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El circuito de Paul Ricard, escenario de grandes premios de F1 y marco de pruebas para muchos equipos., desde los años setenta

Paul Ricard, el hombre al que pocos frenaban

Historias de la F1 ·

Construyó una pista para aviones pues no soportaba los atascos, y un circuito con su nombre para superar las prohibiciones sobre la publicidad de bebidas alcoholicas

Santiago de Garnica

Sábado, 19 de junio 2021, 12:36

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Hay muchos motivos para que nazca un circuito, pero la del Paul Ricard (1909-1997) no deja de ser curiosa y diferente. Se mezcla el potencial creativo de un hombre que hizo su fortuna a partir del pastis, la popular bebida francesa de licor de anís de Marsella que sustituyo a la condenada absenta que obnubilaba las mentes en los locos años veinte. Pero Paul Ricard era más, era alcalde, productor de cine, amigo de Picasso y de Dalí, mecenas de investigaciones marinas, o de navegantes como Eric Tabarly, primer patrocinador comercial del Tour de Francia …Vamos, que estar un día sin pensar en hacer algo nuevo le resultaba difícil.

Su idea inicial era crear un aeropuerto que facilitara el servicio aéreo al oeste de Var. En la década de 1960, solo una carretera nacional (la N8) unía Marsella con Toulon, y la carretera costera a través de Cassis estaba constantemente abarrotada. Y como a Ricard no le gustaba que le frenaran, había construido una pista privada que utilizaba frecuentemente con su Cessna o su Aérocommander.

Junto a Dalí

Fue amigo de Picasso, de Dalí, mecenas de investigaciones oceanográficas, productor de cine....

Vivía en la isla de Bendor a unos veinte kilómetros de Camp du Castellet y viajaba con frecuencia a París. Bendor es una isla de la costa del departamento de Var situada en la comuna de Bandol, en Francia. Deshabitada y desértica hasta la década de 1950, fue comprada y convertida por Paul Ricard en un lugar de vacaciones, con hoteles, centro de convenciones, puerto deportivo…

Así que este aeropuerto le resultaba práctico. Como todos los emprendedores, Ricard rara vez basaba sus decisiones en una única motivación, o si obedecía a una de ellas, rápido imaginaba otras en torno a la primera.

Sabía que el éxito de los pastis estaba asociado en gran medida, fuera de Marsella y su región, con el sabor de las vacaciones y el naciente turismo de masas. Lo vio en el centro de la «civilización del ocio», una noción poco extendida en ese momento. La distribución de su producto se había vuelto nacional, era necesario promover el turismo asociándolo con pastis, en cualquier lugar. Pero la publicidad de bebidas alcohólicas estaba cada vez más controlada, era necesario sortear el obstáculo mediante acciones periféricas como el mecenazgo de concursos de petanca, entre otros. Estas actividades, tras una época de gran popularidad, declinaron en términos de imagen. Había que ir sustituyendo gradualmente la imagen del jugador de petanca por una nueva asociación más adecuada a los tiempos ¿Y qué tal la imagen de de un piloto de carreras?

Pero al prohibirse la publicidad de Pastis en los coches de carreras, encontraría un rodeo, la construcción de un circuito de carreras que llevaría su nombre.

El estado frances acusó al alcohol de ser responsable de demasiados accidentes de tráfico, Paul Ricard demostraría a todos que la seguridad es ante todo el desarrollo de las carreteras y su entorno. Su circuito demostraría que la velocidad es solo uno de los muchos parámetros que pueden provocar accidentes.Quería demostrar que el sistema de carreteras estaba desfasado, fuera de época. Dijo que «las carreteras están hechas para carros y las autopistas para automóviles». A Paul Ricard era difícil frenarle.

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