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Trillo de oro para el cid
Castrillo de Villavega recupera las antiguas labores de labranza y homeneja al héroe castellano por excelencia
El Norte
Palencia
Sábado, 12 de agosto 2017
La figura de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, ha recibido el Trillo de Oro en la Fiesta de la Trilla, celebrada en Castrillo de Villavega para rememorar, como se viene haciendo desde el año 2000, las duras labores del campo en el siglo pasado. «Un castellano ilustre que se merece este reconocimiento como el que más», aseguraba Jaime Laso, presidente de la Asociación Cultural La Trilla, que este año ha decidido dar un giro concediendo la distinción de esta fiesta a una persona que murió hace casi mil años. «El Trillo de Oro tiene que ser para gente mucho más importante que la fiesta de la Trilla, y el Cid cumple con todos los requisitos», afirmaba Laso.
Las razones por las que se merece esta distinción son muchas, según detallaba, principalmente porque fue una figura muy importante en la Edad Media y en la Reconquista, «todo un caballero castellano y un héroe» que además nació muy cerca de Castrillo de Villavega, en la localidad burgalesa de Vivar del Cid. Sin olvidar que, en el Cantar del Mio Cid, ajustician a los Infantes de Carrión muy cerca de Castrillo, en el monte de Calzada de los Molinos, agregó Laso.
Representó al Cid el vicepresidente de la Diputación y alcalde de Paredes, Luis Calderón, y a sus guerreros, un grupo de caballistas, y con una poesía escrita por Alfonso Ussía para la ocasión, los habitantes de Castrillo agradecieron al Cid, a titulo póstumo, su importancia histórica. De esta forma se pretende «engrandecer» la fiesta de la Trilla, que tiene como objetivo recordar las tradiciones y a través de ellas a los antepasados que vivieron y trabajaron en unos tiempos muy duros y difíciles para la gente del campo.
Para ello cuenta con la participación de todos los vecinos del municipio, que, ayudados por mulas, caballos y burros, se remontan al siglo pasado para segar, amorenar, tender, acarrear, aparvar y beldar, recordando todas las fases de la trilla, las herramientas, el vocabulario y la vestimenta de sus gentes.
Después de la faena se sirvieron, a la sombra de El Plantío, mil raciones de cocido para disfrutar, con pan, vino y buena compañía.
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