Roberto Corral hace historia en Bosnia
El vallisoletano afronta la recta final de la recuperación de la operación de rodilla en las filas del Rudar Prijedor de la Primera División del país balcánico, que contará por primera vez con futbolistas españoles. El exmadridista Ognenovic es el técnico que ha confiado en él
A Roberto Corral (Valladolid, 1997) el fútbol le echó un órdago a grande, a chica, a pares y a juego. 'All in' al filo de las vacaciones de Navidad del curso pasado. Su rodilla hizo crack en una acción fortuita y el 2 de enero pasó por el quirófano. Kilómetro cero de su nuevo reto vital. Han pasado siete meses y medio y el bravo futbolista vallisoletano encara la última curva de este áspero Tourmalet que le ha tocado escalar para recuperar la sonrisa y mantener intacta su ilusión por poner punto y seguido a su carrera deportiva. «Desde el día que me operaron no he dejado de pensar por y para la rodilla. He intentado mantener mi estado físico de la mejor manera posible. Nunca cuentas con una lesión de esta gravedad y está siendo una recuperación positiva, pero muy dura también. Es un proceso muy largo. No es como otras lesiones, que son 2-3 meses. Aquí llevo siete meses y medio y estoy ya con muchas ganas de comerme el césped».
Desde que salió del Real Valladolid, su trayectoria ha dibujado un completo ejercicio de superación en todos los sentidos. Después de finalizar su relación contractual en Andorra con el Santa Coloma, Corral da ahora un paso más en su periplo internacional y ya trabaja a las órdenes de Perica Ognejnovic en el Rudar Prijedor, de la Primera División Bosnia. El exfutbolista del Real Madrid, con el que coincidió en su aventura ucraniana, se ha convertido en uno de los pilares de la trayectoria del vallisoletano, que abre la historia de los futbolistas españoles en el país balcánico. «Es la primera vez que hay jugadores españoles en esta Liga. En los peores momentos es cuando más se necesita a las personas y él míster ha estado ahí justo en ese momento. Le estoy eternamente agradecido porque es una gran oportunidad, un gran proyecto para hacer cosas bonitas y para crecer juntos e ir hacia arriba en una Primera División europea. Además, le estoy ayudando en la parcela deportiva y me he traído a cuatro españoles más que tienen mucho potencial», señala.
Junto a Corral, la expedición española del Rudar se completa con Abel Pascual, exjugador de la Segoviana; Andrés Mohedano, que coincidió el vallisoletano en el Numancia y en el Santa Coloma de Andorra, además de jugar en Segunda con el Mirandés; Álvaro Roncal, que debutó con el Éibar en Segunda; y Jorge Bolívar, que llega después de hacer triplete con el Santa Coloma en la competición andorrana. La Liga Bosnia ya ha comenzado y el equipo de Ognejnovic y Corral ha sumado cuatro puntos, con un triunfo, un empate y dos derrotas. «De momento estamos consiguiendo nuestros objetivos. El principal es no descender, pero tengo mucha fe en que podamos soñar con cosas mejores. Estamos haciendo una plantilla muy competitiva», apunta el lateral pucelano.
Corral es un trabajador incansable, un deportista pleno que ha sabido sobreponerse a todas las adversidades que le ha planteado su destino. El verbo rendirse no aparece en su diccionario. Durante los últimos siete meses y medio se ha entregado en cuerpo y alma para superar el trance en el menor tiempo posible. «Al sexto día de la operación empecé ya a trabajar en la clínica Unum, donde me han tratado muy bien y he tenido en mi mano todo tipo de máquinas, fisioterapeutas, readaptadores y todos los medios para poder trabajar entre 4 y 8 horas diarias. Me levantaba a las 8 de la mañana y a las 10 ya estaba en el centro. Ahí trabajaba hasta las 14 horas y por la tarde, comía, me echaba la siesta y a las cinco y media ya estaba otra vez trabajando hasta las ocho. Luego, ya por la noche, concluía con mis máquinas de presoterapia y con ejercicios de estiramientos para terminar el día. Así he estado hasta finales de mayo, que acabé contrato y ya empecé mi siguiente etapa en Bosnia», continúa.
