Un pintor de brocha fina en la banda izquierda
El jugador del Real Valladolid Raúl García Carnero está descubriendo durante el confinamiento su habilidad con el pincel. «Mi verdadera pasión es la fotografía», asegura
Se le acusa habitualmente al futbolista de vivir en una burbuja ajeno al resto del mundo. De flotar por los terrenos de juego sin demostrar afecto ninguno. De falta de empatía. De no tener sensibilidad. Incluso de pasar por la profesión sin ninguna inquietud que no sea la de procurar patadas a un balón.
Sin embargo y aunque puedan parecer excepción, no son pocos los ejemplos de futbolistas que consiguen terminar una carrera o completar un ciclo formativo. Jugadores que ven más allá de una carrera deportiva que acostumbra a ser más corta de lo deseado, y optan por allanar el camino antes de que llegue el día.
El caso de Raúl García Carnero es uno de ellos. Si la gran mayoría no tiene muy claro por dónde irán los tiros cuando cuelguen las botas, el lateral gallego del Real Valladolid sabe al menos dónde apuntarán. «Con 18 años no tenía claro qué estudiar y aunque estudié INEF, mi verdadera pasión es la fotografía. No hice el ciclo de imagen pero siempre que puedo y me lo permite el ritmo de partidos y entrenamientos hago cursos», explica, convencido de que cuando el balón deje de rodar montará un estudio como forma de vida. De momento esa pasión es un hobby que le ha llevado a retratar paisajes exóticos como los de Uganda y Tanzania en su luna de miel. «Me gusta la fotografía y llevo muchos años leyendo y aprendiendo».
El jugador, que se incorporó a la disciplina del Real Valladolid en el último mercado invernal, mes de enero, ha descubierto ahora una nueva habilidad en pleno confinamiento. Ha desdoblado su afición por todo lo que tiene que ver con la imagen para dar vida a todas esas fotografías que acumula en su 'book' particular.
Acudió a Amazon y, con la excusa de comprar unas óleos para su hijo, ha empezado a pintar. «No lo había hecho en mi vida. Ahora nos hemos puesto los tres y le hemos cogido afición. Empecé a leer por Internet, me puse a probar técnicas y al final es como todo proceso, con la práctica vas aprendiendo», señala García Carnero, que con el paso de los días ha ido perfeccionando su estilo hasta rematar en la tarde de ayer su cuarto cuadro. Hasta su propia hermana –«ella sí ha ido a clase y pinta bien», apunta– se ha sorprendido de los avances que ha hecho en poco tiempo, durante las horas que le deja el día después de atender a su familia y al plan específico que recibe del preparador físico del club.
«Siempre que puedo y me lo permite el ritmo de partidos y entrenamientos hago cursos de fotografía», asegura el jugador gallego
Su actividad sí es algo que no sorprende al aficionado blanquivioleta. «Necesito estar entrenando constantemente, de ahí que decidiera comprarme una cinta de correr al poco de empezar el confinamiento. Tengo además una máscara que limita el oxígeno y con los ejercicios que nos mandan intento que la pérdida de forma no sea tan grande», asegura, bastante sorprendido por la frivolidad con la que se está hablando de la vuelta del fútbol. «Es hablar por hablar, lo principal ahora es la salud. Nosotros vamos a poner todo de nuestra parte pero siempre dando prioridad a la salud», insiste, inquieto como está por la de su madre, enfermera en un hospital de La Coruña.