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Imagen de una de las protestas en defensa de Everest.

Everest no encuentra comprador y el comité suscribe la extinción de sus 320 trabajadores

Concluyó el periodo de consultas sin que ningún comprador depositase el requisito de los 100.000 euros para su compra

a.cubillas/leonoticias.com

Jueves, 8 de octubre 2015, 17:43

Punto y final a la historia de Everest. El comité de empresa ha suscrito la extinción del conjunto de la plantilla de la editorial leonesa (320 trabajadores), a excepción de una docena de trabajadores del grupo editorial Everest que se mantendrían hasta el cierre definitivo.

Un acuerdo que llegaba tras finalizar el periodo de consultas sin que ningún comprador depositase el requisito de los 100.00 euros para hacerse con la editorial leonesa y dar viabilidad a una de las empresas más emblemáticas de la capital.

Una situación de «frustración», según ha señalado Enrique Reguero, presidente del comité de empresa, que no ha ocultado la impotencia que siente el conjunto de la plantilla, que insiste en que Everest es viable y que ha sido víctima de «una mala gestión por parte de la dirección».

«Es un impotencia el no haber conseguid en primer lugar que alguien de esa familia apostase por esta empresa que era viable. La han dejado caer por una mala gestión y espero que eso se tenga en cuenta a la hora de declarar concurso de acreedores culpables».

La plantilla ahora está a la espera de que la autoridad laboral emita en el plazo de quince días un informe en el que se marcarán las condiciones del ERE aunque, según las previsiones del comité, el cierre efectivo no se hará efectivo hasta el 2017 dado que en la actualidad la empresa está llevando a cabo un proceso de liquidación de libros.

De esta forma y tras el desmantelamiento de Evergráficas, el cierre se hará extensible a las otras dos secciones de la editorial que, a la espera de la llegada de un comprador tras la salida efectiva de la plantilla o la constitución de una cooperativa que aún persigue un grupo de trabajadores, cerrará para siempre una historia que se empezó a escribir allá por el año 1961 con la publicación del diccionario de la lengua española.

El principio del fin de Everest

Fue en el 2013 cuando la crisis del papel llamaba a la puerta de otra empresa emblemática de la provincia de León. Tras aplicar un ERE de reducción de jornada para la totalidad de su plantilla, en septiembre anunciaba un expediente de extinción para el 25% de su actual plantilla.

Concretamente, la editorial planteaba el despido colectivo de 92 de sus 370 trabajadores ante el descenso del 27% de las ventas en lo que iba de año que se sumaban a las pérdidas acumuladas en los últimos años, que situaba a la empresa en una situación «delicada».

Un ERE que inicialmente plantaron cara los trabajadores en la calle con tímidas protestas ante la factoría en la que planteaban como alternativa un plan de jubilación para los mayores de 58 años y optimizar recursos para ahorrar los tres millones de euros que reclama la empresa.

Un planteamiento que no quiso ni escuchar la dirección de la empresa que se negó en banda a estudiar la posibilidad de ampliar el ERTE a toda la plantilla. No obstante, a lo largo de las negociaciones la dirección planteó la reducción de los despidos en un 25% a cambio de una rebaja salarial del 10% para el conjunto de la plantilla.

Sin embargo, era el principio del fin de Everest. Un año después de que se hiciera efectivo el despido del 30% de la plantilla, a primeros del 2015 la dirección de la editorial ponía encima de la mesa el que sería el cuarto ERE en apenas dos años, un expediente de suspensión temporal hasta el 31 de marzo que afectaría a la mayoría de sus 320 trabajadores.

Una carrera a contrarreloj

A partir de ahí, la plantilla inició un frente común para intentar frenar lo que hoy ya es una realidad. A principios del mes de marzo, iniciaron una huelga de carácter indefinida que se conjugó con numerosos encuentros y reuniones en busca de una alternativa de futuro.

Un conflicto que llegó a llevo a la Junta de Castilla y León a comprometerse, siguiendo los mismos pasos que en su día hizo con Antibióticos, a trabajar a tres bandas con el comité de empresa y el administrador concursal para buscar una solución para la editorial leonesa.

Sin embargo, un mes más tarde, en marzo, Everest inició el desmantelamiento de su factoría en León con la disolución y liquidación de Evergráficas (taller de artes gráficas) y la extinción del «cien por cien» de los 80 puestos de trabajo. Un cierre que ahora se hará extensible al conjunto de esta emblemática editorial.

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