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Una de las artesanas que desarrollan su trabajo en Cabañas de Polendos.

Artesanía que engancha

Cabañas de Polendos utiliza la presencia de artesanos como motor turístico con visitas guiadas a sus talleres

javier de andrés/ical

Lunes, 6 de junio 2016, 21:28

La artesanía se ha convertido en un motor turístico para Cabañas de Polendos y la población agregada de La Mata de Quintanar, que apenas suman 250 habitantes censados entre los dos. Sin embargo, cuenta con una nutrida representación de vidrieros, ceramistas, restauradores o plateros, que han decidido mostrar la belleza de su oficio a los visitantes que con visitas guiadas a sus talleres en este municipio, situado a poco más de 15 kilómetros de Segovia.

Este atractivo segoviano nació hace 16 años cuando el Consistorio decidió derribar unas cuadras y ofrecer el nuevo espacio a pequeños empresarios. El municipio fue elegido por artesanos en su mayoría, lo que dio origen al proyecto de Las Caravas que incentiva la presencia de artesanos con ventajas en los alquileres de los espacios. «En su momento se trató de algo pionero, crear un espacio para que doce artesanos se instalaran aquí pretendía dinamizar la zona», reconoce el concejal de Miguel Ángel Molinero.

Esta iniciativa, que toma el nombre de las reuniones de pastores que se hacían en el pueblo para comer, cenar o celebrar algo, funcionó muy bien al principio, según explica el edil, ya que los artesanos se beneficiaban de alquileres bajos y a cambio abrían todos los fines de semana sus establecimientos. Sin embargo, resultó complicado para ellos mantener esta actividad debido a su presencia en ferias por lo que se redujo a un fin de semana con horarios consensuados. «Está dando mucha vida al pueblo los fines de semana», asegura.

«El proyecto funcionó muy bien en un principio. pero se terminó descuidando y en este momento nos encontramos en un punto en el que están los doce talleres ocupados», asegura Molinero. Por ello, con el compromiso de los artesanos, los hosteleros y alojamientos rurales, se han propuesto reactivar Las Caravas y para ello han abierto una oficina de turismo, «única en toda la comarca», afirma Molinero que además es ceramista y tiene su propio taller en el pueblo. Las visitas guiadas a los talleres y en un futuro próximo la formación para los visitantes son los ejes del plan previsto para Las Caravas. «La potencia está en el conjunto, es difícil encontrar doce talleres juntos en un pueblo tan pequeño», asevera Molinero, quien recuerda que en el año 2000 esta zona estaba «muy deprimida, casi abandonada».

Entre la docena de artesanos que forman parte del proyecto de Las Caravas hay grabadores, plateros, vidrieros, decoradores y artistas de la madera casi todos ellos con más de 15 años de oficio y que, en algunos casos, llevan más de una década en Cabañas de Polendos. Ése es el caso de Toly Mateos, que se dedica a «romper cristales» como ella dice. Realiza encargos «pequeños y grandes» en vidrio y asegura que «cada pieza es única». Entiende Mateos que Cabañas es «un sitio ideal para trabajar» y valora especialmente el hecho de estar rodeada de más artesanos. «Entre todos los talleres formamos uno supergrande en el que incluso compartimos proyectos como la creación de una web para la venta online de nuestros productos. Un gasto que individualmente no podríamos asumir», explica la vidriera. Mateos reconoce que cuando empezó estaba mal visto que las mujeres fueran vidrieras, ésta fue su primera lucha, recuerda. Por suerte, dice, las cosas han cambiado y destaca que la profesión de artesano está «en auge». Destaca que hacen «piezas que nadie hace» y por eso «la sociedad necesita más artesanos». Uno de sus alumnos, Mariano González, forma parte ahora de la empresa con Toly y para ella, «es una prueba más de que hay gente joven que quiere ser artesano».

Begoña Casado, otra de las artesanas, lleva en Cabañas 12 años y tres con taller propio, se dedica a la decoración de todo aquel mueble que cae en sus manos, muchas veces procedentes de la basura, «encuentras auténticas joyas», asegura. Además de su trabajo en el taller imparte clases de restauración en la zona de Cantalejo con la Diputación de Segovia. Reconoce haber recuperado algo el optimismo con el proyecto de Las Caravas.

«La idea es buena, lo que pasa es que tenemos que conseguir que la gente venga y se pueden hacer muchas cosas. Estamos volviendo a empezar y tenemos un margen grande de posibilidades», reflexiona Casado y considera que Las Caravas es «la única forma que tiene el pueblo de volver a tener un poco de vidilla».

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