Segovia
El archivo fotográfico del general Walter y la Batalla de La GranjaLa Casa de la Lectura acoge una exposición sobre las Brigadas Internacionales que lucharon por la República en la Guerra Civil española
Del 3 de mayo al 14 de junio de 2025, la Casa de la Lectura de Segovia acoge la exposición 'Brigadistas: El Archivo Fotográfico del General Walter', integrada por un conjunto de imágenes (entre ellas algunas pertenecientes a la célebre Batalla de La Granja, 1937), que reflejan la humanidad de los voluntarios internacionales que lucharon en la contienda por los ideales que encarnaba la II República. Las fotografías, de una calidad artística excepcional, invitan a reflexionar sobre el sacrificio, la solidaridad y el costo moral de la guerra. Como dijo Albert Camus, brigadista y testigo del conflicto: «Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma y que hay veces que el coraje no obtiene recompensa».
Karol Swierczewski, conocido como el general Walter, es el eje de la exposición. De hecho, las fotografías salen de su archivo. Nacido en 1897 en una familia obrera polaca, su vida estuvo marcada por los grandes conflictos del siglo XX. Evacuado a Moscú en 1915, participó en la Revolución Rusa (1917), defendió la República española como líder de las Brigadas Internacionales y luchó en la liberación de Varsovia durante la II Guerra Mundial. Apodado 'el general de los tres ejércitos', Walter combinó destreza militar con un profundo compromiso social. En la guerra de España, comandó la 35ª División Internacional en la batalla de La Granja. Un fotógrafo profesional que lo acompañaba dejó testimonio de su legado. Sus imágenes no solo muestran estrategias militares, sino la empatía de un líder cercano a sus soldados.
La muestra que Segovia acoge es un viaje al corazón de la Guerra Civil. Las fotografías, tomadas con maestría artística, evitan la violencia explícita para centrarse en la vida cotidiana de los brigadistas: sus momentos de descanso, sus conversaciones, sus miradas de esperanza y fatiga. Entre las imágenes destacan las de la Batalla de La Granja (30 de mayo-2 de junio de 1937), que muestran las trincheras de Cabeza Grande, la visita de María Teresa León y Rafael Alberti, y al general Miaja, cuya indumentaria sorprende en el contexto bélico. También reflejan la precariedad de las tropas y el humo lejano de los bombardeos, evocando la tensión de un conflicto al que Segovia asistió muy de cerca.
El valor de estas imágenes trasciende lo documental. Los brigadistas creyeron que España era el lugar donde poder derrotar al fascismo sin necesidad de una Segunda Guerra Mundial. Las fotos capturan la diversidad de estos voluntarios -europeos, americanos, obreros, intelectuales- unidos por un ideal. La falta de escenas de combate no resta intensidad; al contrario, subraya la violencia moral de la guerra e invita a una reflexión profunda. Para Segovia, estas imágenes son un puente hacia su historia reciente, un recordatorio de las vivencias de sus habitantes durante la contienda.
¿Qué pasó en la Batalla de La Granja?
La Batalla de La Granja, librada entre el 30 de mayo y el 2 de junio de 1937, es un eposidio de la Guerra Civil poco conocido. De hecho, no suele contarse en los libros de Historia. Pero tuvo su importancia, por cuanto fue una de las ofensivas republicanas que trataron de contrarrestar el avance franquista en el norte a fin de capturar una capital de provincia, Segovia, en manos rebeldes desde el comienzo de la guerra. En mayo de 1937, el Gobierno republicano, presidido por Juan Negrín e instalado en Valencia, necesitaba victorias urgentes. La opción segoviana no planteaba, a simple vista, demasiados problemas. Las tropas republicanas estaban posicionadas en las alturas que dominan Valsaín y La Granja, y no existían grandes impedimentos orográficos que obstaculizaran el descenso. El I Cuerpo del Ejército, bajo el coronel Moriones, cubría el frente entre Somosierra y Guadarrama. La 35ª División Internacional, liderada por Walter y formada por las brigadas XXXI y XIV, fue clave en el plan. En la parte contraria, a la defensiva, se encontraba la 75º División del general José Enrique Varela.
El ataque 'rojo' comenzó a las seis menos veinte del 30 de mayo. Las brigadas del Ejército Popular del Centro, dirigidas por el general Miaja, avanzaron con apoyo aéreo. La LXIX Brigada avanzó hacia Cabeza Grande, un cerro defendido por 318 hombres de Franco. La XXXI Brigada desbordó La Granja, cortando la carretera hacia Segovia, pero la XIV Internacional fue frenada en Valsaín. Los franquistas, alertados por movimientos previos, contraatacaron. Varela movilizó al V Tabor de Regulares de Melilla, y la sorpresa planeada por Prieto falló.
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El 31 de mayo, el Gobierno de Valencia logró importantes avances. Tras un intenso bombardeo, la LXIX Brigada, apoyada por la XXI, tomó Cabeza Grande al mediodía. Los combates se intensificaron en Valsaín y La Granja, donde los republicanos entraron en los jardines del Palacio Real. Sin embargo, Varela, consciente de la gravedad del momento, se trasladó a La Granja, donde organizó una defensa feroz que movilizó a heridos, civiles y baterías obsoletas. Su resistencia evitó la caída de San Ildefonso.
Un ideal universal
Al día siguiente, 1 de junio, los republicanos intentaron envolver el cerro Matabueyes y cortar la carretera entre Segovia y La Granja. La XXI Brigada avanzó desde Cabeza Gatos, pero la aviación y los legionarios franquistas los replegaron. Varela bombardeó Cabeza Grande y la recuperó al final del día. La falta de apoyo aéreo republicano, como lamentó Moriones, fue decisiva. El 2 de junio, Miaja ordenó un último asalto, pero las bajas y el agotamiento frenaron a los brigadistas. A las once de la noche, se replegaron. La batalla dejó 1.500 republicanos y 1.100 franquistas muertos, según José Manuel Martínez Bande.
Las Brigadas Internacionales, con unos 35.000 voluntarios de cincuenta países, fueron el alma de la resistencia republicana. Obreros, estudiantes y artistas, como Harry Fisher, que describió la guerra como «el sabor del infierno», arriesgaron todo por un ideal. Camus capturó su tragedia: el drama de España fue personal para toda una generación. En La Granja, las brigadas XXXI y XIV destacaron por su arrojo, aunque las adversidades limitaron su éxito. Las fotos de la exposición, que ha sido posible gracias a la colaboración entre la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI) y el Colectivo Republicano Antonio Machado, muestran su diversidad y camaradería, con visitas de figuras como Rafael Alberti y María Teresa León que refuerzan el vínculo entre la cultura y la lucha.
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