«Como en un pueblo no se está en ningún sitio»

Presidente de la Asociación Cultural Cateja Teatro de La Alberca, Isidro Luengo es un enamorado de su pueblo y de su comarca de la sierra de Francia, en la que realiza actividades, entre las que sobresale la organización de las fiestas patronales de la Asunción, declaradas de Interés Turístico Nacional, sobre todo por el Ofertorio a la Virgen el 15 de agosto y la Loa, el día siguiente.

Teatro y tradiciones de la zona son las cartas de presentación de una asociación que nació hace cuatro decenios para encargarse de realizar actividades en la turística y bella comarca. Isidro, de 57 años, cuenta aliviado que en el centro de salud de La Alberca «no ha habido contagios ni defunciones», aunque recuerda a dos personas pertenecientes a la asociación que fallecieron en Madrid. «Nunca las olvidaremos», asegura con emoción.

«Estamos muy ligados a las tradiciones y sentimos mucho la muerte, por lo que necesitamos días festivos, actividades que nos relacionen», asegura para agregar que «hay un libro que se titula 'Vida y muerte en La Alberca' en el que se plasma muy bien esa forma de ser».

Isidro plantea un verano «en el que disfrutamos de otra manera». «Buscamos actividades expandidas en el tiempo y ubicadas en exteriores, con más representaciones, por ejemplo en el teatro, para poder cumplir con la distancia y con las medidas de seguridad que debemos aplicar», explica. «La gente se ha mostrado muy responsable en el comienzo del verano, como ocurrió en la procesión del Corpus, de mucho arraigo en La Alberca, y que se convirtió en una miniprocesión, con las calles engalanadas», afirma.

La hermosa localidad salmantina la habitan unas 5.000 personas en la temporada estival, con lo que se multiplica de una manera considerable la población, que de derecho se aproxima a los 1.100 empadronados. «Vivimos del turismo y no podemos echar a los visitantes porque arruinaríamos nuestra forma de vida», reflexiona al tiempo que muestra su seguridad en que la zona serrana en la que se enclava es un destino más demandado en este verano atípico.

«Como en un pueblo no se está en ningún sitio», sentencia el presidente de la asociación cultural Cateja. «Aquí tenemos servicios, gente todo el año y todo esto puede ser una buena oportunidad para que alguien más se decida a instalarse en La Alberca», explica.

Suspendidas las actividades festivas, Isidro echará de menos las fiestas de la Virgen de agosto, aunque mantiene la esperanza de que se puedan hacer los dos actos más representativos del ciclo festivo: el Ofertorio y la Loa. «Es posible que se haga en el exterior, en un sitio grande, y me encantaría porque ya la Loa la hice hace muchos años». También añorará las verbenas «porque es un sitio de encuentro, un lugar en el que coincides con la gente de otros pueblos y a la que ves solo una vez al año».

Sin actos con aglomeraciones, la salida es el campo, el precioso entorno que ofrece La Alberca. «En la temporada veraniega, la asociación ya saca al campo a la gente y en esta ocasión, con las condiciones que vivimos, lo demanda más», explica Isidro quien señala que «lo hacemos de una forma altruista para que conozcan la sierra, con caminatas». Y también muestran y presumen del atractivo y turístico pueblo «con visitas y rondas teatralizadas por las calles, para representar las costumbres». «Es curioso –añade– que la gente no da importancia a lo que tiene, tan bonito, y en la asociación no queremos ser más que nadie sino enseñar los rincones de un lugar tan hermoso».

La asociación Cateja agrupa a personas de todas las edades, desde 4 a 80 años, y a lo largo de sus cuatro decenios de existencia acumula innumerables anécdotas, a las que sumarán otras muchas en este verano tan diferente y particular. «Se nos ocurren cosas para disfrutar de otra manera de este tiempo libre tan distinto que nos toca vivir», concluye Isidro.