Sergio González imparte indicaciones el pasado sábado. R. García-Efe

Un Real Valladolid colista y con el peor inicio en 23 años

El Pucela de Sergio González ofrece el comienzo más pobre en Primera desde que Cantatore fue despedido en 1997 y dejó paso a Sergio Kresic

Arturo Posada

Valladolid

Lunes, 5 de octubre 2020, 07:26

El Real Valladolid dispondrá de dos semanas para rumiar su nueva realidad: es el nuevo colista de Primera División, una situación que le remonta a ... décadas pretéritas. La dura derrota ante el Eibar, junto al triunfo del Alavés ayer ante el inoperante Athletic Club, deja al equipo blanquivioleta como farolillo rojo en la élite del fútbol español. En cinco jornadas, solo ha sumado dos puntos, merced a los empates ante Real Sociedad y Celta. Los más jóvenes no recordarán nada parecido. La última vez que el Pucela se vio en lo más hondo de la tabla fue el 25 de agosto de 2001. Sin embargo, entonces solo se había disputado una jornada: el 4-0 en Riazor ante el Deportivo le condenó momentáneamente a la mazmorra... empatado a cero puntos con otros nueve equipos (no hubo empates aquel fin de semana).

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Solo fue un espejismo: el Pucela de Pepe Moré empató ante el Valencia en la siguiente jornada, venció al Málaga a domicilio y hasta sacó un empate en el Bernabéu ante el Real Madrid con un gol de Cuauhtémoc Blanco en las primeras cinco jornadas, tras perder en casa ante el Betis. El Real Valladolid acabó aquel año duodécimo con el siempre fiable Moré.

Para encontrar un inicio peor que el actual hay que remontarse a la convulsa campaña 1997-1998. El Real Valladolid no ganó en las primeras cinco jornadas. Vicente Cantatore fue despedido en directo por Marcos Fernández Fermoselle en el programa radiofónico de José María García tras encadenar tres derrotas en los tres primeros partidos. Antonio Santos, recambio temporal, tampoco pudo ganar en la cuarta jornada. Y Sergio Kresic, que se hizo cargo del banquillo en la quinta, tampoco logró ese día el triunfo. El Pucela era colista con cero puntos, empatado con el Sporting. Sin embargo, la campaña acabó bien, con el Real Valladolid en el undécimo puesto. Los malos inicios no siempre equivalen a malos finales.

Al Real Valladolid de Sergio González le costó arrancar el motor en la campaña 2018-2019, después del espectacular al ascenso de la temporada anterior. En las primeras cinco jornadas, solo sacó tres empates (uno más que ahora). Cayó hasta el puesto decimonoveno, con el Leganés por detrás. Luego, encadenó cuatro victorias consecutivas y un empate antes de perder en el Bernabéu contra el Real Madrid. Finalmente, salvó la categoría de manera exitosa.

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El problema actual radica en la lastimosa manera de caer frente al Eibar porque el Real Valladolid se vino abajo cuando se encontró en superioridad y se vio bloqueado durante los veinte minutos en los que jugó con un futbolista más sobre el césped tras la roja a Diop.

Los números son reveladores: el Eibar remató tres veces en ese lapso. No solo logró el gol de Kevin Rodrigues en el 89, sino que Roberto tuvo que sacar una mano firme para evitar el tanto de Kike García de falta directa. Sergio Álvarez cabeceó alto un córner en el 81. El Real Valladolid no pudo oponer nada arriba. El único intento que pudo efectuar llegó, ya a la desesperada, pasado el minuto 96 con un remate de El Yamiq en fuera de juego que no llegó a encontrar portería, segundos antes de que el colegiado señalase el final de la infame tarde.

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La actitud combativa de un Eibar con diez queda patente en la estadística de duelos aéreos: en los últimos veinte minutos (desde el 76 al 96), el conjunto que dirige José Luis Mendilibar ganó todos los balones altos. Las seis pugnas fueron para los visitantes, dos de ellas dentro del área, incluido el decisivo tanto de Kevin Rodrigues.

La posesión en este tramo final, favorable a los pucelanos, resultó del todo improductiva (58,7% por 41,3% de los eibarreses). Como consecuencia, el Eibar dio menos pases (52 por 72 del equipo blanquivioleta), pero uno de ellos, el centro de Arbilla, resultó clave para tumbar a un Real Valladolid que ni siquiera pudo evitar caer en fuera de juego en un par de ocasiones cuando se encontraba en superioridad. Pero en la dirección de esos pases se muestra a un Eibar que miró hacia el último tercio del campo en 21 ocasiones. El Real Valladolid, con más posesión, lo hizo en 24 envíos.

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El Eibar también fue mejor en los últimos veinte minutos a la hora de interceptar balones: lo lograron Inui, Correa y Oliveira. Al Real Valladolid no se le contabilizó ninguna en este último tramo. Y los visitantes cometieron solo una falta más que los pucelanos en este tramo final porque les bastó la presión y los errores de los jugadores locales para mantener a raya la portería de Dmitrovic.

El Real Valladolid falló en todos sus ataques, ante un Eibar bien armado. Solo el blanquivioleta Kike Pérez encontró algo de luz con una gran acción en la que se vieron costuras de Weissman: el israelí trató de controlar el balón en lugar de probar directamente a Dmitrovic y acabó cometiendo falta cuando la pelota se le descontroló. El Yamiq regaló luego un balón a Inui, Luis Pérez puso un mal centro y Javi Sánchez dio un mal pase que robó Kevin Rodrigues. Los pases largos y el juego por las bandas resultaron improductivos. Sin Orellana (lesionado) ni Toni Villa (sustituido) el juego interior desapareció.

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Tensión entre compañeros

En el césped hubo una bronca claramente audible entre Roberto y Nacho. El portero pidió al lateral que estuviera «tranquilo» en medio de una letanía de tacos. La lesión de Inui obligó a Mendilibar a dar entrada a Arbilla, que jugó a banda cambiada. Por ahí se obró el milagro del Eibar: con su pierna 'mala', Arbilla se deshizo del marcaje de Hervías, sacó el centro que remató de cabeza Kevin Rodrigues, que mide 1,69 metros. Nacho no solo no saltó, sino que perdió toda referencia e incluso se agachó ante la llegada del franco-portugués En los últimos seis minutos de tiempo añadido, Dmitrovic solo tuvo que intervenir para atrapar sin problemas un centro de Javi Sánchez. El desastre ante el Eibar ha dejado al Pucela colista y con el peor inicio en la élite desde hace 23 años.

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