
Cien años de un edificio singular, vivo y no exento de tragedia
fernando caballero
Viernes, 24 de octubre 2014, 22:12
Probablemente es el edificio exceptuando los religiosos más bello de la capital palentina. La definición del Palacio Provincial es de Carmen Fernández Caballero, concejala de Cultura en el Ayuntamiento y con la misma responsabilidad en la Diputación. Estas palabras realzan la importancia de la exposición que se ha inaugurado este viernes en el Centro Cultural Provincial, titulada El Palacio Provincial (1914-2014). Un edificio singular de Palencia.
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La muestra se enmarca en los actos conmemorativos del centenario de la sede de la institución provincial, el ayuntamiento de los ayuntamientos palentinos, como se la conoce. Un siglo en el que se ha puesto de manifiesto la existencia de un edificio singular por su arquitectura, de claro estilo neoplateresco, y su decoración, que a la vez está vivo sus modificaciones respecto a la forma con que se construyó son evidentes y dinámico por albergar una administración a pleno funcionamiento, y que también atesora una dimensión trágica, sustanciada en el incendio de la Nochebuena de 1966 en el que falleció Gaspar Arroyo, jefe de los Bomberos de la Diputación e hijo el arquitecto que diseño el inmueble, Jerónimo Arroyo.
La exposición se ha montado con dos criterios marcados por los dos comisarios: el arquitecto jefe de la Diputación, José Antonio González, y el jefe del Servicio de Cultura, Rafael Martínez, historiador del Arte y experto en patrimonio palentino. Paneles informativos con profusión de datos e imágenes se combinan con la reproducción de planos de la construcción original y de las diferentes ampliaciones, además de diversos objetos decorativos.
La muestra «narra la historia del edificio, a la vez que quiere responden a las preguntas de ¿por qué y cómo se hizo? y ¿por qué y cómo se fue transformando?», según explicó ayer José Antonio González. Precisamente, en su opinión, el principal reto de la exposición es mostrar la evolución del edificio dadas las sucesivas transformaciones que ha tenido.
La exposición se abre con un capítulo dedicado a los preliminares de la construcción, el solar donde se levantó, con datos biográficos de la figura del arquitecto Jerónimo Arroyo y del estilo neoplateresco que caracteriza a la Diputación.
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La segunda parte se centra en la construcción, que duró desde 1906 hasta 1914, con el proyecto original. El siguiente paso fue la compra por parte de la Diputación en 1950 de las casas y edificios que había junto a las calles Burgos y Berruguete, que dio paso a una actuación arquitectónica de Ambrosio Arroyo, hijo de Jerónimo.
No obstante, no fue hasta el proyecto de Antonio Font de Bedoya cuando el edificio se extendió hasta el punto de configurar una edificación aislada, ocupando toda una manzana. Esta ampliación se realizó respetando el estilo arquitectónico original.
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La cuarta parte de la exposición se dedica a esa gran ampliación de Antonio Font de Bedoya, que también se encargó de la restauración del inmueble que quedó destruido por el incendio. Esta obra se prolongó desde 1962 hasta 1969. Cuando tuvo lugar el incendio, ya se había construido la obra civil y faltaba la interior y la decoración. Precisamente, esa parte nueva ya construida fue la que evitó que el fuego destruyera todo el edificio.
La quinta parte de la exposición se dedica a las manifestaciones artísticas que contiene la Diputación. José Antonio González explica que el edificio tiene interés no solo desde el punto de vista artístico, sino también por el decorativo. «Se pretendió que fuera una obra de arte total, que diera cabida a todas las artes plásticas, un compendio de todas las artes», señaló. Ejemplos de ello hay en la exposición: una verja de hierro forjado, un retrato de Jerónimo Arroyo pintado por Germán Calvo y los bocetos de Eugenio Oliva de las pinturas de la bóveda central que se perdieron en el incendio aquí se incluye una recreación de uno de ellos que se ha perdido, el titulado Don Sancho de Castilla instituyendo los fueros, a cargo de Enrique Antón, delineante de la Diputación, que está fechado en 2014. También en este apartado se puede contemplar una vidriera. La última parte de la muestra son paneles dedicados al incendio de 1966, que se originó en la chimenea de la calefacción y que incluye testimonios de testigos de la época.
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La muestra ofrece un objeto que llama la atención. Se trata de una piedra de época medieval que se encontró en el solar sobre el que se construyó el edificio y que pudo pertenecer al quicio de una puerta del antiguo Portal de Inquisidores, bajo cuyos soportales se celebraba hace siglos el mercado de la lana. La exposición se cierra con un audiovisual que explica de forma didáctica los principales contenidos y con un panel con los principales nombres de los que participaron en la primera construcción Jerónimo Arroyo, arquitecto; Cándido Germán, constructor;Germán Calvo Fernández, maestro vaciador; Eugenio Oliva, pintor, y Jacobo Romero, arquitecto, de la ampliación de 1950 Ambrosio Arroyo, arquitecto y de la de los años sesenta Antonio Font, arquitecto; Perfecto Domingo Amor, constructor, y Esteban Domínguez Maestro, maestro vaciador.
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