León recupera el tiempo perdido

La antigua cárcel de León vuelve a marcar las horas. Su histórico reloj, aquel que guiaba a los presos del castillo y a los vecinos del barrio de Santa Marina ha vuelto a sonar casi medio siglo después.

El Archivo Histórico Provincial vuelve a ser la casa de este reloj comprado a Canseco en 1885 y cuya maquinaria se ha recuperado y expuesta al público debajo de su caserón original.

Se utilizó desde finales del siglo XIX hasta 1962, cuando se abandona la cárcel y se hace lo propio con el reloj. Cuando el castillo se adapta a archivo se trata de recuperar su maquinaria, que no ha sido posible restaurar hasta el pasado año.

Eva Merino, directora del Archivo Histórico explicaba la decisión de colocarlo en el hall para allí «dejar pasar el tiempo y dando el tiempo de una forma más custodiada, como los archivos que se conservan aquí».

Daniel Sanz, su restaurador, ha hecho posible que esta joya vuelva a funcionar tras estudiar las modificaciones que su instalador realizó en esta máquina de modelo francés al que Canseco cambió el péndulo e introdujo un doble áncora en la rueda del escape para que sufriera menos rozadura. El áncora va dentro del escale, tiene unos escalones por los que pasan las dos agujas y ese es el ruido que se escucha. Cada ruido va pasando y haciendo el 'tic-tac' del reloj.

Haber pasado cerca de ocho décadas en su lugar original, regulando el horario interno de la cárcel, había deteriorado enormemente las 85 piezas de este reloj que ha necesitado una recuperación total. «Se han echado horas por el mal estado que presentaba. El reloj se ha desmontado completamente, ha sido sometido a chorro de arena suave para limpiar la maquinaria y gruñido toda la parte de los bronces que, a la vista, es lo que más resalta». En total, la estructura tiene un peso de 50 kilos.

Ahora, esta maquinaria, que tanto ha podido ver desde lo alto de la torre, regresa a su casa para marcar las horas y recordar que, aunque el Archivo custodie el pasado, por él también pasa el tiempo.