
Ver fotos
El Valladolid de Pacheta se topa con la horma de su zapato pero sigue pisando firme
Encuentra un rival contestón que le apretó y discutió todos los balones divididos, impidiendo cualquier atisbo de juego trenzado y colectivo, pero se levanta dos veces y se impone en la tanda de penaltis
Si usted, querido lector/aficionado, tuvo oportunidad de acudir a Zorrilla el pasado miércoles y poner la lupa ayer en el trofeo Villa de Zaratán ... para evaluar el estado de su equipo, hágase un favor: quédese con el segundo ejemplo. Es más fiable de lo que se va a encontrar el Real Valladolid en su vuelta a Segunda División. Un rival que no concede un segundo de respiro, que porfía contigo en número de kilómetros recorridos, que ataca cada balón dividido como si fuera el último y que no permite, ni de lejos, lo que permitió el Rayo en el partido de presentación.
Este preámbulo no quiere decir que el equipo de Pacheta haya perdido su condición de favorito al ascenso en 48 horas, sino más bien que a lo largo de la temporada se va encontrar más Amorebietas, peleones en las disputas y pegajosos en las marcas, y menos rivales contemplativos que le dejen hacer y deshacer. Dicho esto, en el amistoso que dio por zanjada la pretemporada supo levantarse por dos veces (0-1 y 1-2) antes de empatar y llevarse el trofeo en juego.
Real Valladolid
Masip (Caro, minuto 46); Luis Pérez (Janko, minuto 76), Bruno, Joaquín (Corral ,minuto 76), El Yamiq (Kiko Olivas, minuto 45, Javi Sánchez, minuto 72), Olaza (Nacho, minuto 80), San Emeterio (Toni Villa, minuto 54), Óscar Plano, Roque Mesa (Aguado, minuto 54), Marcos André (Kuki Zalazar, minuto 22) y Weissman (Sekou, minuto 76).
2
-
2
Amorebieta
Santamaría; Aldalur (Seguín, minuto 78), Arregi, Iker Bilbao (Mikel Álvaro, minuto 78), Larrucea (San José , minuto 72), Oier Luengo, Irazabal, Orozco (Amorrortu, minuto 73), Ozkoidi (Garro, minuto 78), Etxaburu (Markel Lozano, minuto 53) y Guruzeta.
-
Goles: 0-1 (minuto 27): Etxaburu. 1-1 (minuto 60): Kiko Olivas. 1-2 (minuto 65): Ozkoidi. 2-2 (minuto 85): Nacho, de penalti. En la tanda marcaron por el Valladolid Nacho, Javi Sánchez, Sekou, Aguado, y Kuki Zalazar; por el Amorebieta anotaron San José, Amorrortu, y Seguín. Falló Mikel Álvaro.
-
Árbitro: Rivera García (Castilla y León), auxiliado por Crespo Villa y Martín Diéguez. Amonestó a El Yamiq por parte local, y a Aldalur por los visitantes.
-
Incidencias: Tercer y último partido amistoso de pretemporada para el Valladolid, correspondiente al I Trofeo Villa de Zaratán, celebrado en el estadio municipal con 500 espectadores en la grada.
Nada tuvo que ver el tercer amistoso con el segundo, ni por intensidad ni por rival. Un Amorebieta mucho más aguerrido que el Rayo, intenso en la presión, sin concesiones y casi siempre por detrás del balón pero a milímetros de él, evitando en la gran mayoría de las acciones un segundo toque tras control de los jugadores del Real Valladolid. Encontraron los de Pacheta enfrente una buena horma para calibrar el momento que atraviesan de pretemporada. Un equipo pegajoso, con un sello inconfundible de escuela vasca, y más fiel a lo que se estila en la antigua Segunda B que al fútbol que acostumbran Rayo o el propio Valladolid. No le viene mal probar de esta medicina, que probablemente le toque digerir en más de una ocasión esta temporada.
