Bofetón de Las Palmas en el peor momento de la temporada
La contracrónica ·
Los de Pacheta desaprovechan la oportunidad de dormir en puestos de ascenso directo en un encuentro que se vieron superadosEchar un vistazo a la astrología y ver qué podrá deparar. La rueda zodiacal asignó al Real Valladolid el signo de Géminis. «No estarás tan pletórico como de costumbre, hoy te tienes que guiar por la cabeza, no te fíes de las intuiciones y medita bien si estás en el camino correcto». Era el día para quitarse la astilla clavada en Oviedo y lejos de extraerla, se hundió aún más en la piel. Qué tendrá el José Zorrilla con los equipos de las islas Canarias. El Tenerife asaltó el feudo blanquivioleta el 12 de septiembre y 188 días después lo vuelve a hacer su vecino. No hubo ni rastro de aquel coliseo blanquivioleta que engatusaba a sus rivales hasta hacerles perder el norte, donde el Real Valladolid luce músculo antes de batallar un pulso.
El segundo bache consecutivo viene en el peor momento de la temporada. Era la oportunidad para dormir en puestos de ascenso directo, ya que tanto Almería como Eibar disputan sus partidos el domingo. Escalofríos de solo pensar en las tres derrotas consecutivas al inicio de temporada.
El encuentro comenzó con Las Palmas empoderado, dispuesto a arrebatar la posesión del balón. Se encontraban dos equipos que tienen como mejor aliado el manejo del balón. Eran dos mosqueteros con sus dos espadas afiladas, pero el conjunto canario se declaró ganador de ese primer duelo. Con el balón, los de García Pimienta, que llegaban con solo una victoria de sus últimos siete encuentros, hacían daño a una zaga anfitriona que hasta el momento solo había encajado 9 goles como local. Viera aviso de las intenciones con un disparo cruzado al minuto de juego al que respondió Masip. Era el epílogo de lo que iba a suceder. La presión elevada canaria asfixiaba al Real Valladolid que se mostraba incapaz de acomodarse sobre el verde. Sin noticias de Roque Mesa y Aguado, mal augurio. Moleiro y Jonathan Viera se sentían como dos niños jugando en el parque a la pelota. Con ellos, el conjunto canario comenzó a hipnotizar a los blanquivioletas. Sus eléctricas combinaciones hicieron que los locales entraran en trance. Quiso resurgir el Real Valladolid con un tiro lejano de Morcillo que se fue a las nubes, pero el plan de Las Palmas ya estaba en marcha.
La esperanza se centraba en un cambio de inercia en la segunda parte. A la hora de juego, Pacheta agitó el avispero. Fuera Aguado y Morcillo, dentro Monchu y Anuar. Ya se encargaría Sadiku de abofetear y enmudecer Valladolid. Gol del albanés que hacía justicia en el marcador. A partir de ahí, un quiero y no puedo. Miradas al cielo, resignación y suspiros fueron la tónica dominante. El reloj corría en contra del Real Valladolid. La historia estaba ya escrita, el rival era tan superior que parecía misión imposible meterle mano. Mfulu era un guardaespaldas en la puerta de una discoteca, sin su consentimiento ningún jugador accedía a los dominios de Álvaro Valles. Ya en la recta final El Yamiq se despojó de su toga de central y se enfundó la de delantero. A la desesperada para ver si los astros se alineaban de una vez por todas. Nada cambió y con el pitido final se apagaron los focos. Tocarán días de luto y reflexión.
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