compañero que necesita ayuda, ya sea ahora en la Academia con sus estudios, ya sea en el futuro en el combate, si se diera el caso. Os exhorto a que creéis lazos entre vuestra promoción. En el futuro veréis que esos lazos perdurarán muchos años».
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Por último, el teniente coronel Torres apeló al compromiso con la sociedad: «Los militares estamos al servicio de nuestra sociedad, y no solo en nuestro horario de trabajo, sino permanentemente. Un militar lo es las veinticuatro horas del día, todos los días del año. No seáis lo que yo llamo 'militares de ocho a tres', porque he hablado con algunos que se sentían así, que cuando terminaban su jornada de trabajo pensaban que ya no tenían ninguna obligación con él, y eso es grave error. Si nuestros jefes nos llaman una noche, o un festivo, o nos mandan realizar cualquier servicio fuera de las horas habituales de trabajo, por supuesto responderemos rápidamente y haremos lo que se nos ordene».
Tras la tradicional interpretación del himno de los artilleros, el acto terminó en la plaza de la Reina Victoria Eugenia con un desfile de la unidad de alumnos, al mando del teniente coronel Galindo, ante la autoridad que lo ha presidido y el monumento a los héroes del Dos de Mayo.
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