José María Crespo: «Estoy convencido de que habrá elecciones generales en junio»

Dejó la política activa en 2007 y renunció a todos sus cargos orgánicos e institucionales en el PSOE para dedicarse al mundo de la comunicación. En la actualidad es director general del periódico Público y uno de los rostros más habituales de las tertulias políticas televisivas. Voz radiofónica también, José María Crespo, Chema, como prácticamente le conoce todo el mundo, pregonará el 10 de abril las próximas fiestas de Santo Toribio en el Cristo.

Nadie puede negar su vinculación con el barrio del Cristo...

Es evidente. Tengo una vinculación vital con el Cristo. Yo soy hijo de la emigración del campo a la ciudad. Mis padres se vinieron desde el pueblo donde nací, en Husillos, allá por los años sesenta, y nos fuimos a vivir a la zona de Los Tres Pasos, que nunca quedó claro si era barrio del Cristo, barrio del Ave María o si era de la Carcavilla, ahora llamado San Antonio. Pues yo desde niño, y una parte de mi familia que también se fue a vivir al Cristo... Porque mis tíos fueron tenderos en el barrio, y otros tíos también se fueron al Cristo. Y luego con los años, acabé viviendo en el vecino barrio del Ave María, y por lo tanto el barrio del Cristo forma parte de mi vida cotidiana, desde el cine Otero, amigos, convivencia, familia y forma de vida que tengo en el corazón.

Y aún así habrá quien piense que el ofrecimiento se debe a su amistad con el presidente de los vecinos, Miguel Ángel Brugera...

Bueno... Pero la verdad es que el primero que me lo trasladó fue el propio presidente, con el que me une amistad entrañable, de hermanos o más, y yo le dije que era un honor. Aunque él me dejó claro que tendría que consultarlo con la asociación de vecinos. Me explicó que había pensado en mí por mis vinculaciones con Palencia, con el barrio y también por la relevancia mediática nacional que he adquirido en los últimos tiempos. Y yo agradecido y honor absoluto de poder estar el próximo día 10 deseando felices fiestas a los vecinos del Cristo y de toda Palencia.

No le apenan situaciones como la que vive el Cristo en la que apenas quedan ya servicios en el barrio...

Los intentos de uniformidad que han ido viviendo las ciudades se han llevado la identidad de los barrios, y esa identidad la formaban las personas que vivían allí, trabajaban allí, tenían allí sus negocios, sus escuelas. Ese sentido de barrio en el que todos se conocen, todos se echan una mano, cuando hay una desgracia siempre está el vecino de al lado al que recurrir. Y yo creo que el barrio del Cristo es el último que aún guarda alguna identidad, un cierto sentido de pertenencia, algo queda. Si tú preguntas a alguien de Palencia de dónde es y es del barrio del Cristo, él te dirá que es del barrio del Cristo. Creo que es el único sitio donde queda esto. Y dentro de todas esas cosas que han ido ocurriendo, en el Cristo aún pervive esa identidad, aún se mantiene esa unidad, esa forma de entender la importancia de los servicios públicos, porque son conscientes de que si algo falla, el barrio entero se resiente. Digamos que lo que a mí me atrae del barrio del Cristo es que todavía son muy conscientes de que pertenecen a una comunidad.

Coge el testigo de Isaías Lafuente, que es un gran orador...

Grandísimo. Y gran amigo. Además, recuerdo que hace un año me lo encontré en un restaurante de Palencia y me comentó que había venido a pregonar las fiestas del Cristo, y yo pensé que habían tenido buen gusto, porque Isaías es un magnífico orador y sabe escribir y contar las cosas. A mí la naturaleza puede que me diera alguna cualidad para hablar, pero no soy especialista en escribir, desde luego. Pero bueno, mi discurso será desde el corazón, será de agradecimiento y sentimientos. Y atento también a alguna de las reivindicaciones del barrio, aprovecharé la ocasión.

¿Ya conoce quiénes serán los Cristos de la Alegría y de la Tristeza de este año?

No. Sé que se entregan este día, pero no conozco los agraciados.

¿Y a quién se los entregaría Chema Crespo?