La mayor incertidumbre en este tiempo de recuperación ha residido en las dudas sobre su futuro más inminente. «Es muy difícil, es un reto complicado porque es un proceso muy largo. Estás entre 8 meses y un año parado, entre unas cosas y otras, y se te pasan muchas cosas por la cabeza. Sobre todo, piensas que es difícil que los equipos confíen en ti, piensas que el fútbol se puede acabar. Es muy duro. Y lo que más ansiedad te genera es el futuro, pero yo lo último que podía hacer era meter pensamientos negativos y de desconfianza en mi cabeza, y mi mejor motivación ha sido hacerme un autoseguimiento de mí mismo, de la evolución de la lesión gracias a mi formación como fisioterapeuta titulado. Mi gran motivación ha sido ver cómo iba evolucionando semana a semana. He ido subiendo a Instagram vídeos para ayudar a otras personas en mi misma situación y cuando me recupere completamente subiré uno global de estos meses de recuperación para que los ejercicios sean de utilidad a cualquier otra persona que pueda sufrir esta lesión. Mi mayor satisfacción en este tiempo ha sido irme todos los días a la cama con la satisfacción del deber hecho. El resto ya no depende de mí», añade.
El vallisoletano está como loco por volver a enfundarse la zamarra de juego. Después del calvario que ha vivido, su tono de voz destila esperanza e ilusión. De hecho, ya toca el balón y ve la luz al final del angosto túnel. «Ahora ya estoy haciendo campo. La primera parte del entrenamiento la hago con el grupo, sin contacto, ronda de pases, trabajo táctico, etc, y luego hago velocidad, cambios de dirección, gimnasio y estoy en ese proceso de readaptación al fútbol. Espero que en un mes o mes y medio esté ya compitiendo si todo va bien. Solo me falta ganar un poco la extensión y ganar musculatura en la pierna izquierda», reconoce Corral.
Ognejnovic llegó al Real Madrid en el año 1999 con hechuras de firme promesa del fútbol internacional. El conjunto blanco pagó 400 millones de pesetas por él. Apodado 'El Átomo' no tuvo suerte, aunque en su expediente figura la Octava Champions del Real Madrid. Como entrenador, «es muy cercano, se preocupa mucho por el jugador, tiene unos grandes conocimientos tácticos y estoy seguro de que algún día será entrenador del Estrella Roja, que es su sueño», amplía Corral. «En su día, en Ucrania, aprendí muchísimo de él y no he perdido el contacto en estos años en los que no hemos estado juntos. Es una persona me conoce perfectamente dentro y fuera del terreno de juego y cuando me llamó no me lo pensé».
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El Rudar Prijetor es un recién ascendido, «pero respaldado por el mejor club de la Liga, que el año pasado hizo octavos de Conference». Ognejnovic tiene plenos poderes para construir el proyecto y Corral es una de sus piedras angulares. El lateral pucelano ha firmado por una temporada, como el resto de españoles. Además de reanudar su carrera tras la lesión, el vallisoletano confía en que el conjunto bosnio sea también un buen escaparate para seguir escribiendo páginas brillantes en su carrera deportiva. «Si lo hacemos bien, estoy seguro de que podemos llamar la atención de otras ligas europeas importantes y continuar creciendo, tanto el míster como los demás».
Con el mercado español acotado a Segunda B, en su día, y Primera RFEF, Corral no tuvo problemas para convertirse en un trotamundos del fútbol internacional con clubes de Polonia, Ucrania y Andorra como últimos destinos, antes de recalar en Bosnia para poner la primera piedra del balompié español en la Primera División del país balcánico. «En estos países hay muy buenas condiciones y te sientes profesional en todos los sentidos. En Segunda B y Primera RFEF todo es semiprofesional», matiza. Con la ilusión a pleno rendimiento, Corral cuenta las horas para defender el lateral zurdo de la zaga del Rudar Prijedor y, sobre todo, para volver a sentirse futbolista. Su incansable trabajo tendrá entonces la recompensa merecida.
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