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Elian Guerrero, junto a su manager y a su entrenador, en el ring del pabellón Pedro Delgado de Segovia. Antonio de Torre

Turégano, un pueblo volcado con su profesor de boxeo

Una velada con ocho combates. ·

Los organizadores acondicionan el pabellón municipal con 430 sillas y un ring alquilado para que su monitor, Elian Guerrero, se mida al senegalés Ibrahima Sarr en el plato fuerte del sábado noche, la gran pelea entre profesionales

Jueves, 19 de enero 2023, 10:47

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Elian Guerrero llegó en 2005 a Zamarramala, directo desde Barajas, para reunirse con su madre. A sus 25 años, es el exponente del boxeo en Segovia, un legado que ha llevado con orgullo a Turégano. El pueblo pidió a la Diputación un taller de boxeo los viernes por la tarde, una franja muy cotizada para los chicos y chicas de 12 a 16 años que se inscribieron. Elian es el monitor y propuso aprovechar su siguiente combate, contra el senegalés Ibrahima Sarr, para organizar en el pueblo una velada de boxeo. Dicho y hecho. Con mucho trabajo detrás, el sábado a partir de las 20:00 horas sonará la campana.

«Yo nunca digo a nada que no», resume el presidente de la Asociación Cultural Madre el Caño Óscar Pastor, responsable de la organización. La Diputación ofreció distintas alternativas para los jóvenes, desde el baile a la lucha. «Nos quedamos con la defensa personal. Es una edad complicadilla; por lo menos, que en ese rato no estén en el parque haciendo botellón». El curso empezó en septiembre y seguirá hasta junio. El máximo cupo, 14 plazas, está cubierto por diez chicos y cuatro chicas, como su hija. «Que sepa defenderse para lo que pueda pasar. Están en edades complicadas, hay mucho bullying».

La velada será en el frontón multiusos, el lugar de las clases. «Está el edificio vacío y nosotros tenemos que llenarlo», resume Pastor. No hay gradas, así que el Ayuntamiento ha colocado las 430 sillas. El ring lo ha alquilado Segoboxing. Casi un tercio de las entradas está en manos de los 52 colaboradores que han financiado la velada; aporta el tejido local, desde tiendas de alimentación, bares o la floristería, aunque no se esperan coronas fúnebres. «Por si acaso, he invitado al cura y al juez de paz», bromea Pastor, que suma aportaciones de negocios de Segovia y de la parte madrileña de la sierra.

El coste de la velada asciende a los 6.400 euros. Elian se paga el sueldo con el combate mediante la venta de entradas, a 15 euros, que estarán disponibles en el propio recinto el día de la velada. Además de los combates, habrá merchandising de los dos boxeadores profesionales y, una vez terminados los combates, habrá dos horas de dj, que también hará de speaker en las peleas.

Sarr, el rival de Elian, es un boxeador senegalés afincado en Canarias. El púgil local asume una pelea complicada ante un rival más alto, con más envergadura y zurdo, una dificultad añadida para un diestro como él. «Va a ser una pelea en la que hay que pensar más que golpear. Espero que salgamos victoriosos. Yo tengo mucha confianza en mí porque el trabajo está hecho. Tengo que enfrentarme a boxeadores complicados porque quiero pelear con los más grandes».

El púgil da clase a un grupo de adolescentes los viernes por la tarde a petición del municipio, que eligió la actividad

En la elección del rival participan su manager, Quique Soria, y su entrenador, David Gómez. «Nos ofrecen varios rivales y elegimos al que más nos aporta en el ránking». Es el doble filo del boxeo: cuanto más alto sea el rival, más premio tiene la victoria, pero más difícil es lograrla. El segoviano llegó al número 16, pero estuvo inactivo en verano por lesión y ha bajado al 20. Sarr viene de ganar por K.O. Elian calcula que una victoria le situaría entre los 15 primeros. «Si todo va bien, en el siguiente combate cogeremos a un rival que esté entre los diez primeros».

Este será el plato fuerte de la noche. Antes, siete combates amateur. Será una oportunidad para los compañeros de gimnasio de Elian. Habla de Marconis Rosario y Roger Flores, que ya acumulan varias peleas a sus espaldas. Y sobre todo, servirá de debut para Guillermo Barroso y Víctor Aguado, dos júnior de 16 años. El resto –Óscar Romero, Aarón Miñambres y Rubén Castellanos– proceden de Madrid.

Elian habla de sus compañeros adolescentes con el mismo tono paternalista con el que trata a sus alumnos en Turégano. Va uno de cada dos viernes de cinco a siete y media. «Fueron ellos los que lo pidieron», algo que agradece. «Algunos de los chicos que vienen tienen problemas de comportamiento y trato de ayudarles». El reto de una actividad así es mantener la atención de un grupo de edad tan inquieto. «Es muchísimo tiempo y les aborreces. Lo que hago es dar clases de boxeo durante una hora y el resto hacemos otros tipos de actividades relacionadas con el deporte, como la coordinación».

Además de los conceptos técnicos, Elian da charlas a los alumnos con una clara intención pedagógica. «Por ejemplo, sobre situaciones que ocurren en los institutos. Ellos mismos me hablan del tema del bullying, así que intento hablarles de ello y que comprendan que esto no está bien». Como que su nombre es Elianel y que su nombre de púgil es Elian, tal cual. «Se dice como si tuviera el acento, pero va sin acento», aclara. Porque en el boxeo las normas las pone el ring, no la RAE. Es un nombre dominicano, como su padre, que pasó muchos años trabajando en Cuba. Un nombre acuñado entre campana y campana. Así ha conseguido algo impensable: una velada en Turégano, un nuevo granero del boxeo.

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