Cartel del Conceyu Leonés por la autonomía. J. Casares / Efe
Dura lex, sed lex

Nacionalismo low cost

«Caudillismos que se afanan en ocupar tronos, presidir actos y pasar revista a las tropas»

Domingo, 30 de junio 2024, 08:46

Detrás de toda segregación territorial siempre hay un comando intelectual dispuesto a activar los resortes de una población en situación patológica. Bien por exceso de ... confort, y por lo tanto aburrida, o por una depresión de los estándares económicos básicos de bienestar, y por eso dispuesta a rebelarse contra el poder, en una de esas revoluciones en las que el sistema, simplemente, cambia de collar. Y también el color de la caseta del perro.

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Todo nacionalismo, desde los de mayor empaque, regionales, hasta los de formato mini, uniprovinciales, tiene su coartada. Esconden lo mismo, pero el manual de instrucciones permite abordar la aventura en una doble modalidad. Que incluso, en situaciones que podríamos denominar como la vía sanchista, permite, por arte de birlibirloque (oficio nutrido de estómagos agradecidos y electores a falta de un par de hervores, o simplemente subvencionados) accionar un argumentario de doble sentido, con motivos contrapuestos, con gravísimo riesgo de colisión cognitiva. Para quien tenga dos dedos de frente, claro.

Un exceso de prosperidad alienta a irse a vivir de modo independiente, qué duda cabe. Y el sentirse engañado, aconseja la ruptura, quién puede negarlo. Eso es así, sin que se pueda aplicar, a la primera situación, un mecanismo corrector que evidencie que la holgura se debe, por ejemplo, al esfuerzo común del territorio originario, ni en el segundo caso ejerzan influencia alguna las triquiñuelas de unas cuentas públicas que tan sólo esconden un despilfarro blindado por una causa supremacista e insolidaria.

En territorio CyL no hemos sido ajenos a cierto nacionalismo, aunque de baja intensidad. Quizá low cost. Hace unas décadas Segovia –en 1981- intentó ser autonomía uniprovincial. Reunía el requisito de tener empadronados a unos cuantos caciques de rango medio, pero con conexión con la política nacional. Un comando castellanista con armas simuladas, pistolas de agua de rancio provincianismo, cuyo trayecto fue detenido por razones de interés general.

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Ahora, (re)surge la veta leonesista de la mina (a río revuelto, ganancia de nacionalistas) del regionalismo rampante. Los agravios no son difíciles de encontrar, sobre todo en prospecciones teledirigidas, y datos en la historia (la real, sin memorias ideologizadas) podrían encontrarse por cientos para crear cercados geopolíticos, corrales de unidad administrativa y, sin duda, capitales regionales e incluso de España.

Caudillismos que se afanan en ocupar tronos, presidir actos y pasar revista a las tropas. Eso, menuda tropa.

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