El jersey de lana de Ricardo Zamora

En los felices años veinte, después de que la selección española de fútbol ganase la medalla de plata en la Olimpiada de Amberes, el guardameta Ricardo Zamora se convirtió en una celebridad nacional a la misma altura de popularidad que el boxeador Paulino Uzcudum, el torero Juan Belmonte o la tonadillera Concha Piquer.

Nacido en Barcelona en 1901, Zamora debutó con 15 años en la portería del Español, el gran rival del Barcelona que varios años después terminó arrebatándoselo a los pericos para convertirle en culé. El fútbol entonces era oficialmente amateur aunque todo el mundo sabía que las figuras cobraban cantidades importantes, si bien algunos como Ricardo Zamora además de amor al dinero también se lo tenían a los colores de su equipo y los suyos no eran los azulgranas del Barça ni los blancos del Madrid, donde jugó después, sino los blanquiazules del conjunto españolista.

Estuvo unos años jugando en el barrio de Las Corts, pero terminó regresando a Sarriá y prometió quedarse allí de por vida… hasta que el Madrid le hizo llegar una oferta mareante: 150.000 pesetas, la cifra más alta pagada a un futbolista español en 1930. El presidente madridista era Luis Usera, prácticamente un desconocido, que fue quien empezó a hacer grande al conjunto blanco, pues además de a Zamora, fichó a Ciriaco y Quincoces, a Pepe Samitier y poco después al goleador blanquivioleta, Fernando Sañudo. En las cinco temporadas que Usera fue presidente, ganó dos Ligas y una Copa.

No obstante, Zamora fue famoso antes que millonario. Por eso, cuando los periódicos locales, que entonces eran El Norte de Castilla y 'Diario Regional', anunciaron que el entonces considerado el mejor portero del mundo iba a jugar en Valladolid se armó una auténtica revolución. Los directivos del C.D. Español vallisoletano, siempre tratando de ganar por la mano a los de la Real Unión Deportiva, consiguieron contratar el Español original, al de Barcelona, para jugar dos partidos amistosos en el campo de su homónimo de la capital del Pisuerga.

El hotel de Francia, cuartel general del equipo catalán, se convirtió en un hervidero de gente ansiosa de ver de cerca a Zamora y estrecharle la mano para convencerse de que allí estaba en persona 'El Divino', como le habían bautizado los medios informativos. La multitudinaria presencia de aficionados en la calle Teresa Gil fue el anticipo de los dos llenos que registró el coqueto estadio del barrio de la Victoria, pese a que el primero de los dos encuentros se jugó el 22 de mayo de 1928, un día desapacible con lluvia y viento que no impidió gozar enteramente a la parroquia local.

Se adelantaron los catalanes con un gol del internacional Ventolrá, una de las figuras del conjunto blanquiazul, pero en el tramo final del encuentro un disparo raso y potente de Perico San Miguel estableció el empate, recibido con entusiasmo por parte del público. Zamora, que lucía un jersey blanco de cuello alto hecho con lana de tres ovejas, como comentaba un periodista local, no solo no pudo evitar el tanto vallisoletano sino que se manchó de barro su mítico atuendo.

Tres días después, el 25 de mayo, volvió a repetirse el duelo aunque esta vez los españolistas de aquí no contaron con refuerzos porque la Real Unión tenía partido oficial en León ante la Cultural, con el titulo regional en juego. El conjunto vallisoletano afrontó el duelo con jugadores propios…y perdió por 2-0, con goles de Tena II y Ventolrá. La climatología fue más favorable que la del primer día y volvió a repetirse el lleno, saliendo el público encantado porque, pese a la derrota, había visto en acción al mítico Zamora que, por cierto, también actuó como árbitro de boxeo en una velada que se celebró en el salón Friné la víspera de este segundo encuentro.

Independientemente del impacto que causó la presencia de Ricardo Zamora, aquellos dos partidos contra el Español de Barcelona sirvieron para que los dirigentes y seguidores del Español vallisoletano y de la Real Unión Deportiva dejaran a un lado sus viejas rencillas y llegasen a un acuerdo para remar en la misma dirección, unir fuerzas y alumbrar un equipo mucho más fuerte y representativo de la ciudad.

El apoyo de las fuerzas vivas y la buena disposición de los presidentes españolista y unionista hicieron posible la fusión en un tiempo récord, menos de un mes, pues el 20 de junio de 1928 se fundaba oficialmente el Real Valladolid Deportivo.

Pero al margen de aquellos dos partidos de carácter amistoso disputados en el campo de La Victoria, en las afueras del Puente Mayor como se hacía constar en los anuncios, los aficionados tuvieron oportunidad de ver actuar en vivo y en directo a Ricardo Zamora en cuatro ocasiones más, ya en competiciones oficiales.

'El Divino', como antes decía, fue tentado en 1930 por el Madrid, dejó la Ciudad Condal y jugó con los blancos sus últimas seis temporadas como profesional. El Valladolid entonces andaba entre la Tercera y la Segunda división, de modo que no se enfrentó al Madrid en la Liga sino en lo que inicialmente se llamaban Campeonatos Mancomunados, sustituidos en tiempos de la II República por los Campeonatos Supra Regionales.

En esta competición, el Madrid con Ricardo Zamora en la portería jugó en el campo de la Sociedad Taurina el 18 de octubre de 1931 (0-6), el 16 de octubre de 1932 (0-4), el 8 de octubre de 1933 (1-3), el 15 de septiembre de 1934 (0-1). Después de cuatro derrotas consecutivas, un año después el Valladolid logró empatar con el Madrid a un gol, aunque el portero madridista fue Alberty, ya que Zamora estaba lesionado.

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