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Una formación blanquivioleta de la temporada 1951-52, en Chamartín y con la camiseta roja de los desplazamientos. De pie, Goicolea, Matito, Lemes I, Lesmes II, Ortega y Lasala, Agachados, Cánovas, Coque, Lolo, Domingo y Olcina

Olcina, la revelación goleadora del Real Valladolid

La Vista Atrás ·

Fichado del Alcoyano, le hizo un triplete al mítico Eizaguirre en un partido de Ferias del año 1951

José Miguel ortega

Domingo, 8 de diciembre 2019, 08:25

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Luis Olcina, extremo e interior zurdo procedente del Alcoyano, fue una de las novedades en la plantilla blanquivioleta de la temporada 1951-52. Aunque no era un fichaje de relumbrón, a los aficionados locales sí les sonaba su nombre, pues la temporada anterior fue el autor del gol que, contra todo pronóstico, constituyó la victoria del equipo alicantino en Zorrilla, frente a un Valladolid que había sido la revelación de la Liga y estuvo de líder durante nueve jornadas.

Aunque aquella temporada el Alcoyano descendió con unos números muy pobres –solo seis victorias, 36 goles y favor y 92 en contra– había ascendido a primera antes que el Valladolid, en la 45-46, pero bajó, volvió a subir y a bajar nuevamente, ganándose aquella frase que los periódicos hicieron famosa: Tienes más moral que el Alcoyano…

Uno de los pocos destacados de aquel Alcoyano fue Olcina, por quien el técnico blanquivioleta, Juan Antonio Ipiña, apostó desde el principio, ya que fue titular durante media temporada, con magnificas prestaciones goleadoras, teniendo en cuenta que destacaba más poniendo centros que rematando a gol. Aún así, en el partido correspondiente a la tercera jornada, el 23 de septiembre de 1951, frente a la Real Sociedad, destapó el tarro de las esencias goleadoras y, con tres tantos, se convirtió en la indiscutible figura del conjunto blanquivioleta.

La ciudad estaba en plenas ferias de San Mateo y el partido, para no coincidir con la corrida de toros, se disputó por la mañana, a las once y media, con arbitraje de Fombona, que era uno de los colegiados con mejor cartel en aquellos años. Quienes vistieron aquel día la camiseta del Pucela fueron: Saso; Matito, Lesmes I, Lesmes II; Ortega, Lasala; Franco, Coque, Lolo, Olcina y Valdés, mientras que en el equipo donostiarra jugaron: Eizaguirre; Patri, Suárez, Murillo; Pérez, Ontoria; Epi, Barinaga, Paz, Igoa y Castivia.

La Real era un equipo veterano, pero con muchos internacionales en sus filas: Eizaguirre, Ontoria, Epi, Barinaga e Igoa, de modo que el partido no se presentaba nada fácil, por mucho que en la jornada anterior los blanquivioletas le hubieran endosado un rotundo 5-0 al Deportivo de La Coruña.

Aquel Valladolid de Ipiña era un equipo con mentalidad atacante, sólido atrás con El Muro del Pisuerga, creativo en la media, con Ortega y Lasala, y rápido y con mucho gol en el ataque, con Coque como figura, el argentino Rafael Franco, mítico componente de aquella delantera del Deportivo de La Coruña bautizada como la Orquesta Canaro, aportando detalles y experiencia, Lolo con el gol en la cabeza, el rapidísimo extremo Valdés y la incógnita de Luis Olcina.

Una incógnita que se despejó muy pronto, porque suyos fueron los dos goles con que el Valladolid se fue al descanso, aunque a poco de comenzar la segunda parte, el fino interior Silvestre Igoa redujo diferencias batiendo a Saso, quien poco después tuvo que abandonar la portería vallisoletana lesionado, siendo sustituido por Cabezudo, que era el tercer portero de la plantilla y, lógicamente, acusó un cierto nerviosismo al principio, aunque después de un par de buenas intervenciones se serenó y el triunfo local no corrió ningún peligro.

Además, Lolo marcó el tercero y poco después, Olcina volvió a batir a Eizaguirre, esta vez de cabeza, para cerrar su gran actuación con el tercer tanto de su cuenta particular. A Ignacio Eizaguirre no debieron hacerle mucha gracia los cuatro goles encajados, porque entonces compartía el marco de la selección española con Ramallets, pero quien salió del campo feliz y ovacionado por la afición fue Luis Olcina, que tuvo aquella mañana de feria su día de gloria como jugador blanquivioleta.

Estuvo dos temporadas en la plantilla del Valladolid y aunque en la primera las cosas empezaron muy bien para él, poco a poco fue desapareciendo de las alineaciones, si bien jugó 18 partidos de Liga y uno de Copa, con un buen balance de diez goles en el torneo de la regularidad y uno en el del KO

En la temporada siguiente su presencia solo fue testimonial, ya que tras la llegada de Hériz y Ricardito solo jugó cinco partidos de Liga, con un gol en su haber. Cumplido su compromiso con el Valladolid, Olcina fichó por el Xerez, en segunda división, y después intentó probar suerte en el fútbol brasileño, aunque finalmente regresó a su Alcoy natal, donde siempre fue una figura muy querida por los seguidores de aquel equipo que pasó a la historia más por su moral que por su fútbol.

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