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Peter Revson sobre su McLaren.
Coches, pilotos e historias

Revson, más allá de la imagen

Tenía educación, buena presencia, dinero y fuerza de voluntad, hasta el punto de que, tras fracasar en la Fórmula 1, volvió ocho años después para ganar

Santiago de garnica

Sábado, 29 de octubre 2016, 13:37

En la lista de pilotos norteamericanos que han estado presentes en el Mundial de Fórmula 1 a veces se olvida la figura de Peter Revson. Educado, de atractivo aspecto y multimillonario. Con estas premisas, algunos podrían sospechar que su presencia en las carreras fue tan solo el capricho de un hombre afortunado (pertenecía a una familia judía, fundadora de los Cosméticos Revlon) y con aires de actor de Hollywood. Y se equivocarían.

Revson fue un piloto consistente, que disputó treinta grandes premios y ganó en dos ocasiones, sin olvidar las otras ocho en las que se subió al podio.

Había nacido en Nueva York y, tras finalizar de forma brillante sus estudios universitarios, a principios de los años sesenta se inició en las carreras de coches en Hawái al volante de un Morgan. Un año y varias victorias después, se marcha al continente americano, donde disputa varias carreras en la Costa Este, con unos buenos resultados que le animan a dar el salto a Europa y participar en 1963 en carreras de Fórmula Júnior.

En 1964 se compra un Lotus de Fórmula 1 con motor BRM, y con la ayuda de Tim Parnell monta un equipo. El dinero se lo ha permitido, pero la realidad, y aún más el fracaso, le demuestran que no sigue el camino adecuado y tras cuatro carreras (Bélgica, Inglaterra, Alemania e Italia) cambia su visión de las cosas.

Es ahí donde se ve el auténtico valor de Peter Revson como piloto. Se pone a correr pruebas de Fórmula 3 junto con su hermano Douglas, que se mata en Dinamarca en una carrera en 1967. Al día siguiente de su funeral, Revson logra uno de sus triunfos más emotivos en la entonces prestigiosa serie Can-Am.

Peter saltaba a un lado y otro del charco para participar en carreras en los dos continentes. Y precisamente en Estados Unidos obtuvo otro de sus grandes triunfos, en las 12 Horas de Sebring de 1970, compartiendo con el inolvidable actor y piloto Steve McQueen el volante de un Porsche 908. Y un año después, en 1971, era campeón de la Can-Am, por delante de nada menos que Denis Hulme, y hacía la pole en las 500 Millas de Indianápolis.

Revson ya no es visto como el chico millonario, sino como un piloto de verdad. Y Ken Tyrrell, a quien no se le escapaba nadie con talento, le invita a participar en el Gran Premio de los Estados Unidos de 1971. De esta forma, Peter se sienta en el mejor coche de la temporada (ese año Tyrrell será campeón del mundo de constructores), junto con Stewart (que es campeón del mundo) y Cevert, que ganará la carrera. Ha de retirarse, pero se le ha visto muy bien en pista (nada que ver con el Revson de 1964) y el hecho de que Ken Tyrrell lo haya fichado para la ocasión hace que de inmediato los otros mánagers de equipo se interesen por este americano de buenos modales.

McLaren es el equipo que se hace con sus servicios como compañero de Denis Hulme. Y cumple perfectamente su contrato, con dos pole position, tres terceros puestos y un segundo, en Canadá, en una carrera ganada por el gran Stewart y por delante del propio Hulme. Al final de temporada es quinto y 1973 promete ser un buen año.

Peter es sobre todo un piloto consistente, muy regular y que sabe mantener un buen ritmo en carrera, lo que le permite estar incluso por delante de pilotos más rápidos y aguantar la posición.

Se confirman las buenas promesas y logra sus dos victorias en grandes premios: el 14 de julio, en Silverstone, en el Gran Premio del Reino Unido, en una carrera donde Scheckter causó uno de los accidentes múltiples más espectaculares de la historia de la F1. Y el 23 de septiembre, en Mosport, en el Gran Premio de Canadá, Revson volvió a subir a lo más alto del podio.

En 1974, y a pesar de que los mecánicos le aprecian mucho por su forma de trabajar y el respeto con el que les trata, es reemplazado por Fittipaldi en McLaren. Le ofrecen, y acepta, un volante en el equipo americano Shadow. Los dos primeros grandes premios (Argentina y Brasil) suponen dos abandonos, pero las gentes de Shadow saben que el camino es duro, que están en el principio (habían debutado en la Fórmula 1 en 1973) y que hay que trabajar sin descanso. Entonces se probaba mucho fuera de las carreras. El 22 de marzo ya están rodando en Kyalami, donde se celebrará el Gran Premio de Sudáfrica una semana después.

En una de las vueltas a la altura de Barbacoa Bend, la suspensión se rompe y el coche se estrella contra el guardarraíl y se incendia. Le meten en una ambulancia a la que se le para el motor. En un estado agonizante y sin apenas medios, sucede lo inevitable. Peter Revson acababa de cumplir 35 años y con este motivo había publicado su autobiografía bajo el título de La velocidad con estilo.

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