
Nacho Sáez
Miércoles, 18 de junio 2014, 12:33
. «¿Por qué se ha olvidado a José Rodao? ¿Por qué le ha cubierto un manto de desmemoria?», se pregunta el periodista de El Norte de Castilla Carlos Álvaro, autor de José Rodao ¡Ese soy yo! (Editorial Círculo Rojo), la biografía que rescata al periodista y poeta nacido en Cantalejo en 1865 y fallecido en Segovia en 1927. «Era una persona especial, ingeniosa; un notable de la Segovia de aquel momento; alguien a quien a todos nos hubiera gustado conocer», señaló este miércoles el director del Archivo Municipal de Segovia, Rafael Cantalejo, que ayudó a desgranar algunas de las claves de la figura de Rodao.
Publicidad
Conducida por la periodista Carolina Uñón, la presentación de la obra escrita por Carlos Álvaro este fue definido por el director del Archivo Municipal como «una persona tenaz que cree en su trabajo y que tiene vocación de historiador» se celebró ante un auditorio prácticamente lleno que se emocionó con el relato de las historias sobre el personaje en torno al que gira este trabajo. Arropado por su familia su hija Carla leyó unos versos, Álvaro destacó que Rodao «fue en vida un poeta muy laureado y un ser humano queridísimo». Su compromiso con los más débiles, su aportación al periodismo de la época su firma figuró en diferentes periódicos durante 45 años de forma ininterrumpida, aunque no podía evitar referirse al periodismo como una profesión marginal y mal pagada, su ingenio y su manera desenfadada de entender la vida definen, según el periodista de El Norte, la vida de un personaje «sin el que es difícil entender la Segovia del primer tercio del siglo XX».
«Le reivindico como un modelo de conducta», subrayó Álvaro. Rodao sembró su vida de obras y anécdotas que le convirtieron en un hombre singular. El autor de su biografía contó cómo nació en Cantalejo por casualidad y cómo el párroco de este municipio intentó imponer a sus padres que le llamasen Lino por haber venido al mundo el día que se celebra este santo. «Triunfó la opción de bautizarle José, pero no se libró de llevar Lino de segundo nombre», contó Álvaro, quien no pudo evitar emocionarse al recordar el sufrimiento que padeció Rodao reflejado en sus textos de la época, aunque intentara no abandonar nunca el sentido del humor y la ironía que le caracterizaba después de que muriera Pepito, uno de sus hijos, de solo cuatro años.
Su amistad con personajes ilustres de aquellos tiempos, como el pintor Ignacio Zuloaga, el ceramista Daniel Zuloaga, el escultor Aniceto Marinas y escritores como Antonio Machado, Benito Pérez Galdós o Ramón María del Valle Inclán, también determinó la vida del poeta y periodista. Un orgullo para sus descendientes, que celebran, entre otros aspectos, «su talante progresista y su fe en la educación». Una de sus nietas, Valentina Valverde, agradeció a Álvaro «la documentadísima y entrañable biografía que ha hecho de nuestro abuelo».
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.