La imprudencia de los chóferes de los dos autobuses gana peso en el accidente de Torquemada

La investigación sobre el accidente ocurrido el pasado 18 de octubre en Torquemada, cuando una colisión por alcance entre dos autobuses se saldó con tres personas fallecidas, cinco heridos graves y 31 leves, prosigue, y la hipótesis de una imprudencia temeraria por parte de los dos conductores como causa del siniestro cobra más fuerza para la Guardia Civil. Por qué frenó en el carril de aceleración el chófer del primero de los dos vehículos es la pregunta en cuestión, y parece que el conductor pudo detenerse en la incorporación a la A-62 porque se le olvidó «dar un paquete» al chófer del segundo autobús. El instituto armado también considera que pudo haber imprudencia en el conductor del segundo vehículo, que no se dio cuenta a tiempo de que el primer autobús se había detenido.

En ambos vehículos siniestrados viajaban ciudadanos portugueses, la mayoría inmigrantes que volvían a sus lugares de trabajo en Francia. Un total de 55 pasajeros (41 en un autobús y 14 en otro, además de dos chóferes en cada autobús).

En el accidente resultó muerto uno de los conductores auxiliares, que en ese momento viajaba como copiloto del segundo vehículo. Se trata de Manuel Silva, de 34 años, natural de Braga, que iba a casarse con la hija de otro de los chóferes, que también resultó herido. Otro de los fallecidos fue Antonio Sousa Da Costa, de 66 años, procedente de Amarante, que se dirigía a Francia para una consulta médica, puesto que había residido allí durante años. El tercer muerto fue Antonio Pires, de 64 años, natural de Boticas.