Así ha cambiado el Real Valladolid su modelo de cantera

A lo largo de los últimos años, la cantera del Real Valladolid ha experimentado una evolución que se ha dirigido a su profesionalización, una quimera hace una década, cuando el destino casi único de los recursos económicos, escasos en el contexto del proceso concursal, pero también porque así se prefería, era el primer equipo. Donde antes era un imposible que quienes destacaban en edad cadete pudieran firmar su primer contrato profesional, ahora la apuesta es clara cuando cumplen los 16. Las líneas maestras del cambio, no obstante, van mucho más allá.

Estas pasan, fundamentalmente, por dos aspectos: la captación de talento del entorno, cuidada el pasado verano con la llegada a los Anexos de alrededor de una docena de jóvenes futbolistas que venían de brillar con las selecciones territoriales, así como a través los convenios suscritos con casi medio centenar de clubes de base, principalmente de la región (48, 26 de Valladolid), y la aceleración de los procesos deportivos de aquellos jugadores que son valorados internamente como potenciales, primando los objetivos individuales por encima de los grupales.

Si bien la naturaleza del Real Valladolid, como club de mayor representatividad de Castilla y León, le hace ser referente en la comunidad también a nivel de cantera, y por ende, ganar buena parte de las competiciones que disputa a este nivel, con la creación del área denominada Rendimiento y Captación se ha decidido apostar por la línea preponderante de que haya jugadores que pasan a participar en la dinámica del equipo superior al que le pertenece por edad siempre que se haya determinado que su rendimiento y potencial es susceptible de ello.

Este avance se ha proyectado en la participación en partido oficial de 34 jugadores por lo menos un escalón por encima del natural, comenzando por el primer plantel, ajeno a esta política pero que bebe de ella, ya que Iván Fresneda, nacido en 2004, es aún juvenil. En el caso del Promesas, son cinco los futbolistas con esta edad que han participado: Koke, Garri y Pedro, debutantes esta temporada, y Canario y Chuki, que se estrenaron durante la pasada; Koke, Garri y Chuki, además, con bastante participación, a pesar de ser los dos primeros de segundo año juvenil.

El División de Honor, el que sería su lugar natural, está atravesando una campaña difícil, lejos del ritmo de puntos y del nivel clasificatorio de varias anteriores, un peaje que el área responsable de las categorías inferiores decidió el pasado verano que estaba dispuesto a pagar. Apartado en parte de la generación de 2004, la que apura su último año en la categoría, en el plantel que tuvo a Juan Carlos Pereira en el banquillo en los inicios y que hoy dirige Manuel Olivas han dispuesto de minutos siete futbolistas de 2006 y dos de 2007… por el momento, puesto que de aquí al final del curso se esperan más debuts de los cadetes más destacados.

Esa última añada cuenta ya con cuatro internacionales en categorías inferiores, tres, David Sanz, Víctor y Pascu, con España y uno, Santi González, con Venezuela. No son ellos los debutantes, no obstante, sino el portero Samu Fernández y el delantero Adrián Arnuncio 'Arnu'. Mientras tanto, con el Juvenil B han participado también ya los mencionados David Sanz, Víctor y Pascu, además de Galde, Hugo Calvo y Diego Ortega, parte de la columna vertebral del Cadete A. Esto es signo de la confianza depositada en esta generación, sobre la que hay muchas ilusiones depositadas.

Aunque las sensaciones que desprenden en Los Anexos los nacidos en 2006 son de necesitar un punto de 'cocción' mayor, lo cierto es que en el once del División de Honor siempre ha habido al menos un jugador de esta añada, con la intención de que competir contra equipos con una media de edad mayor les ayude a elevar su nivel, una premisa seguida en cada escalafón formativo. En ese 2007 especialmente, pues incluso Julio Baptista ha empezado a tener ocasionalmente a sus órdenes a jugadores como Víctor, Pascu o Arnu, buscando que esto sea un premio y, a la vez, un estímulo en su evolución, que, para más inri, se está complementando con el reto que suponen los 'Encuentros entre canteras', por los que se enfrentan a otras del fútbol profesional.

Todo este proceso entraña otro riesgo, como es que el rendimiento deportivo del individuo que es promocionado se vea mermado e incapaz de mostrar todas sus habilidades. En este sentido, la atención que pone el departamento de Rendimiento y Captación es máximo, existiendo, claro está, la posibilidad de revertir la decisión de avanzar al jugador si, dicho de una manera coloquial, no se le viera preparado. Sea como fuere, por ahora, esta filosofía de promoción interna ha visto cómo han jugado al menos un partido en una categoría superior 34 futbolistas: tres de 2004, dos de 2005, siete de 2006, ocho de 2007, seis de 2008, dos de 2009, cuatro de 2010 y dos de 2011.

Aunque cada caso es particular, el departamento de cantera del Real Valladolid viene trabajando con la premisa de que la edad biológica y madurativa, tal y como dictaminan diferentes estudios, no se corresponden en todos los casos, llegando a promocionar a varios jugadores dos años por encima de su categoría, tal y como ha sucedido, por ejemplo, con el zaguero Álvaro Gómez, que, siendo infantil, ha jugado ya con el Cadete A. De esta manera, además, el club trata de competir con otras artes el mayor potencial económico de otras entidades de LaLiga, buscando que en el avance de estos procesos entiendan, los jugadores y sus familias, que este es el ecosistema más adecuado para su desarrollo deportivo y formativo.

Este entorno, del que participa también la Residencia de Jóvenes Jugadores, se espera que tenga una continuidad mayor con la construcción de las nuevas instalaciones de la Ciudad Deportiva y a través de una filosofía de juego que, como el proyecto en sí mismo, parte de la idea de Ronaldo Nazário de que el Real Valladolid sea referente en la región a nivel de cantera, una circunstancia concretada esta misma temporada con el debut de seis futbolistas de la estructura de base con el primer plantel, tres de ellos, vallisoletanos, tendencia que hace unos años era inimaginable, y hoy, sin embargo, se proyecta en el horizonte como algo más que un simple deseo.

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