Un brindis en Palencia por un cierre de solo dos semanas
Hostelería ·
Los profesionales palentinos señalan que la impotencia es un sentimiento generalizado en el sector por el cierre obligado de la hosteleríaTal vez la frase «ponme una caña» sea la más repetida año tras año en Palencia, pero desde ahora dejará de escucharse en tierras palentinas –y en toda la comunidad autónoma– hasta, en un principio, dentro de dos semanas. Los bares cierran y lo hacen para dejar otra vez en suspenso a uno de los sectores más golpeados por esta crisis. La hostelería ha dejado claro en sus movilizaciones que quiere trabajar, pero no le dejan, y eso genera una enorme impotencia entre los profesionales.
La sensación es la misma en cada establecimiento. Desde la tasca más humilde al restaurante más glamuroso, en todos los establecimientos se ha podido escuchar hoy el mismo discurso mientras los trabajadores cerraban una persiana que esperan poder abrir lo antes posible. «Cerrar no es solo no ingresar y seguir pagando seguros sociales, impuestos e hipotecas. Cada vez que hay un cierre en un restaurante se tira a la basura género, elaboraciones y mano de obra», señalaba Alberto Soto, gerente del restaurante Ajo de Sopas con una sensación de impotencia que le arrebató incluso su habitual verborrea, algo que sucedió también a Roberto Terradillos, del Restaurante Terra. «He abierto el mismo restaurante tres veces en un año. Últimamente habíamos empezado a hacer las compras a diario y a elaborar bajo petición y necesidad, prácticamente», reconoce el chef palentino.
«Triste» es el adjetivo que usa Nines Camazón, del bar El Gato Negro, para definir la situación que vive la hostelería, «porque tampoco ves nada cercano que vaya a mejorar». «Esto tenía que haber sido antes y drástico. En el mes de septiembre, después de que en verano trabajáramos con las terrazas, para que la Navidad se hubiera afrontado con otras perspectivas, y no como ha sido, un quiero y no puedo. Nos van dando pildoritas de esperanza, pero nos quedamos sin ganas ni ilusión», afirma Nines Camazón, que no cree poder abrir en dos semanas. «El cierre de la hostelería no va a ser de 14 días, esto es una manera de cortar las relaciones sociales y para evitar que la gente salga de casa», agrega en una ciudad en la que algunos jóvenes han brindado porque este cierre sea solo por dos semanas.