Casi sin pretenderlo, en ese fútbol se vio sumergido el equipo blanquivioleta, que empezó buscando la posesión y el primer toque y a las primeras de cambio se dio cuenta de que iba a resultar poco menos que imposible ante el empuje y agresividad de un rival que cortaba de raíz cualquier atisbo de triangulación. Así, y después de diez minutos de dominio local, el partido se jugó a lo que quiso el Amorebieta que, pese a sus diez incorporaciones, se mostró mucho más cómodo y próximo a su estilo. Posesiones muy cortas, sin posibilidad de trenzar la más mínima acción de ataque, y con una cantidad ingente de faltas que hizo imposible cierta continuidad en el juego.
El plan de partido del Valladolid, idéntico al del pasado miércoles en el Trofeo, pinchó esta vez en hueso. Esta vez con Roque Mesa como organizador y sin Toni buscando las cosquillas del rival entre líneas, la apuesta por las bandas como único recurso posible facilitó el trabajo de los de Íñigo Vélez, que también con tres centrales, fijaron a sus laterales pegados a la cal para evitar que los locales llegaran a la línea de fondo. Cortado este suministro, y sin la movilidad de Marcos André -sustituido a los veinte minutos en una decisión calculada por las molestias que arrastra el brasileño-, el Valladolid alcanzó el descanso a merced del Amorebieta.
Sólido y contundente sin balón, no necesitó el conjunto vizcaíno elaborar su juego para encontrar la portería contraria. Al más puro estilo del fútbol vasco, su amenaza llegó a balón parado o en segundas jugadas aprovechando el error del rival.
De hecho, le bastaron dos faltas para hacer gol. En la primera amagó Orozco, rematando de cabeza fuera por poco un balón llovido desde el medio campo, y en la segunda Etxaburu sí acertó llevando a la red un balón prolongado un segundo antes por Arregi.
El gol reforzó su plan con un Valladolid enfrente incómodo y cada minuto que pasaba más perdido sobre el campo.
Se echó en falta un plan B. Si ante el Rayo aplaudía Pacheta los kilómetros recorridos, esta vez se topó con la horma de su zapato. Un rival más contestón empeñado en ganar cada balón y pelea individual, más allá de pensar en la posesión y juego colectivo. El resultado justificaba plenamente el esfuerzo y derroche de energía de los vizcaínos.
Sin posibilidad de hilvanar tres pases seguidos, se imponía un juego más directo. Un balón a la espalda de la defensa o bien una acción a balón parado que acortara el proceso de elaboración.
El guion lo clavó San Emeterio a los pocos segundos de la reanudación, en una falta que remató en el segundo palo al fondo de las mallas y que anuló por error por el árbitro asistente.
Tuvo que subir al marcador, pero sin encontrar la recompensa buscada, ese remate sí iba a enseñar el camino al Real Valladolid, mucho más incisivo y ambicioso esta temporada en las acciones a balón parado. Ha descubierto en el pie izquierdo de Olaza un arma infrautilizada desde enero, y los centros en su bota desprenden otro aroma. No es casualidad que el 90% de las faltas botadas por el uruguayo lleven peligro a la portería contraria. Ante el Amorebieta le puso un balón franco a El Yamiq, que el marroquí envió arriba; el siguiente acabó en gol anulado; y el tercero encontró sin marca a Kiko Olivas en el tanto del empate.
Para entonces, el equipo de Pacheta había conseguido recuperar el dominio y cierto control con la salida al campo de Toni y Aguado.
Había conseguido lo más difícil y sin embargo en un despiste en banda izquierda propició una internada del Amorebieta hasta línea de fondo que Ozkoidi, llegando en segunda jugada, empaló rasa lejos del alcance de Caro.
El carrusel de cambios en uno y otro banquillo acabó por matar el partido, que sin embargo aún dejó una vía de escape al Valladolid en una acción aislada que terminó en penalti por manos de Luengo. Nacho, lanzador inesperado, transformó y mandó el partido a una tanda de penaltis en la que el Valladolid se mostró más acertado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.