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Mirian Cortés, en el interior de la Pontificia.
Flores para Unamuno

Flores para Unamuno

La rectora de la Pontificia Mirian Cortés realizará el día 31 la ofrenda floral al exrector y pensador Unamuno, un homenaje que coincide este año con el 80 aniversario de su fallecimiento

REDACCIÓN / WORD

Martes, 27 de diciembre 2016, 11:50

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La rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca (Upsa), Mirian Cortés, será la encargada de realizar la ofrenda floral a Miguel de Unamuno el próximo 31 de diciembre, en recuerdo al exrector salmantino que murió en ese día de 1936. Según dio a conocer ayer el Ayuntamiento, el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, y la rectora de la Upsa depositarán una corona de laurel a los pies de la escultura de Unamuno, obra de Pablo Serrano e inaugurada en 1968.

El homenaje se celebrará, ante su estatua frente a la casa donde vivió y murió, en el día que se cumplen 80 años del fallecimiento del escritor y del exrector de Salamanca.

Mirian Cortés, catedrática de Derecho Eclesiástico del Estado en la Facultad de Derecho Canónico desde 2008 y decana de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia de 2004 a 2010, es la rectora de esta universidad desde septiembre del pasado año.

Es autora de más de cincuenta publicaciones científicas de varios tipo (libros, capítulos de libro, comentarios a las leyes de la Iglesia, artículos en revistas especializadas, o voces en diccionarios canónicos) sobre materias relacionadas con el Derecho Canónico y con el Derecho Eclesiástico del Estado.

Cortés tomará el relevo dejado en años anteriores por Ricardo Luis de Carballada (2015), Ana Chaguaceda (2014), el también rector de la Pontificia Ángel Galindo (2013) o el escritor Juan Manuel de Prada (año 2012).

Una tradición que se viene realizando desde el año 2000 frente a la escultura de Unamuno en el último día del año y que en 2015 tuvo al prior de los Dominicos como protagonista con motivo del octavo centenario de la fundación en Toulouse (Francia) de la Orden de Predicadores. Un homenaje en el cual se recordó la relación de Unamuno con los Dominicos a lo largo de toda su vida y especialmente en sus crisis de fe que, en el año 1897, le llevó incluso a recluirse durante tres días en el convento salmantino de San Esteban.

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