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Urgente El Real Valladolid se decide por Guillermo Almada como nuevo entrenador
Este es el once que el Real Valladolid presentó en el partido contra el Tarrasa el día que logró el retorno a Primera división. De izquierda a derecha: Lesmes I, Matito, Tini, Morollón, García, Benegas, Pontoni, Ramírez, Mirlo, Beascoechea y Pereda. Fue la segunda y última vez que actuaron juntos los Cinco Monaguillos. Archivo del autor

El mito de los cinco monaguillos

La Vista Atrás ·

Pereda, Ramírez, Morollón, Mirlo y Beascoechea solo jugaron juntos ¡dos partidos!

José Miguel Ortega

Valladolid

Sábado, 1 de octubre 2022, 00:06

Temporada 1958-59. Después de diez campañas consecutivas en Primera división, el Real Valladolid había perdido la categoría y los aficionados, muy decepcionados, exigieron borrón y cuenta nueva en todas las estructuras del club: directiva, entrenador y plantilla.

En la presidencia, Ramón Pradera presentó su dimisión y le sucedió Carlos del Río. En el banquillo, José Luis Saso, que había sustituido a Rafa como técnico en el tramo final de la temporada anterior, fue ratificado a pesar de la pérdida de categoría, con la novedad de incorporar a un preparador físico de contrastada categoría, el italiano Giovanni Batista Mova. Y en la plantilla, limpieza a fondo, con 15 bajas y 11 incorporaciones.

La catarsis blanquivioleta obró el milagro de que la masa social recuperó la ilusión perdida en poco más de un mes, pues los blanquivioletas ganaron todos sus partidos amistosos, incluso al Real Madrid en Chamartín, convirtiéndose en firmes aspirantes al ascenso a pesar de que entonces la Segunda división estaba dividida en dos grupos y solo ascendía directamente el campeón de cada uno de ellos.

Los aficionados de cierta edad recordarán que el Pucela fue campeón del grupo primero y que el Elche alcanzó el mismo objetivo en el segundo. Los subcampeones, Sabadell y Levante, jugaron la promoción contra Granada y Las Palmas, decimotercero y decimocuarto respectivamente en Primera división, que ganaron sus duelos y conservaron la categoría.

El Real Valladolid fue un equipo brillante, espectacular y abiertamente ofensivo, lo que le convirtió en el máximo realizador, con 70 goles en 30 partidos, a un promedio de 2,33 tantos por partido. El viejo Zorrilla se llenaba hasta la bandera todos los domingos, también cuando jugó el Rayo Vallecano, el único de los equipos de segunda en aquella temporada que, como el Valladolid, juega actualmente en Primera.

Saso construyó un conjunto muy sólido atrás con gente veterana como Matito, Lesmes, Pontoni, Tini, Arana y el meta Benegas, con una vanguardia endiabladamente veloz, técnicamente muy bien dotada y con dinamita en sus botas. Dada su juventud, su alegría y su estatura, en torno al metro y setenta centímetros, a alguien con buen ojo se le ocurrió bautizarlos como Los Cinco Monaguillos, una especie de imagen de marca que trascendió el ámbito local, pues fue aprovechada por los periódicos de las ciudades que aquella temporada visitó el Real Valladolid, titulando en las crónicas previas: «¡Cuidado! Que llegan los Cinco Monaguillos», advirtiendo del peligro que entrañaba la vanguardia blanquivioleta.

Los chicos de entonces recitábamos de memoria el quinteto de monaguillos, que seguramente los veteranos de hoy también recordarán: Pereda, Ramírez, Morollón, Mirlo y Beascoechea, de quienes haremos una breve semblanza para los lectores que no tuvieron la suerte de vivir aquella época.

Jesús María Pereda Ruiz de Temiño (Medina de Pomar, 1938) llegó procedente del Real Madrid en calidad de cedido. Acababa de cumplir 20 años y fue uno de los bastiones del ascenso. Jugó 27 partidos de Liga y 4 de Copa marcando 9 tantos, además de servir el pase final para el gol de otros compañeros. Era un futbolista de enorme categoría y el Madrid lo recuperó para vendérselo al Sevilla, donde estuvo dos temporadas antes de fichar por el Barcelona y convertirse en una de sus leyendas.

Carlos Ramírez Zancas (Tomelloso, 1938) fue recomendado por Saso, que valoró su talento cuando le vio jugar como interior derecho en el Manufacturas Metálicas, de la regional madrileña. Su estancia a orillas del Pisuerga fue más amplia que la de Pereda, pues estuvo seis años, dos en Segunda división con 37 encuentros jugados, y cuatro temporadas en Primera, con 90 partidos, además de 21 en la Copa.

Emilio Morollón Estébanez (Madrid, 1937), también se incorporó aquella campaña 1958-59, procedente del Béjar y recomendado por Amadeo Núñez 'Tito', técnico vinculado al fútbol vallisoletano que entonces entrenaba a los salmantinos. Con 21 años ofreció un rendimiento extraordinario, pues fue el máximo goleador del equipo y del grupo. Morollón vistió la camisola blanquivioleta durante siete temporadas, 3 en Segunda división con 64 partidos y 4 en Primera con 110 encuentros, además de 22 en la entonces Copa del Generalísimo. Su aportación realizadora se resume en 47 tantos en 2ª, 41 en 1ª y 6 en el torneo copero.

José Grande Garrido (Orense, 1934), conocido futbolísticamente como 'Mirlo' se incorporó a la disciplina vallisoletana con 24 años, procedente del Plus Ultra como un jugador polivalente que ocupó muchas posiciones, aunque entonces se le consideraba interior zurdo. No tenía el relumbrón de sus compañeros, pero su regularidad le permitió ser el único jugador de la plantilla que disputó todos los partidos oficiales del campeonato. Disputó dos temporadas en 2ª con 16 goles en 49 encuentros y otras dos en primera con 5 tantos en 51 partidos, además de 18 de Copa.

Pedro María Beascoechea Bernaola (Basauri, 1939) fue el único de los cinco que no llegó aquella temporada, pues ya con el campeonato empezado se incorporó el año anterior, disputando 9 partidos en Primera división. Era un extremo zurdo muy rápido y habilidoso que sabía camelarse al público con sus veloces internadas. Estuvo dos campañas en Primera con 11 partidos y una en segunda con 16 encuentros y solo dos tantos en su haber.

Sin embargo, el mito de Los Cinco Monaguillos no responde en absoluto a la realidad. La memoria nos traiciona, pues a pesar de decir de corrido sus nombres: Pereda, Ramírez, Morollón, Mirlo y Beascoechea, no fue éste el quinteto atacante más utilizado por Saso en la temporada 1958-59. De hecho esta delantera solo fue utilizada en ¡¡¡dos partidos!!! Uno, el 19 de octubre de 1958 frente al Sabadell (4-0) y otro contra el Tarrasa (5-0) el 2 de abril de 1959, precisamente el partido del ascenso.

Los Cinco Monaguillos originales jugaron: 30 partidos Mirlo, 27 Pereda, 25 Morollón, 16 Beascoechea y 12 Ramírez, mientras que los otros seis futbolistas utilizados por el entrenador en la vanguardia fueron: Peiró 17, Gallet 16, Coque 5, Gijón 4, Fraile 2 y Beke 1.

Por mucho que recordemos únicamente cinco nombres, los monaguillos de aquel lejano Real Valladolid fueron… once.

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