Nieve en la moqueta

Cada vez que sonaba el «esta sí, esta no» de Chimo Bayo, allá por los noventa, un amigo, célibe empedernido más por obligación que por devoción, soltaba un «estoy yo como para elegir». Luego, el tipo miraba a su alrededor en la discoteca y se resignaba a su suerte mientras tarareaba «cacao 'maravillao' otra noche que tampoco hemos 'ligao'».

Estamos muchas veces compelidos a elegir; lo que sea y forzados por lo que sea, que la vida nos coloca en el compromiso de tomar una decisión. Así le sucede a los gobiernos de todas las Españas con este virus que ha demolido nuestra forma de vivir. Han de escoger entre salud y economía –eso alegan–para llenarnos el camino de restricciones, con leyes o sin ellas, que esto de las garantías jurídicas para ellos suele ser cosa menor.

Y aprovechando que nacen ríos y arroyos en el entorno, al Gobierno y a su ministra del departamento de cursi nombre de Transición Ecológica y Reto Demográfico se le ha ocurrido que en tiempos de elegir vamos a hacerlo entre medio ambiente y economía, en el puerto de Navacerrada. Y elegimos no renovar la concesión de las tres pistas de esquí de la vertiente norte segoviana y como efecto, el cierre total.

Un bola de nieve que se empieza a formar el Sábado Santo, para mayor gloria del ecologismo de despacho. Centenar y medio de personas empleadas directas y dos millares, indirectas, se deslizarán por la pista roja del paro y la pobreza. Que recapacite, piden a la ministra de esa cosa, que seguro cuenta con «una batería de medidas» que nos asombrarán. Serán, una esta no y esta tampoco, que el medio rural está como para elegir, señora de la vertiente sur, allí donde la nieve es moqueta.