El Centro de Día de AFA afronta el alzheimer en un lugar seguro
Covid ·
La Asociación de Familiares con Alzheimer ha pasado una etapa muy dura por la pandemia y resaltan que una actuación rápida es importanteBeatriz Castaño / word
Salamanca
Lunes, 14 de febrero 2022, 12:06
AFA es una asociación que nace en el año 1988 con dos objetivos claros, por un lado, poder hablar entre los familiares y poner en común sus experiencias y, por otro lado, dar una solución a esa situación, es decir, tratar a la persona con alzheimer.
La asociación fue creciendo desde la base, comienzan siendo pocas familias las que se juntan para poner en común sus vivencias, pero con el paso de los años, y poniendo mucho empeño y esfuerzo, y con el apoyo de algunas instituciones, crean uno de los principales pilares de la asociación, el Centro de Día, siendo este el primero en construirse en 1994. Más adelante en el año 2000 se crea la Residencia.
Años más tardes y con las bases de la asociación ya más asentadas, se crea un servicio de SPAP (Servicio de Promoción de la Autonomía Personal), que se aplica en personas que se encuentran en las primeras fases de la enfermedad, y, por último, se encuentra la ayuda a domicilio, en el que varios auxiliares recorren las distintas viviendas para hacer terapia de estimulación con las personas con alzheimer. Estos son los cuatro pilares que conforman la asociación a día de hoy, y que son la base para ayudar tanto a los enfermos como a los familiares.
Sin embargo, y debido a la situación generada por la pandemia, la asociación se ha visto afectada, y han sufrido una gran pérdida de usuarios en sus distintas estancias. Ahora y con la vuelta a la «normalidad», la residencia ha conseguido recuperarse y seguir adelante, contando hoy en día con un total de 49 plazas cubiertas de las 52 totales. Esto se debe a que las familias a raíz de toda la situación pandémica han generado unas necesidades muy fuertes, que han llevado a verse desbordados para llevar a cabo las labores de cuidados que son básicas en personas con alzheimer.
Por otro lado, el Centro de Día no ha tenido la misma suerte, ya que muchas personas aún no quieren llevar a sus familiares por miedo a que se contagien. Además, los usuarios que acuden aún están en las primeras fases de la enfermedad, lo que lleva a las familias a «apurar» más el hecho de llevarlos allí.
Sin embargo, y algo que han querido destacar tanto Ana Iglesias Gómez como Eva M. Sánchez Hernández, directora y subdirectora del Centro, es que retrasar el tratamiento en personas con alzheimer puede suponer un tiempo esencial para evitar que la enfermedad se propague con tanta rapidez.
«El alzheimer no tiene cura, el único tratamiento que hay es la estimulación cognitiva, física y funcional, y en el momento que tienes activa a la persona ralentizas la enfermedad» afirmaba Eva M. Sánchez. «Estamos notando que las personas no están acudiendo al Centro, quizás por ese miedo, y estamos perdiendo un tiempo fundamental» contaba Ana Iglesias al Norte de Castilla.
Además, han querido expresar que el centro es un lugar seguro. Durante la pandemia permaneció cerrado, por lo que esa situación les ha permitido llevar a cabo distintas medidas, que se siguen tomando hoy en día para garantizar un espacio adecuado en el que se pueda tratar a los usuarios.
Se han creado son tres unidades de convivencia diferentes, como estipula el modelo de atención central a la persona, donde se han sectorizado los grupos en salas diferentes, sin ningún tipo de contacto entre ellos, comiendo en espacios individuales, y con distintos horarios para usar los aseos. Cada grupo tiene el mismo equipo de profesionales a su cargo. Y, además, se ha ampliado la oferta horaria, para que las familias puedan adaptar sus tareas diarias al horario del centro. Cuentan con las mismas ocho horas, pero ahora se encuentran dos horarios, por un lado, de 10 de la mañana a las 18 de la tarde y de 8:30 a 16:30.
La asociación está formada por 70 personas en la actualidad. De continuo, y en concreto, en el Centro de día trabajan siete personas: cinco auxiliares, una persona de limpieza y una coordinadora. Además, acuden periódicamente, diversos profesionales; un médico, una enfermera, un fisioterapeuta, una psicóloga y una trabajadora social, que se encargan de hacer un historial individualizado de la persona para poder llevar a cabo un seguimiento semestral de la evolución de la enfermedad.
Antes de la pandemia se llevaban a cabo gran variedad de actividades que debido a esta nueva situación se han tenido que suspender, entre ellas, talleres con los familiares que les ayudaban a sobrellevar la situación y hablar y desahogarse sobre sus experiencias con la enfermedad, este es uno de los puntos que quieren retomar.
Por otro lado, la asociación se ha adaptado también a los nuevos tiempos y han creado el voluntario telemático. Antes de la pandemia cualquier persona de un campo profesional que estuviera relacionado con las labores que se desempeñan en el centro podían acudir a realizar distintas actividades con los usuarios, sin embargo y debido a la Covid-19, esas actividades han pasado a ser telemáticas, algo que ha gustado mucho a las personas que se encuentran en el centro, ya que es algo nuevo para ellos y que les está creando una gran motivación para seguir llevando a cabo «todo aquello que se les proponga, además de ser un aspecto muy gratificante para los voluntarios» nos contaba la subdirectora del Centro de Día.
Otro de los proyectos que quieren llevar a cabo es el Modelo de Atención a la Persona, es una atención personalizada, en la que se asigna un profesional de referencia, que se encarga de elaborar la historia de vida de la persona con alzheimer, para conocer detalles y saber sus preferencias, además de tener en cuenta temas médicos. De esta manera, pueden enfocar y llevar la enfermedad de cada persona de una manera más individualizada, ya que se establecen las actividades que le gusta a cada uno, y a partir de ahí se crea un proyecto de vida, para que así los enfermos tengan un «papel» dentro del centro y puedan personalizar los ejercicios que hacen en aquellos aspectos que más les gusten para que de esta manera sea más fácil poder tratar a la persona y que ellas mismas quieran cooperar.
Por último, quieren poder ayudar a las personas a acerarse más a la enfermedad a través de cursos de formación. Antes de la pandemia ya los han llevado a cabo entre profesionales como la guardia civil, o en un ámbito más educativo como en institutos, creen que es algo fundamental para saber ayudar a las personas que padecen alzheimer y además, están siendo muy demandados entre distintos sectores, tanto profesionales como entre las propias familias.
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