Aprender a pensar con las manos

Aprender a pensar con las manos es algo que han podido realizar los escolares de Cuéllar de la mano del autobús 'Creactivity', de EduCaixa, un espacio donde los pequeños pudieron aprender a través de la experimentación y el juego con el objetivo de desarrollar su capacidad creativa individual y colectiva a partir de 'aprender creando'. Se trata de un espacio para pequeños innovadores y creativos en el que a través del trabajo con materiales cotidianos, herramientas y mesas de trabajos, realizan manipulación y montaje de materiales acercándose a las disciplinas científico-tecnológicas y artísticas.

Para participar tan solo era necesario tener ganas de experimentar. Los pequeños, a través de cuatro zonas diferenciadas –mecánica, viento, electricidad y luz-, tuvieron la oportunidad de trabajar con el movimiento, la materia, las rampas, bolas y engranajes. Una forma de interactuar en la que los niños y jóvenes encontraron soluciones originales para problemas sencillos, además de diseñar y crear nuevos usos para las herramientas de trabajo, a través de un método que potencia el pensamiento crítico, en el que tanto el acierto como el error dan oportunidades para aprender.

Según detalló Marta, la facilitadora del espacio, Creactivity es un proyecto itinerante a nivel nacional que se dedica a despertar el ingenio de los más pequeños. Está basado en la metodología Tinkering, que promueve la exploración libre y permite crear y construir para superar nuevos retos, «despertar el ingenio y que todo lo hagan con las manos, hay que pensar con las manos, ya que hay que inventar, fabricar, hacer, montar y todo lo que puedan diseñar con mucha creatividad».

El autobús constaba de cuatro zonas. La primera de ellas es la de la luz, donde los pequeños pudieron realizar animaciones de 'stop motion', imagen tras imagen. Con todo el material que se les ofreció, los participantes tuvieron que jugar con su imaginación y con creatividad. La segunda de las zonas era la de mecánica, donde trabajan el cálculo y las matemáticas. La iniciativa estaba enfocada en la filosofía 'Steam', las siglas en inglés que abarcan ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas. En este espacio se pudieron crear circuitos con canicas a través de trozos de madera, toboganes, laberintos… También se realizaron distintos retos, por ejemplo que la bola tenga varios segundos de caída. «Así trabajaron un poco más. Al final, sin darse cuenta, calcularon los ángulos, la inclinación, la velocidad, la medida, distancia...».

También se contó con un área dedicado a la aerodinámica que se denominó la zona del vuelo. En ella se contaba con dos tubos de aire, donde los pequeños tenían que lograr realizar un invento volador que saliera disparado por la parte superior del tubo. «Así trabajamos también aerodinámica, que sería peso, equilibrio, estabilidad. Tenían que hacerlo en equipo y fijarse en elementos del día a día, como paracaídas o pájaros y lograr que su invento salga volando y todo ello con mucho arte, porque lo podían pintar o manipular como ellos quieran», detalla la facilitadora.

Por último, los pequeños pudieron participar en la zona de electricidad, donde se trabajó con ésta y también con robótica, pues tenían que generar electricidad a partir de una dinamo. «Tenemos un generador y se trata de descubrir cómo hacemos la electricidad, polo negativo y positivo, jugamos con la polaridad y llegan a hacer circuitos eléctricos con corriente continua o alterna». Con todo ello «practicamos ciencia con diversión, despertamos su ingenio y a la vez aprenden y se empoderan», detalló la facilitadora, explicando que los pequeños ven que, con sus propias manos y piezas muy sencillas, pueden lograr muchas soluciones e inventos, lo que les ayuda también a afrontar mejor los problemas en su día a día.

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