Como voy de invitado fraternal, no puedo permitirme sugerir a nadie. A quien se lo conceda la asociación será merecido. Lo que sí puedo decir es que estos años han cogido prestigio a lo largo de los años, y yo recuerdo que se estaba muy pendiente de quién recibiría el Cristo de la Tristeza y alguno tenía incluso preocupación. Eso debe llevar a los responsables políticos que los ciudadanos quieren que las cosas se hagan bien, y que si hicieran un esfuerzo de contar el por qué de las cosas, por disculparse cuando no se cumple, los ciudadanos se lo reconocerían. Porque el Cristo de la Tristeza está más vinculado a la falta de explicaciones por las cosas que se dejan de hacer que por las que no se hagan. Si ya sabemos que no todo es posible, pero tenemos derecho a que nos expliquen las cosas. Bueno, parece que voy animando, yo le daría el Cristo de la Tristeza a aquel responsable político o institucional que tenga capacidad de tomar decisiones y sencillamente se niegue a explicar el por qué de las cosas que hace o deje de hacer.

Ahora que ya no está en política activa parece que le resulta mucho más fácil decir algunas cosas...

Ya te digo... Muchas veces me dicen que soy algo pesado y probablemente lo sea, ¿y por qué razón? Porque yo ahora no tengo ya ninguna capacidad de decisión, pero me niego a hacer preguntas sin más o a dar opiniones de blanco o negro. Mi condición me exige intentar razonar algo. Me dicen es que tienes lenguaje de político, pues no sé si lo tengo, pero como las cosas no son blanco o negro, no son sí o no, creo que los que tenemos ocasión de hablar a través de los medios debemos hacer un poco de esfuerzo en razonar el por qué de las cosas. Y yo creo que era más plano o más lineal en el discurso político o haciendo oposición o criticando, que recuerdo haber sido inflexible en muchas ocasiones, y, sin embargo, ahora intento encontrar la mejor explicación a las cosas.

¿Y cuesta criticar a los suyos?

Hombre, les hago crítica y se la hago severa, y soy consciente además de que la crítica mía es especialmente molesta. Y yo les digo siempre que mi capacidad para interpretar las cosas os incluye a vosotros también. Y si yo encuentro que el PSOE rectifica fruto de la coyuntura en algunas posiciones que se consideran estratégicas, pues yo lo recuerdo. Porque si algo soy es un tipo de izquierdas y no renuncio a mi condición y mi visión de la acción política, la ejecute la derecha o la izquierda la analizo en clave de si beneficia a la mayoría o no beneficia a la mayoría. Entonces, en función de esos parámetros, a mí me da igual quién tome las decisiones.

¿Con su experiencia política y su participación en tantas tertulias televisivas puede aventurarse a decir si habrá elecciones o se formará gobierno?

Pues la verdad es que no paran de preguntármelo por eso de que estoy en Madrid. Pero vamos, mis dotes de adivino son muy relativas. Me dicen, Chema tú que estás en Madrid... Pero en serio, yo creo que vamos a tener elecciones. Y digo una cosa más, no me parece que el hecho de que haya unas nuevas elecciones sea un fracaso. Vamos a ver, los ciudadanos el 20 de diciembre tomaron una decisión, que fue que aquí se acabó la práctica política habitual, nos dijeron que esto ya no era cosa de dos partidos, que era de más. Votaron por pluralidad y por reparto de poder. Pero lo que no dieron los ciudadanos fue un manal de instrucciones, cómo gestionar ese puzzle. Y ahora los responsables políticos están como locos buscando a ver cómo encajar esas piezas. Y si no lo consiguen, habrá que volver a apelar de nuevo a la ciudadanía, tranquilamente, sin dramatismos. Y si los ciudadanos en junio, vuelven a hacer un parlamento similar, ahí sí yo entiendo que los responsables políticos deberían tener un plazo de quince días para dar un gobierno a este país, y creo que debería tomar vigencia aquello de que debe gobernar el partido que más votos haya sacado. En estos momentos es absolutamente legítimo que se intente que el Partido Popular no gobierne, por muchos motivos. Pero a la vuelta de unas elecciones, el acuerdo político, que debería ser muy rápido, debería girar en torno al partido político que hubiera ganado las elecciones.