El espectacular debut de Lolo con el Real Valladolid
La Vista Atrás ·
El delantero, en la temporada 1950-51, marcó tres de los cuatro goles blanquivioletas ante el Atlético de Madrid en la CopaJosé Miguel ortega
Valladolid
Domingo, 6 de octubre 2019, 08:44
Finalizada la Liga 1950-51, los equipos se aprestaban a afrontar la Copa del Generalísimo, competición reservada entonces exclusivamente a los de primera división. Tras una buena campaña en el torneo de la regularidad, el Real Valladolid pretendía repetir la hazaña del año anterior en la Copa, cuando llegó a la final y creó muchos más problemas al At. Bilbao de los que denota el 4-1, ya que el tiempo reglamentario concluyó con un incierto empate a uno, que la voracidad de Zarra desequilibraría en la prórroga.
El sorteo, sin embargo, no le fue propicio al conjunto blanquivioleta, ya que en la primera ronda le emparejó con el Atlético de Madrid, que acababa de ganar por segundo año consecutivo la Liga, con Helenio Herrera en el banquillo rojiblanco.
Entonces no existían las limitaciones actuales en materia de fichajes, y pocos días antes del primer partido frente a los madrileños, los periódicos locales daban cuenta del interés del Valladolid por Marcos Aurelio, delantero argentino que militaba en el Barcelona, y Lolo, delantero centro del Hércules, que estaba en segunda división.
Las gestiones se dilataron más de lo debido y ambos llegaron a la capital del Pisuerga el viernes, 27 de abril de 1951, dos días antes del choque que iba a celebrarse en Zorrilla frente al flamante campeón liguero. Un suave entrenamiento el sábado por la mañana para que ambos conocieran a sus compañeros, y a jugar.
Consciente de que las posibilidades de eliminar al Atleti eran escasas, Ipiña tomó la decisión de alinear precipitadamente a los nuevos con el propósito de probarles de cara a la siguiente temporada, aunque en el caso de Marcos Aurelio las opciones de que se quedara eran escasas, porque tras cumplir contrato con el Barcelona, tenía un preacuerdo con el club León, de la primera división mexicana. El delantero centro Munné y el interior izquierdo Aldecoa, no iban a seguir y por tanto sí parecía tener sentido la decisión del entrenador de colocar a los recién llegados en sus demarcaciones.
Con Barderi en el papel de árbitro, el R. Valladolid presentó este once: Valero; Lesmes I, Mariscal, Lesmes II; Ortega, Lasala; Juanco, Coque, Lolo, Marcos Aurelio y Pepín, mientras que el Atlético de Madrid sacó toda su artillería: Domingo; Tinte, Aparicio, Lozano; Silva, Mújica; Juncosa, Ben Barek, Pérez Payá, Carlsson y Escudero.
Apenas habían transcurrido tres minutos cuando Pepín adelantó al Valladolid, desatando la euforia en la parroquia local, que siempre se las tenía tiesas con la visitante cuando ésta era la colchonera. Claro que la ilusión vallisoletana apenas duró un cuarto de hora, pues Juncosa y Pérez Payá dieron la vuelta al marcador y se fueron con ventaja al vestuario.
En el segundo tiempo, pese a tener todo en contra, el Pucela resucitó gracias al protagonismo alcanzado por uno de los debutantes, Lolo, ya que el otro, Marcos Aurelio, se había lesionado al chocar contra una valla y quedó como figura decorativa, ocupando la plaza de extremo izquierdo, parcela en la que los entrenadores colocaban entonces a los que, mermados físicamente, no podían aportar mucho.
Quien sí aportó, y mucho, fue Manuel González Cardo, futbolísticamente conocido como Lolo, convirtiéndose en una pesadilla para la zaga rival y, especialmente, para el portero francés Marcel Domingo, a quien ganó todos los balones por alto. Marcó en un par de minutos -60 y 62- dos goles en sendos cabezazos y, aunque en el 74 empató Juncosa, el ariete blanquivioleta cerró su fantástica presentación con un nuevo tanto, el tercero en su cuenta particular, a los 77 minutos.
Se desbordó el entusiasmo en las gradas porque, aunque las posibilidades de superar la eliminatoria eran escasas, a los aficionados vallisoletanos les sabía a gloria ganar, aunque fuera por 4-3, a cualquiera de los equipos madrileños. Ya en los vestuarios, Helenio Herrera rebajó la alegría local diciendo que en el Metropolitano dejaría claro quién era el mejor, y lo hizo ganando por 4-0, aunque tampoco le sirvió de mucho, pues el Atlético caería eliminado después por el Real Madrid.
No obstante, al margen del desenlace de la eliminatoria, quedó el recuerdo de aquel triunfo agónico del R. Valladolid y de la espléndida presentación que tuvo Lolo, un futbolista que ofreció un gran rendimiento durante las seis temporadas en que vistió los colores blanquivioletas, tanto de delantero como en el centro del campo. Jugó 157 partidos oficiales -24 de Copa- y marcó 28 goles.
En la campaña 1957-58 jugó con el Tenerife, en segunda división, pero tras colgar las botas regresó a la capital vallisoletana, donde regentó un quiosco en el Paseo de Zorrilla hasta su muerte, en 2010, a los 86 años de edad.
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